Reportaje
de NYT: precario e inverosímil // Texto se refuta solo // Dardo en calendario electoral // Ebrard: discreto aterrizaje
o hay asidero periodístico válido para la pieza de mala confección que The New York Times presentó ayer. Sin pruebas ni fuentes comprobables, atenido a la narrativa de dos de sus reporteros que dicen haberse guiado por tres personas con conocimiento del tema
, más lo que dicen que consta en registros de Estados Unidos
, el medio en mención soltó un presunto reportaje que en varios párrafos reconoce su precariedad e incluso su condición inverosímil.
Uno de los párrafos confiesa lo insostenible del texto entero: Gran parte de la información recopilada por funcionarios estadunidenses provino de informantes cuyos relatos pueden ser difíciles de corroborar y, en ocasiones, terminan siendo incorrectos. Los investigadores obtuvieron la información mientras investigaban las actividades de los cárteles de la droga, y no estaba claro cuánto de lo que les dijeron los informantes fue confirmado de forma independiente
.
En esas líneas de confesa insuficiencia periodística se exhibe que NYT hizo un reportaje
para demostrar que no hay nada periodísticamente sustentado para reportar, al menos no de la manera forzada que escogieron, bajo la pretensión de revelar
lo que no avanzó judicialmente ni en las mismas instancias que lo habían auspiciado.
La nota
, en dado caso, sería que el gobierno de Estados Unidos no encontró pruebas que relacionaran a López Obrador con grupos del crimen organizado y que, por el contrario, las versiones indagadas por autoridades de ese país acabaron siendo consideradas insostenibles, por lo cual fueron archivadas o desestimadas.
Pero The New York Times escogió el mismo camino que Propublica, InSight Crime y una columna de Deutsche Welle: tomar como fuente las filtraciones desechadas que les hicieron llegar presuntas fuentes de la DEA, disfrazarlas de investigaciones propias y profundas e insertarlas con toda precisión en el tramo más candente del proceso electoral mexicano.
Ese material periodístico
internacional suministró a los opositores a la llamada Cuarta Transformación un oportuno parque discursivo contra el presidente López Obrador y la candidata morenista a la sucesión, Claudia Sheinbaum. También les proveyó de una plataforma de lanzamiento de narcoetiquetas de alto costo y de una justificación
para alegatos intervencionistas como los que ha ido a promover a España y Estados Unidos la abanderada de PRI, PAN Y PRD.
Y ayer asegundó el NYT, con peor suerte que la primera camada mediática, pues el presidente López Obrador se adelantó a la publicación y planteó al gobierno de Joe Biden que se manifestara al respecto, lo que luego hizo un vocero en la Casa Blanca para negar que hubiera investigación alguna contra López Obrador.
Para cerrar el tema por hoy: analizar la confección del material de estos medios internacionales, y su intencionalidad, no significa cerrar los ojos ante la grave situación nacional relacionada con el crimen organizado y sus relaciones con factores políticos. Denunciar y documentar es una obligación del periodismo honesto en relación con los poderes y sus desviaciones o criminalidad, pero sin retorcimientos falsificadores de origen ni dedicatorias electorales.
Un discreto aterrizaje. Todo el traqueteo marcelista de meses atrás terminó posándose, sin las glorias épicas buscadas, en una sencilla aceptación de un séptimo lugar en las listas senatoriales de Morena, colocado el ex canciller incluso por debajo de aquellos a quienes había aventajado en la contienda por la candidatura presidencial (Adán Augusto, el colero, va en primer lugar; Fernández Noroña, la revelación, en quinto) y sin garantía de ser coordinador de la bancada guinda en la cámara correspondiente.
Y, mientras el partido guinda sigue enredado en sus listas de candidaturas de privilegio entre chapulines, derrotados, reciclados, reservados
, Cuaus, Espinos y demás, ¡hasta el próximo lunes!
Facebook: Julio Astillero