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Lo no verbal decidirá las elecciones
E

l enigma de lo desconocido entre la vida y la muerte se darán cita en las elecciones, en un ambiente enrarecido, tenso e incluso violento; el peor de los escenarios para el buen transcurrir de los comicios en que se decidirá la renovación de la legislatura federal, así como gubernaturas y ayuntamientos de 17 entidades.

El propósito del enigma del por vivir y morir y por venir. Más exactamente, por producir ese espacio invisible en que brillen los significados del destino, juegos del poder para no gritar el dolor en el vacío. El dolor de las viudas y huérfanos de los desaparecidos de la llamada guerra del crimen organizado unido a los millones que duermen en pobreza extrema. Confrontar la muerte en la línea del tiempo. Un punto preciso en que puede surgir la muerte. El tiempo del dolor que ya no permite el pensar. Un hoyo del pensamiento que aparece en las campañas electorales, mientras los candidatos se van en un abismo de palabras vacías. Un hoyo del hambre que atraviesa la República, el lenguaje deja el lugar al cuerpo desnudo que habla por él. Trauma sicológico que es dolor desorganizante de difícil rehabilitación. Lumbre de sol mañanero que calienta la piel agrietada por el frío en espera de lo inesperado.

Las elecciones asociadas a las evaluaciones marginales pueden ser analizadas como un espacio kafkiano sin fin. Cada puerta conduce a otra puerta que permite buscar quienes somos y quienes hemos de ser. Secretos de otros que esperan detrás de otra puerta invisible o movediza como un paisaje visto desde el automóvil. Monstruosidad del tiempo sometido al orden de éste. Sufrimos una metamorfosis. Quizá captamos tiempo en estado puro, perdurable más allá del presente y del pasado.

El pasado está en el presente y el presente ya estaba en el pasado, la máquina del tiempo ya estaba en la analogía de la metáfora, la correspondencia entre dos hechos distintos, lejanos entre sí. Tiempos-espacios esenciales misteriosamente idénticos. Más de lo mismo, el sicoanálisis muestra que somos personajes en perpetua mutación de percepciones poco confiables. Abolir el tiempo en el conflicto es encontrar el enlace entre la impresión huidiza de ahora mismo y el recuerdo de una impresión pasada. Experiencia de tiempo recobrado que entraña el dolor de perder identidad y dejar de ser.

Crisis mexicana –exacerbación de las contradicciones– denuncia a la manera de Derrida interpretando a Foucault en el terror confeso de estar loco. La razón esta más loca que la locura, más racional que la razón, pero más cerca de la fuente viva, aunque silenciosa y murmuradora de sentidos. Existe desde siempre, no tiene principio y es interminable, según Foucault la sospecha de que el lenguaje no dice exactamente lo que dice. Sentido formal, sólo sentido menor, que protege, encierra, pero transmite otro sentido. El sentido realmente importante, que sería, el que está por debajo.

Lenguaje engendrador de sospecha, sentido que rebasa la forma propiamente verbal. Muchas cosas hablan –entre escritura interna–, mas no son lenguajes. Lenguajes que se articulan de manera que no son verbales. Lo no verbal estará presente en las elecciones de manera primordial según mi pensar.

O sea, cada forma cultural de civilización ha tenido su sistema de interpretación, sus técnicas, sus métodos y, por supuesto, sus formas de sospechar en que el lenguaje deja ver que los lenguajes aparte de él mismo se traducen en las elecciones.