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Anida Petrit Halilaj en el Museo Tamayo

La muestra Runik evoca los estragos de la guerra de Kosovo, a la vez que muestra el poder sanador del arte

Foto
A veces necesito ser un pájaro u otra cosa para darme tiempo, dijo el artista kosovar Petrit Halilaj, quien se disfrazó de pollo a modo de performance antes de reunirse con la prensa.Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de enero de 2024, p. 5

El eco del hogar familiar del artista Petrit Halilaj (Kosovo, 1986) aterrizó en el Museo Tamayo. Es la casa que los padres de Halilaj construyeron alrededor de 2010 en el pequeño pueblo de Runik, ya que su hogar original fue destruido durante la guerra de Kosovo (1998-1999). La escena se completa con representaciones de animales domésticos y otros no tanto. Se impone la presencia del pollo, ave que simboliza el deseo de volar.

Disfrazado de pollo, Halilaj recorrió a modo de performance su exposición Runik, de instalación, dibujo, escultura y documentación, antes de reunirse con la prensa. El artista, quien lleva cuatro visitas a México desde 2020, dice que no transportaría su casa a cualquier lado. Este es el corredor y las escaleras que conducen a los pisos superiores, así como el comedor donde convivimos. La casa nunca se ve completa, ya que se ha fragmentado a fin de unirse con el espacio del museo, comenta al observar la estructura básicamente de madera suspendida de los muros del interior del museo.

Debido a la guerra la familia de Halilaj tuvo que huir de Runik cuando él tenía 13 años. Antes de escapar, su madre cavó un hoyo y enterró su joyería de oro para salvaguardarla, donde también incluyó dibujos tempranos de su hijo. La familia estuvo en un campo de refugiados en Albania, donde Petrit siguió dibujando. Aun en tiempos de guerra uno busca la manera de soñar y simplemente vivir, asegura.

Años después, al regresar a Runik, encontraron la casa quemada. No obstante la pérdida total, nos sentimos contentos, ya que experimentaríamos la libertad por primera vez. Nos daba energía recomenzar como personas libres. Eso fue más grande que la tristeza. El artista recogió el carbón del techo y la madera quemada para realizar una pieza que incluye un recipiente cuya forma de mariposa hace alusión a las joyas que enterró su madre. Para la exposición del Tamayo contiene piedras blancas.

La familia pudo reconstruir la casa gracias a la invitación que recibió Halilaj para participar en la sexta Bienal de Berlín en 2010. El financiamiento que le dieron para hacer una escultura sirvió para construir con mi familia la casa de sus sueños, señala. Actualmente, el artista vive entre Italia –donde estudió en la Academia de Bellas Artes Brera, en Milano–, Alemania y Kosovo.

A pesar del momento histórico difícil que se vive actualmente, el expositor no deja de tener esperanzas por la mayor conectividad. Además, siento que el arte salvó mi vida. A mi modo de ver, esta casa me acompaña con la idea de entender al mundo y conectar con ello. Me parece extraño pensar en eso como una casa voladora, porque no necesariamente busca dónde aterrizar. De la casa, me gusta su fragmentación y cómo transforma otros edificios.

La estructura de la casa se asoma también al patio del recinto que Halilaj utilizó para suspender diferentes elementos, incluso dibujos de cuando estaba en el campo de refugiados, en los que mezcló sueños, pájaros y soldados. La representación de una palomilla se repite en la exhibición: Ahora en Kosovo buscan un futuro en el que todos tengamos un lugar. Sin embargo, para encontrar ese lugar a veces necesito esconderme en esa palomilla, ser un pájaro u otra cosa para darme tiempo.

En paralelo a la exposición, Halilaj ha creado la imagen de una gallina de gran escala, con las alas extendidas, para el exterior de un avión Boeing 737 de la flota de Aeroméxico. Lo acompaña la leyenda Nga Runiku me dashni! (¡De Runik con amor!). La aeronave viajará por el país y el continente durante el periodo de la muestra sin un recorrido fijo. Esta comisión artística materializa la fascinación de Halilaj por los viajes y el movimiento libre a través de las fronteras políticas. En este contexto, su tema recurrente, con la gallina incapaz de volar, finalmente surca los cielos.

La exposición Petrit Halilaj: Runik permanecerá hasta el 7 de abril en el Museo Tamayo (Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec).