Tenéis que venir a verla
argo paréntesis de la pandemia. Dos parejas de amigos se reúnen para conversar después de haberse perdido de vista por un tiempo, debido, cabe suponer, a los encierros obligatorios por la emergencia sanitaria del covid. Cada pareja expresa su estado de ánimo y sus deseos de retomar la amistad y la convivencia interrumpida.
A partir del embarazo de Susana (Irene Escolar), ella y Guillermo (Francesco Carril) han tomado la decisión de abandonar Madrid e instalarse en el campo, reflejo pospandémico muy común de alejarse de las inseguridades de la urbe en favor de una hipotética armonía emocional lejos de ella. Elena (Itsaso Arana) y Daniel (Vito Sanz) dejan abierta la posibilidad de visitarlos en Alpedrete, el pueblo de cercanías que ha elegido como nueva residencia esta pareja de treintañeros de clase media.
El título de la nueva cinta del español Jonás Trueba, Tenéis que venir a verla (2022), alude justo a esa invitación de una pareja a otra a descubrir un modo alternativo de vida, así como las diversas formas de declinar y entremezclar los conceptos de amor y de amistad.
En las antípodas de Quién lo impide (2021), cinta anterior de Jonás Trueba, de 3 horas 40 de duración, su nuevo trabajo es una película minimalista que en sólo hora y cuatro minutos describe las actividades más triviales y las discusiones esforzadamente trascendentes de las dos parejas en torno a temas muy variados que incluyen comentarios relacionados con el libro Has de cambiar tu vida, del filósofo alemán Peter Sloterdijk, y que resumen una posible intención de la cinta: abogar por un estilo de vida en el que la noción de intimidad quede muy ligada a un compromiso comunitario, una propuesta con claras resonancias ecologistas.
Las dos parejas no sólo procuran reponerse del trauma vivido por el confinamiento y la ruptura temporal de contactos humanos, sino imaginar, a partir de dicha experiencia, formas nuevas de convivencia en las que se cuestionen ideas tan arraigadas como la monogamia y la fidelidad, el aislamiento social de las parejas, el propósito de la procreación y la relación del individuo con su entorno comunitario.
Al espectador deja la responsabilidad de atar los cabos sueltos en la incipiente trama o de prolongar, en su propia valoración, los conceptos que manejan los personajes de esta cinta tan discursiva. No será tarea fácil ni particularmente atractiva para muchos públicos, algunos de los cuales habrán de preferir la sencillez mayor y el encanto de cualquier cuento moral del francés Eric Rohmer, referencia cardinal de esta película.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 14:30 y 20:30 horas.