La muestra Reversos incluye un autorretrato de Van Gogh y Las meninas, de Velázquez, entre otras piezas
la mayoría de las pinturas por delante y por detrás.Foto Afp
Sábado 9 de diciembre de 2023, p. 4
Madrid. Revelar la cara oculta de los cuadros es la promesa de Reversos, exposición en el Museo del Prado de Madrid que permite asomarse al reverso de las pinturas y que se podrá ver hasta marzo.
Las meninas de Velázquez es la obra más célebre de la pinacoteca española y la que inspiró la muestra.
El público es recibido por una reproducción fiel del reverso de la obra, un enorme marco de madera de 3.6 metros por 3.2 metros colocado en el suelo, que intensifica la impresión de tamaño gigantesco del lienzo.
Esta exposición no se limita a voltear los cuadros a ponerlos contra la pared
, explicó el comisario de la exposición, Miguel Ángel Blanco.
Blanco inspeccionó durante siete años los fondos del museo madrileño y vio la mayoría de los cuadros, por delante y por detrás
. A los cuadros del Prado se le añadieron 29 préstamos de otros museos y colecciones internacionales.
Entre ellos, un autorretrato de Vincent van Gogh, expuesto por primera vez en el museo español, con su caballete en primer plano. La escena es similar a la de El pintor en su estudio, de Rembrandt, que también se expone. Tiziano, Magritte, Goya y, más recientemente, Sophie Calle, completan la muestra.
Las obras se pueden examinar desde todos los ángulos, e invitan al visitante a librarse a algo tan raro en un gran museo como es la indiscreción, y a descubrir trampantojos, garabatos ocultos o mensajes del artista.
En las salas con paredes totalmente negras, otras obras se exponen como joyas en vitrinas. Los cuadros se convierten en objetos para ser contemplados en su totalidad, sin más secretos.
Se trata de cambiar el punto de vista del espectador y llevarlo entre bambalinas de la creación artística y del museo, abrirle una puerta dimensional hacia los secretos del arte
, según Blanco.
La cara B
Varios de los cuadros revelan bocetos tachados, proyectos inacabados, mientras el anverso está perfectamente ejecutado. También está el bastidor original de uno de los cuadros más conocidos del mundo, el Guernica de Picasso, que se encontró hace dos años en los almacenes del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
“Descubrieron estos travesaños y vieron que había una etiqueta que dice ‘Picasso-San Francisco’, porque (el cuadro) viajó por 30 ciudades, fue clavado y desclavado 45 veces”, explica el comisario sobre esta obra que, desde 1981, se encuentra en Madrid.
En el bastidor hay una pincelada negra, “la pincelada desconocida del Guernica que se escapó a Picasso”, añade Blanco con entusiasmo.
Una obra del siglo XVIII, Monja arrodillada, del sueco Martin van Meytens, provoca sonrisas: en el anverso aparece una monja rezando con rostro piadoso, pero cuando se le da la vuelta al cuadro se ve a la misma monja de espaldas con el trasero al aire.
Las pícaras instantáneas de Eliott Erwitt, uno de los fotógrafos de la agencia Magnum fallecido en marzo pasado, inmortalizando a los espectadores del Prado, alegran la exposición.
En una de ellas, un grupo de hombres se agolpa ante un desnudo femenino, junto a un lienzo que muestra a una mujer vestida frente a la que se sitúa una única espectadora.
La muestra abrió en noviembre y permanecerá hasta el 3 de marzo.