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Una mentada es un premio a mi trabajo, dice el legendario

Un luchador no busca el triunfo, sino comunión con el público: Viento Negro

El Instituto de la Juventud y la empresa Lucha Libre AAA Worldwide realizan torneo en el gimnasio Juan de la Barrera

 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de enero de 2024, p. 9

Lady Wind era apenas una niña y comprendió el sufrimiento que exigía el oficio de su padre, la lucha libre. Cuando volvía a casa después de horas en el gimnasio o de la brega de una noche de función, ella corría a consolar el cuerpo magullado de aquel hombre que se hacía llamar Viento Negro. Vio lesiones de toda escala, desde moretones hasta fracturas, torceduras y el cansancio infinito de una jornada laboral para quien elige el camino del cuadrilátero. Pero al mismo tiempo, confiesa, vivió detrás de bambalinas cómo se construía ese espectáculo arrebatador que es al mismo tiempo deporte y fantasía, según describe ella misma. Cumplía ese sueño de cualquier niño intrigado por el misterio del sombrero de copa del que emerge un conejo.

Esta joven de 17 años fue una de los tres ganadores del torneo Lucha por el barrio: la búsqueda de la nueva estrella de la lucha libre, proyecto organizado por el Instituto de la Juventud de la Ciudad de México y la empresa Lucha Libre AAA Worldwide, que otorgará un contrato por un año a los tres ele-gidos. En el Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera combatieron ayer 22 contendientes, de más de 200 participantes desde que comenzó la justa en noviembre, frente a un jurado integrado por gladiadores profesionales de la Triple A, pero sobre todo ante un público que no es espectador pasivo, sino par-te medular del elenco que da vida a este espectáculo. La gente no viene a ver lucha, sino a ser parte de ella.

Sin vergüenza al dolor

El ensayista francés Roland Barthes escribió en su libro Mitologías que el público de la lucha no acude a presenciar un triunfo como ocurriría en el boxeo, por ejemplo. La afición del pancracio quiere ver sobre todo pasiones en estado de pureza, qué importa si el castigo es real o no, por mencionar un lugar común de los detractores, lo que de verdad interesa es que ese sufrimiento sea significativo. En la lucha, como en los antiguos teatros, no se tiene vergüenza del propio dolor, se sabe llorar, se tiene gusto por las lágrimas, plantea el escritor.

Cuando Lady Wind decidió que quería seguir el oficio de su padre, éste le dio un consejo que sirve como modelo ético para todo aquel que se consagre al cuadrilátero. Nunca olvides que un luchador en realidad no lo hace tanto por ganarle a un adversario. La verdadera lucha siempre será agradar al público, le dijo Viento Negro a su joven hija. Lo que quería que entendiera aquella adolescente era que a diferencia de otros deportes en los que un atleta compite en aras del triunfo, en la lucha libre lo que se busca es la comunión con los asistentes, de eso se trata la lucha libre, explica Viento Negro.

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▲ En el gimnasio Juan de la Barrera 22 gladiadores participaron en la contienda denominada Lucha por el barrio: la búsqueda de la nueva estrella de la lucha libre, en la que los hermanos Legendario y Black Angelo 3G, así como Lady Wind resultaron ganadores.Foto Yazmín Ortega y Juan Manuel Vázquez

Los hermanos Legendario y Black Angelo 3G, segundo y primer lugar en este torneo, refrendan ese código moral de la lucha. Son la tercera generación de una dinastía. El abuelo Black Angelo, un patriarca que vivió la época dorada del cuadrilátero en los años 60, perdió la máscara ante el mítico ídolo El Santo.

Una mentada de madre es un premio a mi trabajo, dice orgulloso Legendario; venimos de un linaje de rudos, entonces sabemos que si la gente se enoja y nos insulta, no es para ofendernos. Así es como reconocen nuestro trabajo y eso significa que estamos haciéndolo bien.

Black Angelo 3G le da la razón y recuerda alguna mala noche de trabajo, cuando el público no les silbó ni los abucheó. El verdadero casti-go para un luchador es el desdén.

Cuando no te pelan, cuando nadie se mete contigo ni te insulta, eso quiere decir que no estás conectando con ellos. Es horrible eso. Cuando la gente te grita enojada hasta se me enchina la piel de la emoción y más ganas me dan de hacer mi trabajo, porque eso es lo que fueron a ver y yo estoy para dárselos, completa Black Angelo 3G.

Gabriel Tejeda es un aficionado fiel, de esos que se transforman en las butacas de una arena. Acude con máscara para sentir que es un personaje más en esta función. De hecho lo es, porque su papel es gritarle a sus favoritos e insultar a los que encarnan sus opuestos. Cuando pide sangre no es que quiera ver la verdadera agonía de un luchador, pide sufrimiento enmarcado dentro de los límites de lo simbólico.

La lucha libre mexicana es única y por más competencia que exista hoy con la popularidad y los millones de dólares de la de Estados Unidos, aquí hay algo irrepetible, cuenta Gabriel.

No hay que olvidar que en otros países la lucha es un espectáculo más. En México es un deporte que hicieron espectáculo para el pueblo, que no es lo mismo, sentencia.