Miércoles 17 de enero de 2024, p. 16
Las sustancias que contienen los productos ultraprocesados –productos con exceso de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías– pueden afectar de forma directa el sistema nervioso central, provocando que quienes las consuman sean más susceptibles a desarrollar depresión o ansiedad, sostuvo Ana García Berdeja, jefa de División, Enseñanza y Capacitación del Hospital Siquiátrico Infantil doctor Juan N. Navarro.
Precisó que con base en resultados de investigaciones internacionales de 2022, la Organización Mundial de la Salud alertó sobre la asociación entre el alto consumo de ultraprocesados y los trastornos mentales. Dichos productos son fuente de alimentación de 60 por ciento de la población mundial.
García Berdeja, quien es integrante de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud, explicó que dichos productos se preparan a partir de sustratos o compuestos previamente procesados. Esto quiere decir que llevan dos procesos de transformación, que hace que contengan mayor cantidad de sustancias químicas, como saborizantes, azúcares, harinas y aceites.
El consumo de este tipo de productos genera un estado proinflamatorio en el organismo, debido a la sensibilidad a todos los compuestos químicos ingeridos; es una situación similar a la exposición a niveles altos de estrés; esto provoca mayor predisposición a padecer trastornos afectivos, como depresión y ansiedad
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A nivel cerebral se activa un neurotransmisor llamado dopamina, que es el encargado de proporcionar las sensaciones de placer. Esto genera en el individuo la necesidad de seguir consumiendo esos productos, como una especie de adicción y añadió que evidencia científica internacional muestra que también pueden ocasionar alteraciones neurocognitivas, como disminución de la memoria, del aprendizaje y razonamiento.
La Alianza por la Salud Alimentaria –que agrupa a asociaciones civiles, organizaciones sociales y profesionistas– ha advertido en diversas ocasiones que los productos ultraprocesados, por ejemplo los refrescos de cola afectan las funciones neurológicas y cardiometabólicas.
Julieta Ponce, de COA Nutrición, agrupación integrante de dicha alianza, aseguró que “todo consumo de refresco puede ser riesgoso; es dañino y en población escolar genera afectaciones en la cognición y memoria
y propicia conductas adictivas, insomnio y déficit de atención e hiperactividad
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Un estudio publicado el año pasado señaló que las mujeres que comen unas nueve porciones por día de ultraprocesados tiene 50 por ciento más de posibilidades de desarrollar depresión que las que ingieren menos porciones.