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El inevitable ascenso de la energía atómica
D

urante muchos años la energía nuclear estaba relegada de todas las conversaciones energéticas y climáticas del mundo. Hasta hace poco, las conversaciones las dominaban las intermitentes, la energía solar y eólica, llamadas renovables. Tan es así que las metas que ponían diversos países y regiones para llevar a cabo la transición energética se medían en cantidad de energía renovable. De igual manera, los amplísimos mecanismos de financiamiento blando, precios de garantía, subsidios e incentivos fiscales que se otorgaron durante mucho tiempo, excluían específicamente a la energía nuclear, toda vez que eran elegibles únicamente las energías renovables en lugar de las energías limpias. Esto llegó al extremo absurdo, cuando la Unión Europea (UE) amenazó con multar a Francia, en 2022, por no cumplir con las metas de generación de energía renovable, al mismo tiempo que, decía la UE, Alemania había cumplido dichas metas. Para dar un contexto, Francia en 2022 generó 86 por ciento de su electricidad con fuentes bajas en carbón, 27 por ciento era renovable (contando la hidroeléctrica que era 10 por ciento) con un promedio de 90 gramos de dióxido de carbono por kilovatio-hora, mientras Alemania, generó 49 por ciento de fuentes renovables, seguido de 36 por ciento del carbón más contaminante que existe, el lignito, y tuvo un promedio de 473 gramos de dióxido de carbono por kilovatio-hora.

Esta situación parece estar terminando y podemos ver un cambio de actitud importante en la percepción que tienen los países respecto de la importancia de la energía nuclear. Recientemente, Suecia, una de las potencias nucleares de Europa con emisiones menores a 30 gramos de dióxido de carbono por kilovatio-hora, dejó atrás las metas de energías renovables para enfocarse en energías limpias, anunciando la construcción masiva de reactores en los próximos años. Lo mismo hizo Francia, que redobló su apuesta por la energía nuclear. Finlandia, acaba de poner en operación comercial un reactor que aumento 29 por ciento su energía limpia. Parecían esfuerzos aislados hasta que Alemania decidió cerrar su último reactor nuclear y el continente y el mundo, vieron los grandes y graves estragos de esa decisión. A partir de esa fatídica fecha, el mundo ha dado un giro de 180 grados respecto de la energía nuclear.

La UE aprobó que la energía nuclear pueda acceder a los mismos subsidios, financiamiento y esquemas de precios de garantía que las renovables, y el 20 de noviembre, el Parlamento Europeo votó por incluirla en la lista de tecnologías esenciales para su ley Net-Zero, que se propone aumentar la independencia energética de Europa. Canadá, aprobó el 22 de noviembre que la energía nuclear sea incluida dentro de la estructura de financiamiento verde nacional, abriendo la puerta a créditos blandos, financiamiento estatal y estímulos. Esto viene acompañado de un cambio en el discurso y en la acción de diversos países, en específico EU. Filipinas, Polonia y República Checa han firmado acuerdos de cooperación con EU y compañías de ese país para desplegar y construir reactores nucleares. Los franceses, de la mano de EDF, planean instalar al menos 10 reactores en su país y muchos más en Europa. Los sudcoreanos acaban de terminar cuatro reactores en Emiratos Árabes, anfitriones de la COP28 y que, a raíz de la puesta en operación, llegan a dicha conferencia, iniciada el 28 de noviembre, como el país (y el único anfitrión) que más energía limpia per cápita ha agregado a su matriz en los cinco años previos a ser anfitrión. Empresas de los tres países cortejan a gobiernos africanos para construir reactores en sus territorios.

India y Argentina anunciaron en 2023, la finalización de los reactores diseñados 100 por ciento en sus países. China tiene en construcción 45 reactores y 154 más planeados y está por finalizar la construcción de sus reactores modulares pequeños. Bank of America, Mckynsey, Royal Bank of Canada, y la Agencia Internacional de la Energía, por nombrar algunas instituciones, han sacado reportes en franco apoyo a la energía nuclear. Esto se da en un contexto de crisis energética, resurgimiento de un mundo multipolar, y la búsqueda de la independencia y la recuperación de la soberanía energética de muchos países occidentales, como detallan explícitamente en sus planes y políticas energéticas. No es casualidad que ahora, resurja la energía nuclear. Francia, Suecia y Finlandia son los mayores exportadores de electricidad de la UE, Alemania, es el mayor importador, y lo ha sido de manera constante desde marzo de 2023, cuando cerró su último reactor.

Como cereza del pastel, en la COP28 una coalición de inicialmente 10 países (continúa creciendo) que incluye a EU, Reino Unido, Canadá, Francia y Suecia, lucharán por incluir en los compromisos climáticos, triplicar la cantidad de energía nuclear para 2050 y levantar las prohibiciones para financiarla. El mundo parece estar despertando a la realidad, el futuro será nuclear.

* Maestro en finanzas en el sector energético por la Universidad de Edimburgo.
Especialista en temas energéticos.

X: @aloyub