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Disputa territorial por el esequibo

Arribo de buque británico a Guyana alerta a Venezuela

El presidente Maduro ordena movilización masiva de fuerzas armadas // Funcionario guyanés responde que no tienen planes ofensivos

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Amo a Guyana y Una Guyana, se lee en calles y edificios públicos de la capital, Georgetown, donde se ha instalado una ola de patriotismo por la defensa del Esequibo.Foto Jorge Enrique Botero
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Periódico La Jornada
Viernes 29 de diciembre de 2023, p. 17

Georgetown. En las calles de la capital de Guyana, pocos saben que un buque de guerra se acerca a las costas del país como gesto de apoyo del Reino Unido tras las amenazas de Venezuela de anexarse el enorme territorio fronterizo del Esequibo, más de 100 mil kilómetros cuadrados rebosantes de petróleo.

Las primeras planas del Stabroek News y el Kaieteur News, dos de los principales periódicos guyaneses, reseñaron ayer un estudio que sitúa al país como el de menor crecimiento de América Latina y el Caribe para 2024. Ni una palabra sobre el inminente arribo del HMS Trent, navío normalmente dedicado a patrullar el Atlántico en busca de alijos de cocaína. Con un alcance de 5 mil millas náuticas, una velocidad máxima de 24 nudos, 65 tripulantes, un helipuerto y varios cañones de 30 milímetros, su llegada, prevista para hoy, desató una nueva ola de advertencias de Venezuela, que –de acuerdo con expertos internacionales– ha agregado otro posible conflicto al movido mapa de las guerras.

Hacia las 4 de la tarde, la radio guyanesa difundió las noticias sobre las órdenes del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que las fuerzas armadas comiencen acciones defensivas en el Caribe, “como respuesta a la provocación y amenaza del Reino Unido contra la paz y la soberanía de nuestro país.

He ordenado una activación de la acción conjunta de toda la fuerza armada nacional bolivariana sobre el Caribe oriental de Venezuela, declaró el jefe de Estado, quien también anunció la fase uno de las maniobras militares con el despliegue de tropas por tierra y mar en el nororiental estado de Sucre.

Despliegue militar

Mientras el almirante Neil Villamizar, comandante general de la armada, explicaba que han sido desplegados 5 mil 682 soldados, todas las cadenas de televisión venezolanas mostraban el patrullaje de aviones de guerra, por cuyos radios se escuchaba la frase: rol de combate. La transmisión también dejó ver buques de guerra, patrulleras oceánicas, lanchas dotadas con misiles y vehículos anfibios.

“Venezuela no puede quedarse con los brazos cruzados frente a esta agresión (…) Somos un pueblo de paz, pero también somos guerreros y esta amenaza es inaceptable”, exclamó el presidente venezolano ante la cúpula de las fuerzas armadas.

Un par de horas después, el vicepresidente guyanés, Bharrat Jagdeo, contestó directamente a Maduro que su país no tiene planes de acciones ofensivas y explicó que la llegada el buque británico es parte de ejercicios rutinarios planificados con mucho tiempo y para la construcción de nuestra capacidad de defensa.

El envío a Guyana del HMS Trent estuvo precedido de una visita a esta capital del jefe de la diplomacia para América de Reino Unido, David Rutley, quien expresó al presidente Irfaan Alí el respaldo de Londres a su antigua colonia.

El mayor reto de nuestra historia

Coincidió que, mientras Maduro hablaba, centenares de jóvenes guyaneses convocados por el Ministerio de Educación escuchaban a altos funcionarios gubernamentales. Estamos ante el mayor reto de nuestra historia, nuestra existencia como nación está en peligro debido a las amenazas de Venezuela, expuso uno de los educadores.

Una mujer, quien fue presentada como Margarita, agregó: es imperativo que cada uno de nosotros entienda que estamos en un momento histórico, el cual determinará nuestro futuro. Los próximos días, semanas y meses serán definitivos.

