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Alertan expertos sobre síndrome de fragilidad en adultos mayores
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▲ La condición que padecen 2.5 millones de personas en México se caracteriza por un deterioro en las reservas fisiológicas, que las hace vulnerables y altera su capacidad de respuesta al estrés con pérdida de vitalidad.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de enero de 2024, p. 8

Aproximadamente 2.5 millones de personas adultas mayores en México (17 por ciento de la población total en este rango de edad) presenta un estado de fragilidad, condición que se caracteriza por un deterioro funcional y biológico, estableció José de Jesús Rivera Sánchez, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital General de México (HGM) de la Secretaría de Salud (Ssa).

El especialista expuso a La Jornada que, en el caso del HGM, alrededor de 90 por ciento de los pacientes de 60 años y más que se internan enfrentan esta situación, por lo que presentan cuadros infecciosos graves, además de padecimientos crónico degenerativos.

Rivera Sánchez indicó que debido a la época invernal y la mayor presencia de enfermedades respiratorias, las personas adultas mayores que tienen fragilidad no desarrollan una respuesta inmunológica tan eficiente ante la vacunación de males respiratorios. De tal manera que se han sobreinfectado hasta tres o cuatro veces, a pesar de haber sido vacunados en dos o tres ocasiones, particularmente por covid-19.

Comentó que la investigación de la inmunosenescencia (cambios en el sistema inmunitario derivados del envejecimiento), la cual ha avanzado poco a poco, ha permitido comprender cada vez mejor por qué las personas adultas mayores no pueden amplificar inmunológicamente su respuesta.

Ante la agresión de un agente patógeno, añadió, sus células T (linfocitos) y sus células presentadoras de antígenos (tipo de célula inmunitaria) no se coordinan con la misma eficacia, por lo que no pueden generar una respuesta inmunológica, como lo haríamos cualquiera de nosotros adecuadamente nutridos.

A su vez, Mario Pérez Zepeda, experto del Instituto Nacional de Geriatría (Inger), detalló que esa fragilidad es un síndrome clínico-biológico que debe atenderse médicamente. De no hacerlo, puede tener consecuencias fatales, debido a que se caracteriza por la disminución involuntaria de peso corporal, de fuerza muscular, del equilibrio y puede mermar la capacidad de caminar o moverse de forma rutinaria.

El especialista en fragilidad, sarcopenia (pérdida de masa y fuerza muscular) y síndromes geriátricos, refiere en la publicación Boletín del Inger que diversos estudios describen que la prevalencia reportada (de fragilidad) oscila entre 7 y 12 por ciento en la población adulta mayor de 65 años a nivel mundial.

Esta condición, aseguró, es un tema complejo debido a que no existe un consenso específico sobre su definición, por lo que resulta difícil determinar acciones en salud pública que eviten llegar a ese estado y luego a la invalidez.

El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores establece que la fragilidad se caracteriza por un deterioro en las reservas fisiológicas del individuo, que lo hacen vulnerable y alteran su capacidad de respuesta al estrés con pérdida de vitalidad.

Esa condición, en el adulto mayor, se debe a la combinación de factores biomédicos y sicosociales, y entre los primeros están la debilidad muscular, pérdida de peso, infecciones, comorbilidad, deterioro cognitivo, déficit sensorial, polifarmacia, anorexia, malnutrición y osteopenia, así como disminución de fuerza, movilidad y resistencia.

Respecto a los aspectos sicosociales, se incluye el tener más de 80 años, bajo nivel educacional, viudez reciente, vivir solo, bajos ingresos económicos, depresión, deterioro cognitivo, no contar con una red de apoyo o estar en albergues para personas adultas mayores.

Rivera Sánchez subrayó que para tener un envejecimiento exitoso, se debe inculcar desde la niñez una buena nutrición y hacer ejercicio, prácticas que se deben continuar en la adultez con el fin de estar mejor preparados para enfrentar los cambios del envejecimiento.