Domingo 19 de noviembre de 2023, p. 19
Convertirse en Pueblo Mágico para una comunidad puede representar un beneficio, pues con el nombramiento se espera que aumente la llegada de turistas, se incremente la derrama económica y haya mayor desarrollo, pero todo el provecho que se obtiene por este certificado sólo se ve reflejado en dicha comunidad, pues la aportación a la actividad económica de sus estados es en su mayoría baja, confirman cifras oficiales.
Especialistas afirman que el principal problema que tienen estas localidades es que, después de recibir el nombramiento no lo saben aprovechar, pues no incentivan la promoción o la llegada de inversionistas y es por ello que, en muchas ocasiones, pasan a convertirse en localidades para el turismo de paso
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De acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur), una vez que una comunidad recibe el nombramiento de Pueblo Mágico, en esa localidad, el PIB crece, a tasa anual, a un nivel de 8 por ciento o superior.
Según la dependencia, el objetivo que tiene este programa es fomentar el desarrollo sustentable de las localidades poseedoras de atributos de singularidad, carácter y autenticidad a través de la puesta en valor de sus atractivos, representados por una marca de exclusividad y prestigio teniendo como referencia las motivaciones y necesidades del viajero actual
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La licencia de Pueblo Mágico dura tres años, y lo que se requiere para conservarla es documentar la innovación y el fortalecimiento del destino por medio de sus productos; evaluar el impacto que ha tenido el desarrollo turístico; mantener relaciones comerciales con al menos un intermediario de servicios; tener un sistema de información estadística, y tener un informe anual detallado de las actividades.
Actualmente, en el país hay un total de 132 Pueblos Mágicos, y son los estados de México, Jalisco y Puebla los que tienen más, con 12 cada uno.
Para su nombramiento, los habitantes y los empresarios de la entidad deben de transformar a primera vista la impresión de dichas comunidades. Se pintan las casas, se remodelan las banquetas y las calles, así como los hoteles o los restaurantes, aunque, esto último ocurre, tradicionalmente, solo en las entradas principales.
Baja participación en la economía estatal
De acuerdo con cifras de la Sectur, la aportación promedio que hacen los Pueblos Mágicos a la economía de los estados es de 3.1 por ciento.
Cifras de Datatur señalan que solamente seis contribuyen con más del 10 por ciento al PIB del Estado.
Dichos pueblos son: Sayulita, Nayarit, con 92 por ciento; Isla Aguada, Campeche, con 65.5; San Cristobal de las Casas, Chiapas, con 23.6; Metepec, estado de México, con 18; Huamantla, Tlaxcala, con 17.2, y Palenque, Chiapas, con un aporte de 16.9 por ciento.
Los datos de Sectur indican que la contribución de 69 Pueblos Mágicos al PIB de su estado se ubica entre 0.1 y 0.9 por ciento.
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Armando Bojórquez, especialista del sector turístico y presidente de la Asociación para la Cultura y Turismo de América Latina (Actual), indicó que pocas son las comunidades que saben aprovechar el nombramiento y hay otras que lo toman sólo por tomarlo e incluso se vuelve un tema político
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Son notorios los Pueblos Mágicos que lo han sabido aprovechar, pero en muchos no hay infraestructura hotelera, no promueven su inversión, no hay restaurantes. Hay, en muchas ocasiones, falta de iniciativa y de creatividad. En la gran mayoría, solamente llegan turistas nacionales, no extranjeros, y se vuelven entidades donde se hace el llamado turismo de paso, se quedan una noche y se van.
A nivel nacional, entre 5 y 6 por ciento de estas localidades tienen la capacidad de recibir turismo de alto nivel, por ello, deben de buscar formas de promoverse, concluyó.