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Ferrocarriles: descubre secreto // Reactivar servicio de pasajeros // Xóchitl y sus payasitos mediáticos

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▲ Aspecto del primer viaje del Tren Maya abierto al público, de Cancún a Campeche, en imagen del 16 de diciembre pasado.Foto Marco Peláez
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inco años de combate contra ese cáncer, pero en el infinito universo de la corrupción en el país me sigo enterando de contratos leoninos otorgados contra el interés público, porque fueron muchos años de predominio de un régimen corrupto, todo el periodo neoliberal, 36 años, que se metió hasta la médula, denunció el presidente López Obrador.

Y dio un ejemplo: “¿saben cuándo me enteré de que las líneas férreas, las vías del ferrocarril de carga podían ser usadas para trenes de pasa-jeros? Hace seis meses. Imagínense: 18 mil kilómetros de derecho de vía que pueden utilizarse para trenes de pasajeros, que son de la nación, públicas, que por un error y prepotencia, cuando entregan las concesiones sólo las otorgan para trenes de carga, y en ellas se establece que el Estado puede usar las vías para trenes de pasajeros. Fue como cuando me enteré –nada más que eso sí fue al inicio del gobierno–, de que no habían concesionado el Tren del Istmo ni el del Sureste. Pues por eso es el Tren Maya, pues no les interesaba el sureste ni para robar; entonces, todas las concesiones del centro al norte”.

Todo entregado por Ernesto Zedillo para que los barones de siempre –en concreto el tóxico Germán Larrea, Carlos Slim y una trasnacional– se quedaran con más bienes de la nación (ya Salinas les había entregado una enormidad), caso concreto de los ferrocarriles nacionales, y los explotaran para su único beneficio y en contra del interés público.

Pero era tal la confianza –léase impunidad– que a los genios tecnócratas que armaron el pastel ferroviario para entregarlo en bandeja de plata a los privados se les olvidó un pequeño detalle, pues en la letra hiperchiquita de las concesiones dejaron vivo un elemento, perdido en el último rincón, que el mandatario mexicano descubrió. Lo explicó así, luego de revisar concesiones y contratos respectivos:

Me encuentro con algo mejor, que son estos 18 mil kilómetros, pues es la comunicación de todo el país, es ir en tren de pasajeros de México a Monterrey, a Nuevo Laredo, de México a Guadalajara, a Sinaloa, Sonora, Nogales, es toda la comunicación, 18 mil kilómetros. ¿Y qué cuesta? Nada. Arreglar un poco las vías, comprar los trenes de pasajeros, lo que estamos haciendo en el Istmo con la Secretaría de Marina, las mismas vías se están mejorando, y trenes de pasajeros. Pero era un secreto, un pacto de silencio. Y no se puede decir que es una expropiación, porque es completamente legal, está en la concesión, que además cuando hay tren de pasajeros se le debe dar la preferencia.

Casi tres décadas sin servicio de pasajeros, porque los barones beneficiados con la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México, y con la anuencia de Zedillo y de los tres gobiernos siguientes (ninguno de ellos reivindicó la garantía descubierta por López Obrador), decidieron utilizar las vías férreas sólo para transporte de mercancías, que les ha dado multimillonarias ganancias, dejando sin servicio a miles de comunidades a lo largo y ancho del país, y quienes antes de 1997 utilizaron ese servicio saben de qué se trata.

Imaginen lo que significa hacia el futuro, señaló el mandatario: es inversión pública y privada, son muchos empleos, es reactivar la economía de todo el país, tener un transporte seguro, económico, no contaminante, a nivel nacional. Nosotros no podemos iniciar el proyecto, pero sí dejar los lineamientos generales o el anteproyecto. Pero hablando de lo que nos ha costado, porque fueron 36 años de predominio de una política, siempre lo comparo con el porfiriato, que sólo fueron 34 años.

Sólo como ejemplo, en Europa, cuyos gobiernos también se aplicaron en eso de las privatizaciones, el servicio de trenes de pasajeros mantiene rutas a través de 33 países y se viaja a lo largo y ancho del continente. Rusia tiene el tren más largo del mundo: el Transiberiano (Europa-Asia), con más de 9 mil kilómetros, y si hubieran copiado el modelo mexicano millones de personas estarían fritas.

Las rebanadas del pastel

Para inflar globos en las fiestas infan-tiles, los payasitos invierten no más de 300 pe-sos en una bomba eléctrica, pero ya en plan in-dustrial debe usarse helio para el mismo propó-sito. Entonces, ¿cuánto invierte Claudio X. Gon-zález en ese gas noble para intentar lo imposible: inflar a la agujereada Xóchitl Gálvez? Debe ser una fortuna, porque, bien aceitados y en nado sincronizado, los payasitos mediáticos están a todo lo que dan y ello resulta más que obvio.

Twitter: @cafevega