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Arzobispo del puerto preside misa por víctimas del huracán
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▲ Familiares de marineros desaparecidos tras el paso del huracán Otis acudieron a la misa que encabezó el arzobispo Leopoldo González González en la catedral del zócalo de Acapulco, Guerrero, al cumplirse 40 días de los daños que dejó el meteoro.Foto Héctor Briseño
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 5 de diciembre de 2023, p. 30

Acapulco, Gro., El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, encabezó ayer al mediodía una celebración eucarística en la catedral del zócalo del puerto, a 40 días del paso del huracán Otis. Durante la ceremonia, el jerarca católico pidió por el descanso de quienes perecieron, y por los desaparecidos también a consecuencia del fenómeno natural.

A la misa acudieron familiares de marineros no localizados desde la madrugada del 25 de octubre, que llevaban fotos de sus seres queridos. González González manifestó: fue terrible la destrucción que ocasionó el huracán en la ciudad, hogares y comercios, pero más terrible fue la desolación en el corazón de las familias de nuestros hermanos que murieron esa noche.

El prelado sostuvo: las fuerzas destructoras del huracán no acabaron con nuestros hermanos, están en la presencia de Dios Padre. Jesús estuvo con ellos y les hizo escuchar su palabra, transformó esos momentos tan terribles en paz y en el paso a la casa de Dios Padre. En lo terrible de esa noche, el Espíritu Santo les hizo invocar al Señor.

Leopoldo González insistió en que ese momento que vivieron, Jesús lo transformó en un encuentro, que nadie nos quite esta certeza. Al pedir por su terno descanso acudimos a su misericordia y pedimos que perdonen sus pecados; los ponemos en sus manos, que lo mejor de ellos siga viviendo en nosotros.

Asimismo, el cura hizo un llamado: juntos reconstruyamos nuestra historia, hogares y sociedad.

Al concluir la celebración eucarística, encabezados por el arzobispo y varios sacerdotes, parientes de los marineros cuyas embarcaciones se encontraban fondeadas en diferentes puntos de la bahía de Acapulco, y que fueron lanzadas hacia el mar por la intensidad de los vientos de Otis, realizaron una caminata rumbo al quiosco del zócalo porteño, donde colocaron las imágenes de los tripulantes de las lanchas y los yates y rezaron.