En su travesía por México, La pequeña Amal, marioneta que representa a una niña siria refugiada y que ha recorrido varios países con un mensaje de esperanza para las personas desplazadas por la guerra, la violencia y la persecución, recorrió calles del Centro Histórico, del Zócalo al Palacio de Bellas Artes.

Junto con una decena de jóvenes en zancos vestidas como muñecas y con batucada del colectivo Batalá, Amal inició su marcha luego de que autoridades capitalinas le dieron la bienvenida en una ceremonia con alumnos de la Escuela de Danza Contemporánea del Centro Cultural Ollin Yoliztli en la que interpretaron la coreografía Volamos en sueños.

En su recorrido por Madero, Isabel la Católica, 5 de Mayo y Bolívar, saludó a niños que montados a hombros de sus padres se le acercaban. Hizo un alto en el parteluz de la doble puerta del Templo de San Felipe Neri y luego en un local de zapatos, pues parecía atraída por el arreglo de globos rojos y blancos que decoraban el negocio.

Mará José, de ocho años, llegó de Iztapalapa disfrazada de mariposa monarca, porque se enteró de que estos insectos le gustan a La pequeña Amal, a quien conoció en un video de Tik Tok que le mostró su papá, por lo que le pidió que la llevara a conocerla.

Decenas de personas se sumaron a la marcha y casi para llegar a Bellas Artes se escuchó corear a un grupo de mujeres con sus hijas: “¡Amal, hermana, ya eres mexicana!”

Para Miguel Santiago, de 10 años, conocer a La pequeña Amal fue una experiencia que me permitió sentirme aliviado porque hay muchas guerras y es algo que los niños no deberían de vivir.

Consciente de que la marioneta de 3.5 metros de altura trae consigo un mensaje de paz, dijo sentirse alegre porque pudo saludarla. Me dio la mano y sentí emoción, expresó con una sonrisa. Su madre comentó que originalmente su hijo quería recibirla en Tijuana junto con su padre, quien es transportista, pero finalmente pudieron conocerla en la Ciudad de México.

Al final de su recorrido, detrás del Palacio de Bellas Artes, la empatía que desata la marioneta, que forma parte del Proyecto The Walk (la caminata), se reflejó en el llanto de algunos niños, como Grecia de tres años, al ver que se alejaba, y de otros que se mostraron conmovidos cuando volvió a su baúl.