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La marcha de la economía mexicana: la sexta
L

os datos globales de deuda más recientes a noviembre, pero prácticamente de cierre de 2023, muestran que, en el caso de México, el endeudamiento agregado de hogares, empresas no financieras, empresas financieras y sector público (gobiernos, organismos y empresas) confirman que en 2023 la deuda global mexicana representa 85 por ciento de nuestro producto interno bruto (PIB).

Pero, además, ratifican el comportamiento registrado luego de la crisis de la pandemia de covid-19. En el primer caso –hogares– muestran que en el sexenio las familias mexicanas se han endeudado cada vez más. Incluso, confirman una regresiva tendencia que apareció desde 2001. ¿Cuál? Justamente, elevación del endeudamiento de las familias en relación con el PIB. ¿Cuánto? Ni más ni menos que 10 puntos porcentuales.

Hoy, la relación de la deuda de los hogares mexicanos respecto al PIB es de casi 17 por ciento. En los años 2000 y 2001 era de sólo 7 por ciento. Es cierto que, salvo tres momentos de elevación significativa de la tasa de interés (2000, 2006-2007 y 2017-2019), la tendencia fue a la baja, coadyuvando a ese ascenso.

Y, sin embargo, con la drástica elevación reciente, el endeudamiento de los hogares no ha tendido a disminuir, sino a continuar su gradual elevación en relación con el PIB. Y es que muchas veces hay que endeudarse para pagar el endeudamiento. A veces –lamentablemente– a tasas mayores para cubrir vencimientos.

En buen romance, significa que este endeudamiento tan sensible y grave socialmente crece más que el PIB. Incluso más que el PIB per cápita, que disminuyó en 2019, 2020 y que, efectivamente, se ha recuperado levemente de la caída en 2021, 2022 y 2023.

Un caso similar de endeudamiento creciente en relación con el PIB es, evidentemente, el del sector público. Sí, con una elevación leve, pero alza evidente este sexenio. Incluso más acelerada en este 2024 de cierre sexenal, en el que la deuda neta será mucho mayor que en otros años.

Es altamente probable que este año de cierre sexenal registre poco más de 45 por ciento, lo que representaría cerca de 25 puntos porcentuales de elevación también respecto a un nivel levemente inferior al 20 por ciento registrado en los años 2000 y 2001.

Y es que en los sexenios 2000-2006, 2006-2012 y 2012-2018, se aceleró mucho más ese endeudamiento público.

Y como lo hemos comentado, tendió a disminuir relativamente el de las empresas financieras privadas. Incluso más que las privadas no financieras.

También con los datos más recientes, estas financieras privadas modificaron el peso de su endeudamiento de 2 por ciento del PIB en 2000-2001 a 16 por ciento en 2019. Pero lo abatieron de 2020 a 2023 en 10 puntos, de 16 a 9 por ciento del PIB. Aceleradamente.

En cambio, las empresas privadas no financieras que habían elevado su participación en el PIB de 17 a 24 por ciento entre 2000-2001 y 2019, hoy sólo lo han disminuido a 19 por ciento, cinco puntos porcentuales menos en la participación de su deuda en el PIB.

También en buen romance, este comportamiento de los últimos 20 años indica que, en cierto sentido, nuestro país tiende a descansar más en el endeudamiento de hogares, gobierno y organismos y empresas públicas. Es decir, se sustenta más en el ingreso de familias y en la aportación de los contribuyentes.

¿Así debe ser? No lo creo. Para nada. De veras.