Mujer pez, de Ángel Hernández, fue distinguido como mejor melodrama en el Festival Teatro para la Humanidad
Sábado 6 de enero de 2024, p. 4
La nadadora siria Yusra Mardini, refugiada en Alemania, fue conocida por salvar de morir ahogados a 19 compatriotas suyos en el mar Egeo en agosto de 2015. El dramaturgo Ángel Hernández realizó el monólogo teatral Mujer pez en torno a la experiencia de exilio de la atleta olímpica, historia trágica de la insoportable y constante inadaptación
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El montaje, que narra la vida de la deportista, su odisea por el Mediterráneo y sus razones para metamorfosearse en pez, fue distinguido con el premio al mejor monodrama en el Festival Teatro para la Humanidad, dedicado al tema de Palestina, que se desarrolló a finales de noviembre en la ciudad egipcia de Sharm El Sheikh.
En entrevista con La Jornada, Ángel Hernández comentó que conoció la vivencia de Mardini cuando realizaba una investigación en comunidades desplazadas por la guerra en países como Siria, Irak y Afganistán. A partir de ello escribió textos vinculados con la migración forzada y las alternativas de resistencia que se generaban.
Mientras acompañaba a familias de refugiados, incluso en trayec-tos de la ruta de los Balcanes y hasta el destino final, Alemania, encontró la historia esperanzadora en el contexto crítico del cierre de muchas fronteras, el agotamiento de ayuda internacional y la cruenta persecución que había en algunos países de Europa del Este hacia comunidades de refugiados
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Una historia de adaptación forzada
El también director refirió que la intención del proyecto no fue considerar exitosa la vida de una refugiada y atleta olímpica, sino abordar de qué manera estas historias están inmersas en un contexto político ajeno, y estas comunidades se ven en la necesidad de adaptarse de manera forzada a las condiciones de vida, a las normas sociales y al sistema de obligaciones establecidas por el Estado
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Así, el tema principal de la obra es una mujer pez incapaz de adaptarse al hábitat y con la necesidad de volver al mar y abandonar esta circunstancia crítica de un proceso bastante largo de adaptación a las sociedades occidentales
, reseñó Hernández.
Agregó que la puesta en escena se basó en un texto y el trabajo con la actriz Lucero Arreola, “en el que se fue formulando la escritura a partir de un proceso de búsqueda en el espacio. Ella encarna la metáfora del cuerpo como recipiente de identidades, similar a las especies acuáticas que migran.
Un cuerpo que nada para sobrevivir, un cuerpo como terreno entendido a través de una cartografía biográfica que abre espacios reflexivos sobre la condición del tránsito marino dictado por el exilio y la inevitable adaptación o rechazo del sistema de asilo en los países desarrollados.
Ángel Hernández destacó la posibilidad de vinculación entre creadores artísticos en el festival egipcio en favor de la causa palestina, pues estamos viviendo el exterminio de ese pueblo, que no registra una migración, sino un confinamiento
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En el encuentro artístico se generaron, dijo el dramaturgo, iniciativas de las delegaciones mexicana, egipcia, iraquí, francesa e italiana, no sólo en solidaridad, sino también con relación a acciones muy claras en defensa de los derechos del pueblo palestino y para responder a la pregunta: ¿qué hacemos como humanidad para impedir esto? Una posibilidad urgente es reclamar justicia para un pueblo que no merece la masacre que está viviendo
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