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¡Los Villa Carmela!
E

n la piel de la Plaza México ese viejo coso encantado, aún parecen palpitar los ritmos del tiempo de Manolete el regreso a su ruedo. Detrás de él se esconden estrechas, retorcidas y enlazadas verónicas de la afiligranada fantasía mexicana, que duermen el eterno sueño de las leyendas lejanas, en especial las de Manolo Martínez.

Regreso del ruedo empinado y angosto, silencioso y cincuentón de rincones oscuros y siniestros de paredes angostas que sólo dejan girones del cielo azul mexicano y aborregado, sus nubes líricamente luminosas alumbran el toreo de la mitad del siglo pasado y lo que va de éste.

Llenó de emociones a los aficionados con los desconocidos ritmos de alegría y pasión y la mágica armonía de la luz y el color que le dejó Manolo Martínez, el ídolo indiscutible del inmueble.

Salieron los toros de Villa Carmela tardos, difíciles, pero con un punto de peligro que se hizo presente en el redondel. El joven novel Héctor Gutiérrez le había anunciado el tercer toro que traía los pitones para cornear. Ya con el capote le había dado un aviso en el que lo llevó a trastabillar y con la muleta no lo perdonó y le pegó un cornadón con la hemorragia abundante que dejó frío a los tendidos.

Los toros de Villa Carmela traían su punto de casta y peligro ante los cuales el diestro español Alejandro Talavante se desdibujó.

El Payo a su vez no pudo con la fiereza de sus enemigos. De hecho, los de Villa Carmela hicieron su presencia transmitida a los tendidos que sabían para qué traían los pitones.

En la plaza ya no hubo los llenos de hace una semana, la plaza tenía espacios vacíos.

El embrujador encanto de la Plaza México que guarda sobre su ruedo el espíritu de los tiempos pasados y presentes aprisionados en la espalda de su arena que hacen surgir por las noches medrosos contornos fantasmales, evocadores del caminar único a los toros.

En la quietud bruja de la noche que recibía la primavera se iluminaba la espalda del ruedo con claridad de poesía y misterio, conservaba irascibles los amores de los toreros y los diestros.

Ante la magia de tantos toros hechiceros se sitúan nuevos romances y líricas toreras.

Los toreros Talavante y El Payo sudaron la gota gorda con los toros de Villa Carmela. Que serán base de carteles dentro de las temporadas venideras.