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Se lesionó en su despedida

Lágrimas y dolor en el adiós de Megan Rapinoe

La futbolista defendió los derechos salariales y de la comunidad LGBT+

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de noviembre de 2023, p. a10

Orgullo por ser futbolista, activista, campeona mundial, gay, feminista y un ícono de una generación de mujeres que comienza a aspirar al éxito deportivo. El pride (orgullo y referencia a la lucha por los derechos de las personas LGBT+), es el ímpetu que guió a la estadunidense Megan Rapinoe para consagrarse como una de las mejores jugadoras de la historia, tanto por ser una estrella en el campo como por sus logros sociales, y que ayer se retiró como profesional con el OL Reign.

La premisa de que los atletas no deberían ser políticos es simplemente una locura, serían las palabras para la revista Rolling Stone con las que dejó en claro una conciencia social dispuesta a pasar a la acción para romper con un esquema de silencio impuesto en el deporte.

El dramatismo acompañó el retiro de Rapinoe. Cuando se esperaba un último juego de ensueño, la futbolista resbaló en el inicio de la final de la NWSL, el dolor físico fue superior a la entereza que la caracterizaba y abandonó el campo al minuto cinco.

La afición la acogió con una ovación, al tiempo que recibió un abrazo de Ali Krieger, con quien ganó dos títulos mundiales y quien también se retiró ayer. Fue el adiós de un nuevo ídolo en un episodio inesperado.

La esencia de la elegancia y éxito han quedado enmarcadas en una pose memorable de Rapinoe: los brazos extendidos, la barbilla en alto, la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás y un sonrisa… de orgullo.

Es una imagen que la representa con sus triunfos y con la cual también mandaba un mensaje: aquí estoy, como mujer, futbolista y gay que alza la voz contra las injusticias en uno de los ambientes más discriminatorios y regidos por una jerarquía androcentrista.

La escena se viralizó desde que Rapinoe anotó de penal el primer gol en el triunfo 2-0 con el cual Estados Unidos venció a Países Bajos en la final del Mundial 2019. Era el momento de máxima gloria que más tarde le permitiría exigir derechos de género y salariales.

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▲ Dos grandes del balompié ayer en San Diego. Krieger se coronó con el Gotham al vencer 2-1 al OL ReignFoto Ap

La vitrina de Rapinoe con la selección estadunidense tiene el brillo de dos Copa del Mundo (2015 y 2019) y una medalla de oro que obtuvo en los Juegos Olímpicos de 2012. Como activista, sus logros tienen un destello que rompe con una estructura de discriminación al conseguir mejoras salariales para el representativo femenil de su país así como por retar incluso al ex presidente Donald Trump.

Con 34 años de edad y tras superar lesiones en el ligamento anterior cruzado de ambas rodillas, era poco probable imaginar que Rapinoe alcanzaría la cúspide en el Mundial 2019. El gol de penal ante Holanda le dio a Estados Unidos su cuarto título y también le permitió a Megan ganar la Bota y el Balón de Oro.

Fue cuando Rapinoe y sus compañeras de selección decidieron reclamar por un reconocimiento más tangible y básico: una igualdad salarial. El Team USA femenil era potencia con cuatro Copas del Mundo (1991, 1999, 2015 y 2019) y un mismo número de oros olímpicos (1996, 2004, 2008 y 2012). El éxito era contrastante con el de su equivalente masculino, aunque este último gozaba de mejores ingresos.

El reclamo se transformó en una demanda que derivó en un acuerdo en 2020 con US Soccer para pagar los mismos salarios a hombres y mujeres. Un logro que no se entendería sin la frase célebre de Rapinoe “equal pay (igualdad salarial)”

La conciencia social de Rapinoe tiene una lógica por su historia personal. Como gay conoce las marcas de la discriminación, una herida que le permite ser solidaria con otras causas como la lucha contra el racismo.

Siento la responsabilidad de hacer lo que pueda con lo que tengo para tratar de mejorar el mundo en cualquier forma que pueda, la frase más fiel a la esencia de Rapinoe en una cancha, ya sea la del futbol o la de una sociedad en transformación.