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La memoria infinita, filme chileno, también nominado al galardón
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▲ La experiencia de hacer esta historia fue agridulce, señala Maite Alberdi.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de febrero de 2024, p. 7

Los Ángeles. El periodista Augusto Góngora luchó cámara en mano para preservar la memoria histórica de Chile durante una de las más violentas dictaduras del hemisferio, pero fue la batalla por su propia memoria la que lo convirtió en protagonista del documental La memoria infinita, nominado al Óscar.

Dirigido por la chilena Maite Alberdi, la producción aborda el Alzheimer a través de una pareja que trabaja a diario para recordar el amor que los unió durante más de 20 años, en un país que se esfuerza por no olvidar su violento pasado.

La película usaba una gran metáfora sobre la pérdida de recuerdos, pero de un país, a través de lo que le va pasando a él, a Góngora, dijo Alberdi a Afp.

También es una gran lección de que cuando se pierde la memoria racional (...) existe una así, que trasciende, donde los dolores históricos quedan, incluso cuando pierdes la memoria.

El documental sigue durante cinco años la cotidianidad de Góngora, diagnosticado con Alzheimer, y su esposa Paulina Urrutia, actriz y ex ministra de la Cultura, quien se convirtió en su cuidadora.

Alberdi, de 40 años, buscaba exponer una perspectiva diferente sobre el impacto de esa enfermedad. Vi una forma muy especial de lidiar con el Alzheimer desde el amor. Sin verlo como una tragedia, sino sólo como un contexto y entendiendo que la fragilidad es parte de la vida.

Para la directora, quien también fue nominada en 2021 al Óscar por su documental sobre la soledad en la vejez El agente topo, la experiencia fue agridulce.

Me afectó porque fui viviendo el deterioro, pero al mismo tiempo era una pareja con la que lo pasaba muy bien. Para mí no fue un rodaje doloroso, sino una gran una gran lección de amor, agregó.

Augusto Góngora construyó una carrera frente a las cámaras. En los años del sangriento gobierno de Augusto Pinochet, el periodista formó parte de un servicio de noticias clandestino.

Después fue coautor del libro Chile: la memoria prohibida, que narra los primeros años del régimen militar (1973-1990), y trabajó en la televisión nacional.

Tras décadas entrando a las casas de los demás para contar sus vidas, Góngora abrazó el proyecto de Alberdi que implicaba abrir su intimidad en un momento vulnerable.

Él, sobre todo, entendió que quería hacer esta crónica, que quería hacer el relato de su fragilidad, dijo Alberdi. Se entregaron y se fueron acostumbrando a la presencia de la cámara, explica.

La cinta intercala escenas del matrimonio en su rutina tras el diagnóstico, con imágenes del pasado en viajes y celebraciones, así como clips de sus carreras.

En una escena, Urrutia lee a su marido la dedicatoria que él le firmó en su libro en los años 90 y que ahora adquiere un significado más personal: Sin memoria no sabemos quiénes somos (...) Sin memoria no hay identidad.

Alberdi tuvo que adaptarse a situaciones fuera de su control, como la llegada de la pandemia, cuando debido al aislamiento decidió enviarle una cámara a Urrutia para que continuara grabando escenas.

Pensé que era material que no iba a poder usar, recuerda.

Góngora falleció en mayo de 2023, cuatro meses después del estreno de La memoria infinita en el festival de Sundance, donde recibió el premio del jurado en la categoría documental.

La cinta, que ganó el Goya a la mejor cinta iberoamericana, pelea el Óscar con 20 Days in Mariupol, Bobi Wine: The People’s President, Four Daughters y To Kill a Tiger.