Este año se cumple el 250 aniversario del natalicio del pionero del modernismo e impulsor fundamental del paisajismo como género
Martes 23 de enero de 2024, p. 3
Caspar David Friedrich (1774-1840) es el autor de una de las pinturas más famosas de la historia del arte: El caminante sobre el mar de nubes, óleo en el cual aparece un hombre de espaldas, parado sobre una formación rocosa, mirando el horizonte brumoso de las alturas montañosas. Con sus óleos de paisajes sombríos y belleza atmosférica que incita a pensar en lo sublime, el artista es una figura clave del periodo romántico. Alemania se prepara para celebrarlo con motivo del 250 aniversario de su nacimiento.
El museo Kunsthalle de Hamburgo abrió en diciembre la gran retrospectiva Arte para una nueva era, cuyo tema central es la novedosa relación entre el hombre y la naturaleza evocada en sus paisajes. En el primer tercio del siglo XIX dio un impulso esencial para convertir el género paisajístico en arte para una nueva era.
Otras ciudades que se preparan para celebrar a Friedrich son Dresde y la capital alemana. La Antigua Galería Nacional de Berlín abre el 19 de abril Paisajes infinitos, donde el tema central es el redescubrimiento del arte de Friedrich a principios del siglo XX. Después de que el pintor cayó en el olvido en la segunda mitad del siglo XIX, la Galería Nacional lo honró con la legendaria Exposición del Centenario Alemán, de 1906, donde fue celebrado como un destacado pintor de luz y atmósfera, pionero del modernismo.
Las Colecciones Estatales de Arte de Dresde inauguran el 24 de agosto la muestra Donde todo comenzó…, que propone la tesis de que Friedrich se volvió romántico en esta ciudad que fue centro de vida del dibujante y pintor durante cuatro décadas, donde murió en 1840. En su ciudad natal, Greifswald, la vida y la obra del pintor se celebrarán con un programa de actividades durante todo 2024.
Para presentar la exposición recientemente inaugurada, el Kunsthalle explica en su página en línea: Sus pinturas y dibujos rompen con los patrones tradicionales de representación. Combinan un estudio inusualmente preciso de la naturaleza con una minuciosa voluntad de composición. De esta manera, sus obras nos hacen darnos cuenta de que el hombre es parte de la naturaleza, la afronta contemplando y pensando
.
Hasta el primero de abril la ciudad portuaria de Hamburgo hospeda la exposición más completa centrada en Friedrich, destacado artista del romanticismo alemán, que se alejó de los cánones del periodo clásico para provocar una respuesta emocional y simbólica de los escenarios naturales.
En las salas de Kunsthalle se han reunido más de 60 pinturas, alrededor de 100 dibujos y obras de amigos de Friedrich. Piezas icónicas permiten conocer el desarrollo de su interés en el paisaje, como Monje a la orilla del mar y Acantilados blancos en Rügen, además de El caminante, la cual forma parte de la colección del museo.
En los cuadros de Friedrich son frecuentes los personajes que dan la espalda al espectador, como figuras contemplativas ante inmensos panoramas montañosos y marinos, así como ruinas góticas. La cautivante belleza de la naturaleza va más allá de la reproducción, pues sus cuadros presentan simbolismos profundos.
Las figuras humanas se caracterizan por la contemplación en silencio, su identidad no queda clara ni la razón por la que están en el escenario. Parece como si Friedrich nos estuviera invitando a ponernos en el lugar del sujeto representado
, destaca el museo alemán. Sin embargo, no nos permite sumergirnos completamente en el entorno natural representado
. No solamente se centra en la naturaleza, sino en la relación del hombre con ella, sobre todo, enfatiza la ambivalencia de la relación: somos parte de la naturaleza, pero nuestra postura hacia ella sigue siendo la de observadores imparciales
.
En una segunda parte de la exhibición se unen los trabajos de 21 artistas contemporáneos en una extensión del debate creativo a partir de las ideas de Friedrich. Las preocupaciones recientes respecto del medio ambiente, incluido el cambio climático, toman lugar en esta discusión que se inicia en el contexto del periodo del romanticismo y adquiere actualidad.
Paisajes ignotos para el arte
Caspar David Friedrich nació el 5 de septiembre de 1774 en Greifswald, que entonces pertenecía a la corona sueca, hoy territorio de Alemania, a orillas del mar Báltico. Comenzó su formación en su ciudad de origen y continuó en Copenhague, Dinamarca. El interés por la naturaleza se manifestó desde su obra temprana, con detallados estudios de follajes, plantas, árboles y rocas. Además, relata el Kunsthalle, produjo un sorprendente grupo de dibujos que tratan de emociones que van desde la tristeza y la melancolía hasta la desesperación absoluta
.
Se estableció en Dresde a partir de 1798. Un momento importante en su vida fue un largo viaje que emprendió en la primavera de 1801 en su región nativa de la Pomerania Occidental, incluida la isla de Rügen, en busca de escenarios interesantes para sus pinturas.
Friedrich abrió nuevos caminos de esta manera, ya que muchas de las vistas y panoramas que capturó aún no se habían establecido como motivos artísticos. Se apropió y describió lo que vio de manera muy objetiva, casi austera. Los dibujos también revelan su deseo de reflejar la experiencia de amplitud, que logró sobre todo eligiendo perspectivas más extensas y empleando formatos panorámicos.
A partir de 1802, estuvo particularmente interesado en explorar la manera en que se podían diseñar imágenes de paisajes para alentar la reflexión personal. Más que crear vistas precisas, desarrolló óleos con detalles, pero estimulantes por su composición y elementos significativos. Y las figuras humanas en personajes individuales sin identidad claras, que se vuelven personajes absortos.
“Un leitmotiv de la obra posterior de Friedrich comienza a emerger: la representación de personas contemplando la naturaleza que nos alientan –a los espectadores de sus pinturas– a reflexionar sobre el acto mismo de ver.”