Cerré mi empresa; no quise dejar huérfanos a mis hijos
Jueves 11 de enero de 2024, p. 2
Gerardo, de 55 años, abandonó el negocio del autotransporte luego de 15 años de pertenecer al gremio y sufrir ocho asaltos carreteros; el último, en la vía Salamanca-Querétaro, donde fue secuestrado 13 horas; al final, los delincuentes lo abandonaron semidesnudo en una milpa. Me negué a dejar a mis hijos sin padre y abandoné el negocio. Las extorsiones, los asaltos y el secuestro que viví me vencieron
, narró Gerardo, quien tuvo siete camiones de carga, los cuales formaban parte de su empresa dedicada al traslado de mercancías a distintos puntos del país, con sede en el municipio de Cuautitlán Izcalli, estado de México. Señaló que las carreteras y autopistas de México se volvieron muy inseguras y a pesar de que las unidades cuentan con equipos de localización satelital, de rastreo en tiempo real y se tomen las medidas de prevención necesarias, la tecnología no los protege de la delincuencia.
Recordó que en 2019 decidió estacionarse en una gasolinería y lo abordaron dos jóvenes, de entre 18 y 20 años, que iban armados; lo obligaron a subir a la unidad y enfilarse hacia la carretera Salamanca-Querétaro.
De seis de la tarde a las siete de la mañana del día siguiente lo mantuvieron cautivo, lo obligaron a entregar su identificación, licencia de conducir y tarjetas bancarias, después acudieron a los cajeros automáticos y vaciaron sus cuentas. Posteriormente lo obligaron a meterse entre unas milpas, donde lo abandonaron semidesnudo, escuchó disparos y se tiró al suelo. Después se percató de que los delincuentes huyeron con el camión. Caminó hasta la carretera, donde pidió auxilio. Tras el asalto recibió amenazas. Decían que iban a ir por mi familia, siempre estuvo la amenaza, y decidimos cambiar de casa
, porque era muy fácil localizarlo, recordó Gerardo.
Mencionó que gastó al menos 100 mil pesos para recuperar su camión, entre la grúa y el corralón, donde además le robaron la batería, dos llantas y le destruyeron las bolsas de aire. Su familia estuvo de acuerdo en cerrar la pequeña empresa y mudarse a otro estado. Por dos años Gerardo permaneció fuera de su lugar de origen porque temía por la seguridad de su familia o que fueran localizados, pues la autoridad les dijo que los agresores pertenecían a una banda dedicada al huachicol.