Los oradores del encuentro estudiantil subrayaron que Guyana cuenta con el apoyo mayoritario del hemisferio. La ONU, la OEA, la Caricom y la Commonwealth están de nuestro lado, declararon.

Michael, el conductor que nos lleva desde hace horas por las serpenteantes calles de Georgetown, propone una parada técnica para recargar fuerzas, así que nos detenemos frente a un colorido puesto de frutas adornado con decenas de banderas de triángulos verde, amarillo y rojo. Nunca había visto tanto patriotismo en Guyana, comenta con su peculiar inglés este hombre de 54 años, de rasgos hindúes casado con una mujer nacida en la frontera con Brasil. Aquí convivimos cinco culturas: hindúes, chinos, negros que llegaron como esclavos de África, aborígenes americanos y los mestizos que dejó el colonialismo inglés.

Las huellas del imperio británico llenan el horizonte urbano de esta ciudad de 120 mil habitantes: el volante de los autos a la derecha, la arquitectura de las casas, los nombres de las calles, las imponentes iglesias anglicanas y el idioma inglés en los avisos y en las conversaciones de la gente.

En una de las orillas de las estrechas calles se eleva una mole de cemento, el Providence Stadium, donde se disputa cada año el campeonato nacional de cricket, el deporte por excelencia de los guyaneses, otra herencia británica que colma las páginas de deportes de los periódicos y las transmisiones en vivo de la televisión. Poco futbol.

Hasta hace poco nadie hablaba español en Georgetwon, pero la migración de miles de venezolanos ha cambiado el paisaje sonoro de la ciudad. Interrumpo una animada conversación entre chamos (jóvenes) para preguntarles qué opinan de que Venezuela haya desempolvado el diferendo del Esequibo y amenace a Guyana con anexarse este territorio.

La mayoría esquiva responder, pero –tras enterarse de que el diario La Jornada de México está haciendo una serie de reportajes sobre esta disputa territorial– el mayor de ellos contesta sin eufemismos: Esa es una jugada de Maduro para entretener a la gente con tonterías antes de las elecciones presidenciales del año entrante, expresa.

Se llama Wailer, es artista circense y salió con sus panas (amigos) de Cumaná hace nueve meses para darle rienda suelta a su espíritu andariego, pero dice sentirse atrapado en el último lugar del mundo al que se imaginó llegar: Ninguno de nosotros habla ni una coma de inglés, y aunque la gente no nos trató mal cuando llegamos, ahora nos miran con cierto rencor, pues ven a Venezuela como a un Goliat que quiere engullirse a David, opina.

La principal base militar de Guyana es enorme y está poblada de extensos campos verdes de entrenamiento, frondosos árboles y bellos edificios de madera de hasta tres pisos, coronados con afiladas cúpulas de color azul claro. El tráfico fluye veloz a su alrededor, los soldados lucen relajados en sus puestos de guardia y ni siquiera el más atrevido prestidigitador se atrevería a pronosticar que este lugar puede ser el cuartel general de una guerra.

Más al norte está la sucesión de edificios, también en madera, que alberga a los estudiantes de la escuela de policía y a un par de cuadras emerge, imponente y también en madera, la sede la embajada de Estados Unidos, la cual ocupa una manzana y es patrullada por marines ataviados con los mismos uniformes usados en Medio Oriente.

A un par de kilómetros, en Kingston Explanade, se aparece el Atlántico inmenso. Sus aguas achocolatadas desafían el imaginario de los mares azules, pero la brisa que trae es igual de exquisita.

En la noche, decenas de pequeños bares y grandes discotecas abrirán sus puertas y el aire se llenará de reggae hasta el amanecer, momento en que los últimos rumberos tal vez quedarán estupefactos ante la aparición de la enorme proa del HMS Trent dirigiéndose a las costas de Georgetown entre los ecos de Bob Marley.