Análisis de hueso ayudará a entender el origen de esta criatura y las vías de educación de los animales en general
vulnerables.Foto Europa Press
Viernes 15 de diciembre de 2023, p. 6
Madrid. Evidencia arqueológica y genéticamente confirmada de yak doméstico encontrada en el Tíbet, que data de hace 2 mil 500 años, es, con diferencia, el registro más antiguo conocido.
Un equipo internacional de investigadores se concentró en esa fecha utilizando ADN antiguo de un solo yak macho que vivía junto con ganado doméstico e híbridos de yak-ganado en un asentamiento conocido como Bangga, comunidad en la meseta tibetana del sur ubicada a unos 3 mil 750 metros de altura sobre el nivel del mar.
Muchos estudiosos han especulado que el yak fue domesticado por primera vez en las regiones de gran altitud de la meseta tibetana
, explicó en un comunicado Xinyi Liu, profesor asociado de arqueología en artes y ciencias de la Universidad de Washington. Fue una especulación bien informada, pero hasta el momento no ha habido pruebas sólidas de ello
, añadió. Es la primera evidencia respaldada tanto por la arqueología como por el ADN antiguo
.
Los yaks salvajes, que alguna vez estuvieron muy extendidos en la meseta tibetana, ahora están catalogados como vulnerables
por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y se estima que sólo quedan entre 7 mil 500 y 10 mil individuos maduros en estado salvaje.
Los domesticados, sin embargo, prevalecen en gran parte del mundo. Se estima que sólo en las tierras altas de Asia viven entre 14 y 15 millones de ejemplares.
Los científicos han rastreado los orígenes de otras especies bovinas domésticas que se encuentran en Asia. Esto incluye los ganados taurino, que está principalmente en Europa y zonas templadas de Asia; indicino, o cebú, que se halla sobre todo en la India y zonas tropicales de Asia, y búfalos de agua en el este y sudeste de Asia. El yak sigue siendo una investigación abierta
, afirmó Liu.
La identificación de ejemplares domésticos y de híbridos de yak-ganado en Bangga no sólo es esencial para comprender el origen de esta carismática criatura, el yak, sino también informa en general sobre las vías de domesticación de los animales, en las que el flujo de genes entre poblaciones relacionadas se aprecia cada vez más
, destacó.
Visión de la vida cotidiana
Bangga es uno de los primeros asentamientos agropastorales de la meseta tibetana meridional y el único sitio de la región con abundantes restos de animales que han sido excavados sistemáticamente en las décadas pasadas. Este trabajo, dirigido por Hongliang Lu, de la Universidad de Sichuan, ha proporcionado a los científicos una visión de la vida cotidiana en elevaciones extremadamente altas hace entre 3 mil y 2 mil años, aportando un excelente impulso para mejorar nuestro conocimiento sobre la antigua región del Himalaya.
Las excavaciones en Bangga también ofrecen la oportunidad única de explorar la historia de los primeros yaks, el ganado y sus híbridos. Para este estudio, publicado en Science Advances, Liu y sus compañeros arqueólogos se asociaron con genetistas ganaderos. El equipo utilizó secuenciación de ADN antiguo, así como análisis zooarqueológicos y mediciones de radiocarbono para ayudar a responder preguntas que no podían resolverse sólo con estudios de campo. Nuestra investigación es un buen ejemplo de la naturaleza transdisciplinaria e internacionalmente colaborativa de la arqueología del siglo XXI
, sostuvo Liu.
A partir de más de 10 mil piezas de huesos de mamíferos recolectadas en Bangga, Zhengwei Zhang, ex alumno de la Universidad de Washington y ahora investigador posdoctoral en la Universidad de Sichuan, identificó y clasificó 193 especímenes del género bos, un grupo que incluye todo el ganado doméstico, cebúes y yaks, así como sus progenitores salvajes, los uros.
Posteriormente, los investigadores seleccionaron cinco huesos bien conservados de estas muestras de bos para secuenciarlos en busca de ascendencia genómica completa. El trabajo de secuenciación fue dirigido por Ningbo Chen y Chuzhao Lei, dos destacados genetistas de la Universidad Northwest A&F que se especializaron en la domesticación de esos animales.
Examen genético
El análisis genético reveló que sólo uno de los huesos antiguos procedía de un yak, un individuo macho, mientras los otros cuatro eran de hembras de ganado taurino, incluso esto último fue una sorpresa, resaltó Liu, ya que Bangga se encuentra cerca del Himalaya y dentro del área de distribución de los cebúes y los uros indios, que no se encontraron en esa comunidad.
En cambio, el ganado pertenecía al linaje taurino que fue introducido en la región desde Anatolia a través de la ruta de la seda y la meseta tibetana del norte.
Un análisis adicional ayudó a aclarar que el hueso del yak macho era verdaderamente una variante doméstica, y no sólo de un ejemplar salvaje que los cazadores habían matado y traído al asentamiento como alimento. Los investigadores también vieron evidencia de hibridación entre las dos especies.