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Históricos debates y controversias sobre la identidad del autor y su creación
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de enero de 2024, p. 5

Desde el siglo XVIII y hasta la fecha han sido distintos los momentos en los que se ha reavivado el debate sobre la autoría de ciertas obras escritas por William Shakespeare (1564-1616). Uno de ellos fue el que protagonizó la editorial británica Oxford University Press, la cual sostuvo en su momento, de forma clara y contundente, que el también dramaturgo inglés Christopher Marlowe (1564-1593) es coautor de algunas de las obras de Shakespeare.

Los estudiosos que se han dedicado a comparar la escritura de las obras de uno y otro autor han observado características o similitudes en la obra de Shakespeare, propias de Marlowe, lo cual consideran que se debe al momento histórico que ambos vivieron.

De acuerdo con los historiadores, en la época isabelina “la práctica del teatro de producir libretos a varias manos era más común de lo que se pensaba.

Se sabe que durante esa época la producción teatral fue muy prolífica. La cuestión era que la competencia y la necesidad de producir libretos rápidamente hacían necesaria una distribución eficiente de tareas entre los autores. Aquellos que se especializaban en soliloquios o escenas trágicas se encargaban de ellas, los que escribían versos cómicos o escenas de acción se podían dedicar a éstas. Además, nunca existía un libreto final. Éste se modificaba según las circunstancias, límite de tiempo, la cantidad de actores disponibles, el público al que se le presentaba o si algún evento especial motivaba la inclusión de un monólogo adicional alusivo.

Identidad a escrutinio

De ahí que, según algunos especialistas, Shakespeare, Marlowe, Thomas Kyd, John Fletcher y Ben Johson, entre otros autores de la época, si bien escribieron sus propias obras, en algún momento tuvieron que requerir de colaboradores para ciertos pasajes. El problema para los académicos modernos es que muchos de esos textos están perdidos, ya que el manuscrito no se consideraba valioso.

A lo largo de los años, entre los especialistas que afirman o sugieren que Shakespeare no es el autor total de algunas de sus obras o pasajes, se encuentran Wilbur G. Zeigler, William Taylor de Norwich, John MacKinnon Robertson, Calvin Hoffman y Dolli Walter-Wraigat.

En contraste, también se encuentran muchos más académicos dedicados a estudiar la producción teatral y la genialidad del autor de El mercader de Venecia.

También hay investigadores dedicados a desentrañar la identidad misma de Shakespeare, cuyos estudios se pueden encontrar en la página de la asociación Shakespeare Authorship Trust, fundada en 1922.

El Primer Folio

En la época isabelina, un caso singular fue la compilación y publicación de una edición especial conocida como el Primer Folio, que reunió unas 36 obras de William Shakespeare.

Eso fue posible gracias a la iniciativa de dos actores de aquella época, colegas y amigos de Shakespeare: John Heminge y Henry Condell. Gracias a ellos ahora se conservan las obras del dramaturgo inglés que, de otro modo, es posible que hubieran permanecido desperdigadas o desconocidas.

De más de 800 páginas, el Primer Folio es considerada la compilación más notable de literatura dramática inglesa. Para los partidarios de Shakespeare se trata de una certeza documental de su autoría. Para otros, “Heminge y Condell le atribuyeron todas las obras del Primer Folio, pero los análisis subsiguientes han identificado algunos pasajes con el estilo de otros autores contemporáneos”.

Es el caso de Christopher Marlowe, aunque también se habla de John Lyly y el poeta Anthony Munday, quienes se dice que también colaboraron con pasajes en algunas obras del llamado poeta de Stratford-upon-Avon.

En especial se ha mencionado a Edward de Vere, conde de Oxford, como autor o coautor de algunos de los títulos de William Shakespeare, sin que hasta el momento se hayan presentado evidencias irrefutables.

Partidarios de lo que desde hace unos años se conoce como la Teoría Marlowe han argumentado como indicios para dudar de la autoría de Shakespeare, que éste, hijo del pueblo, no tenía la suficiente formación académica, por lo que dudan que tuviera un elevado dominio del inglés, como para manejar cerca de 29 mil vocablos, que son los que aproximadamente contiene su obra, incluso el conocimiento de otras lenguas, en contraste con la sólida educación académica que sí tuvo Marlowe en la Universidad Cambridge.

Los seguidores de Shakespeare consideran que todo son meras conjeturas y especulaciones respecto de la capacidad y autenticidad del autor para escribir. No existe una evidencia fehaciente en ese sentido. Sólo hay análisis comparativos entre uno y otro dramaturgo.