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Debemos ubicarlos y prepararlos más allá del deporte, señala

Los novatos se creen invencibles, pero no todos llegarán a Grandes Ligas: Patraca

Sólo uno o dos por ciento alcanzan la Gran Carpa, revela la mánager de Operaciones para AL de D-backs

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▲ Jóvenes beisbolistas durante la inauguración de la temporada de la Liga Olmeca para 2024.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de diciembre de 2023, p. a10

Un famoso documental de los años 90 sobre los sueños de dos jóvenes afroestadunidenses que quieren triunfar en la NBA (Hoop Dreams, de Steve James, 1994), mostró el revés áspero y cruel del camino al deporte profesional. Exhibió lo que ya se sabe: ni todos llegan y el fracaso es un fantasma que amenaza todo el tiempo.

La mexicana Mariana Patraca, mánager de Operaciones Internacionales de Beisbol y Desarrollo para América Latina con los Diamonbacks de Arizona, conoce en primera persona ese complejo y difícil desarrollo que enfrentan los jóvenes con sueños de triunfar en el deporte masivo de Estados Unidos, en este caso las Grandes Ligas. Su experiencia como estudian-te becada en ese país la llevó a preguntarse qué sucedía con esas masas de peloteros latinoamericanos, apenas unos jovencitos que dejaban comunidades tradicionales y luchaban por integrarse a una sociedad distinta y que firmaban con equipos de la Gran Carpa.

Cambio drástico

Un cambio drástico y que podía desequilibrar a cualquiera. La te-sis de esa investigación académica fue sobre los obstáculos que enfrentan los latinos para incorporarse a esa liga de deporte profesional.

Antes de la eclosión de la liga de futbol estadunidense, la MLS, el beisbol era el único deporte con importante presencia latinoamericana en aquel país, hoy con 236 latinos registrados en las Grandes Ligas. Principalmente con peloteros de República Dominicana, Venezuela, Puerto Rico, Cuba y México, en ese orden.

Cuando un muchacho en desarrollo firma con un equipo de la MLB, el primer paso es integrarse a las academias que tienen en República Dominicana. Cabe aclarar que en ese país se encuentran los principales centros de formación de beisbol para la liga, pues ahí también está la segunda oficina más grande de la organización después de la principal, ubicada en Nueva York.

Hoy tenemos en la academia de Diamondbacks en República Dominicana a unos 95 muchachos en formación; de esos sólo uno o dos por ciento llegará a las Grandes Ligas, ¿qué sucede con el resto?, se preguntó la mánager mexicana cuando empezó su experiencia ligamayorista. De hecho, en ocho años de trabajo con los D-backs, la mexicana ha visto pasar unos 500 peloteros aspirantes, de los cuales sólo cinco llegaron a la Gran Carpa.

El novato se cree invencible y que toda la vida será beisbolista, hay que ubicarlos en la realidad, que es mejor estar preparados y no conformarse sólo con la parte deportiva: primero detectamos los obstáculos que tienen que ver con la integración social de una persona que migra a una sociedad distinta a la suya. Y también la poca preparación académica, porque son unos muchachitos, y eso les impedía ver que no sólo son deportistas y que no todos llegarán a Grandes Ligas. Por tanto hay que darles respaldos de otra naturaleza para la vida, explica la mexicana.

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▲ La mexicana Mariana Patraca (arriba) conoce en primera persona la problemática que enfrentan los peloteros que sueñan con ser ligamayoristas.Foto Pablo Ramos

Patraca considera que el primer obstáculo tiene que ver con las herramientas emocionales, con aquello que los especialistas denominan salud mental. También, con una visión idealizada de lo que significa firmar con un equipo, sin pensar en el largo y complicado proceso para conseguir un puesto en el beisbol profesional.

Los niveles para llegar a Grandes Ligas son siete. Empieza en las academias en República Dominicana, después sigue el nivel Rookie, en Florida o Arizona, la clase A, la clase A Fuerte, Clase Doble A, Triple A y séptimo nivel serían las Grandes Ligas. No hay un patrón establecido sobre el recorrido para subir, eso dependerá del ritmo y desarrollo de cada jugador, si se lesiona algún titular y eso abre una puerta. El proceso suele ser de siete años, pero hay quien lo hace en cinco y quien tardó casi 10. No hay una regla, comenta Patraca y hace obvio que la mayoría no culmina en el cenit de esa escala.

Las Grandes Ligas son una organización que ha evolucionado no sólo respecto a la tecnología y el juego en sí mismo, expone Patraca. Han aprendido que el pelotero además de un atleta es un individuo y que hay una responsabilidad frente a esa realidad. La mánager, por propia experiencia de vida y académica, ha incorporado saberes en la formación de los jóvenes de academias en Diamondbacks.

Descubrir más habilidades

Parte del proyecto que tenemos implica hacerles ver que no sólo son deportistas y que no todos se van a dedicar a esta profesión o no en el nivel que ellos sueñan. Es importante que los chicos no interrumpan sus estudios académicos, que además desarrollen otras habilidades que les van a permitir integrarse de manera positiva si no continúan en el beisbol, explica.

Recuerda el caso de un joven que era muy hábil en el oficio de peluquería. Lo alentaron a continuar. Por diversas circunstancias no siguió en el beisbol, pero desarrolló el oficio de barbero y hoy es un exitoso peluquero de los jugadores de Grandes Ligas.

Es importante que al llegar a una academia se les enseñe que aunque sigan en el beisbol deben prepararse en más cosas, además del deporte, pueden ser cursos de computación, perfeccionar el idioma inglés, seguir los estudios o desarrollar oficios, porque no todo es el terreno de juego, expone Patraca; algunos ex jugadores continúan en el beisbol en otras funciones en los equipos, no sólo en actividades deportivas como entrenadores, otros se desarrollan como visores, especialistas en video o tecnología aplicada a esta profesión, comentaristas en medios de comunicación o hasta en trabajos de oficina.