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Reflejo de creatividad, evolución y enlace global
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de febrero de 2024, p. 5

Milán. La Fundación Prada nos sumerge en la muestra Biombos de los siglos XVII al XXI, que concluye el 22 de febrero. La exposición invita a descubrir este objeto híbrido que refleja la creatividad humana, su evolución y las conexiones globales.

Wu Hung (Universidad de Chicago) destaca en el catálogo que el Li ji (El libro de los ritos, 1190) es la primera fuente que describe un biombo del siglo XII aC, donde se menciona que es uno de los medios pictóricos más antiguos de China. Se delimita su función política, instalado detrás del emperador para resaltar su estatus, adornado con una decoración abstracta con el emblema heráldico de su poder.

El más antiguo que se conozca fue hallado en los años 70, durante las excavaciones arqueológicas de las tumbas de la dinastía Han, en Mawangdui, Changsha, a principios del siglo II aC. La transición del diseño abstracto, característico de los ejemplares arcaicos, fue sustituida por motivos realistas de mujeres y paisajes cuando se empezó a usar para dividir espacios.

Los biombos no sólo experimentaron una expansión geográfica, sino que también se vieron influenciados por aspectos como la adopción de la silla en China en el siglo X dC, antes inexistente, lo que causó una transformación en el mobiliario.

La creación de biombos Coromandel (nombre derivado de la costa india de donde se transportaban), realizados en madera laqueada con incrustaciones de carey o marfil, responde a esta apertura cultural. La exposición presenta un ejemplar peculiar del siglo XVII, notablemente concebido no para la exportación, sino para un funcionario chino, cuya representación está detallada en los paneles de papel. Este impresionante biombo de 12 hojas está resguardado en el Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa.

El único ejemplar conocido que muestra dos ciudades en cada lado, Macao y Cantón, centros neurálgicos del comercio con Occidente, se conserva en la Fundación Oriente en Lisboa. Es del siglo XVIII en madera lacada roja y negra. Ambas colonias portuguesas ubicadas en la costa sur de China muestran este sincretismo cultural. La técnica es china, pero la arquitectura muestra además de banderas portuguesas, junto a las pagodas, edificios portugueses: iglesias, fuertes, un arco de triunfo e incluso un minarete musulmán.

La perspectiva aérea de los biombos orientales fue retomada en el envés de las piezas novohispanas dedicadas a la Conquista (siglos XVII y XVIII). Las vistas de Kioto de los biombos nambán empezaron a representarse desde el siglo XVI; la muestra expone un ejemplar del periodo Edo en tinta y color.

La palabra biombo deriva del japonés byōbu que significa viento y muro; es decir, originalmente, el biombo era un panel único, utilizado como protección contra el viento o contra los malos espíritus, instalado en el vestíbulo de las casas construidas sin paredes, típico de la arquitectura japonesa. En italiano y francés los vocablos paravento y paravent denota también esta función.

La estudiosa Ido Misato explica en el catálogo cómo el biombo en Japón mantuvo, desde un inicio, una conexión estrecha con la literatura, al encontrar inspiración en la poesía naturalista cultivada por la aristocracia.

El cambio arquitectónico en Japón entre los siglos XV y XVI, cuando los palacios comenzaron a dividirse en habitaciones, provocó una disminución en la producción de biombos. Éstos dejaron de ser elementos funcionales para transformarse en obras de arte, reservadas para ocasiones especiales. El cambio desafió a los artistas, hasta entonces acostumbrados a la pintura en formato pequeño como abanicos o rollos de papel.

Las primeras menciones del biombo japonés se ven en textos escritos, empezando por el Genji Monogatari del siglo XI, considerado la primera novela de la historia, sirvió a su vez de inspiración para adornar los biombos. El ejemplar más antiguo conocido se atribuye al siglo XVI y se conserva en el templo de Ninnaji, en Kioto, pero luego se produjeron otros ejemplares.

La muestra incluye un biombo de esta fuente, datado en el siglo XVII, con escenas del libro que se vislumbran a través de nubes doradas, características del estilo nambán.

Los biombos japoneses fueron influenciados por el arte renacentista europeo, aunque emplearon siempre la perspectiva plana. Esta influencia fue introducida por los comerciantes portugueses que llegaron a Japón en 1543. Se les conoce como biombos nambán, producidos en pares y destinados a la nobleza japonesa, no extranjera. Se conservan cerca de 90 ejemplares de este tipo. En México, los registros de inventario dan fe de su presencia, aunque hoy sólo se resguarda un ejemplar.

En 1639, Japón implementó una política de aislamiento conocida como sakoku que expulsó a los portugueses e impidió la entrada de extranjeros por la amenaza de la evangelización cristiana. Los únicos foráneos aceptados para el comercio fueron los neerlandeses, quienes se establecieron en la pequeña isla artificial de Dejima, a la entrada de Nagasaki.

Un nambán (siglo XVIII-XIX), de la colección Fenix, de Rotterdam (museo en construcción, el primero dedicado a las migraciones), ilustra la curiosidad de los japoneses hacia los extranjeros. La obra examina sus peculiares rasgos físicos, así como sus atuendos extravagantes con pantalones de tipo globo, capas y sus barbas pelirrojas, acompañados de un perro con correa, detalle exótico en esa época.