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Catástrofe en Guerrero
Cáritas alimenta a 900 personas al día y entrega víveres a afectados
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▲ La parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, con el apoyo de feligreses de distintas diócesis y de Cáritas, reparte despensas y sirve alimentos preparados a los afectados por el paso del huracán Otis en Acapulco, además de brindarles servicio de albergue y apoyo sicológico.Foto Alfredo Domínguez
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Periódico La Jornada
Viernes 10 de noviembre de 2023, p. 5

Acapulco, Gro., Como en los pueblos: cuando suena la campana de la iglesia algo importante sucede y la gente se congrega. Esta vez repican en la capilla de la Santa Cruz, en la colonia Icacos. Feligreses y vecinos acuden rápidamente cuando anuncian la llegada de integrantes de Cáritas Acapulco, para la entrega de despensas.

Los habitantes aseguran que desde hace 15 días, cuando Otis azotó Guerrero, nadie les había llevado ayuda cerca de sus domicilios. Por eso, hombres y mujeres sonríen cuando Carlos Alejandro Molina, integrante de Cáritas, entrega una de las más de 25 mil despensas que ha repartido esa organización.

El punto de arranque es la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en la colonia Costa Azul, donde autoridades federales, estatales y municipales se han unido con Cáritas para que en un comedor comunitario se sirvan diariamente más de 900 comidas a afectados por Otis.

Es también un sitio donde aquellos que perdieron sus pertenencias pueden obtener ropa y calzado, recibir consultas médicas, medicamentos, conexión a Internet y un espacio para descansar.

El párroco Leonardo Morales Gutiérrez, coordinador de Cáritas Acapulco, lleva cuatro años en esa encomienda, tiempo en el que también ha sido párroco del Sagrado Corazón de Jesús. Asegura que a poco más de dos semanas de que el huracán devastó Acapulco, se siente cansado físicamente, pero muy contento de estar colaborando en esta misión, conociendo muchas personas amables y generosas del gobierno.

Narró que horas después del paso de Otis representantes de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) acudieron a su parroquia y preguntaron si podía instalarse un albergue. Respondí que sí, con mucho gusto, porque no hubo daño mayor, y así, con apoyo gubernamental, se instaló un comedor en el que diariamente se elaboran alimentos para miles de personas.

“Inicialmente recibimos a 268 turistas varados que se encontraban en edificios destruidos por Otis. Aquí permanecieron durante dos días. Se le dio hospedaje, comida, y con el apoyo de los gobiernos federal y estatal, fueron trasladados a Chilpancingo y de allí a la Ciudad de México.

Desde entonces la parroquia se ha convertido en albergue, comedor comunitario y centro de acopio. En Cáritas Acapulco cinco sacerdotes están a cargo de atender la emergencia y trabajan de manera coordinada con Cáritas Mexicana y Cáritas de Estados Unidos.

Ante la necesidad de contar con puntos de recepción de la ayuda que se recibe de las diócesis de todo el país y de organizaciones en Estados Unidos, Cáritas Acapulco abrió otros dos centros de acopio.

Morales Gutiérrez explicó que la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús da albergue a la gente que se quedó sin hogar y es aquí donde los encargados de 39 parroquias que se encuentran en colonias afectadas trasladan alimentos y agua a sus comunidades.

“Así está llegando la ayuda a donde no puede llegar un camión del Ejército u otra autoridad. Los párrocos son un canal. En estos días más de 20 sacerdotes se encargan de distribuir la ayuda, y para llevar a cabo nuestra labor hemos tenido buena coordinación con los tres niveles de gobierno.

“Una situación que nos une y nos alegra es la posibilidad de hacer algo por los que más sufren, porque hay muchas personas que llegan a la parroquia con hambre y sed, incluso gente que tiene mucho dinero. Pero no tiene dónde comprar, así que vienen, con penita, porque antes iban a restaurantes u hoteles y sus lugares favoritos resultaron afectados.

“Por ello, al comedor comunitario se forman a pedir comida para llevar, o para ellos directamente, personas de todos los estratos sociales, y se les comparte con mucho gusto .

“La parroquia no solamente es como muchos piensan, para la misa. Hoy en este lugar hay contención y apoyo sicológico para los afectados de Otis por parte de funcionarios, de algunas instituciones particulares, de médicos civiles y de instituciones como el Ejército.”

En esta parroquia la gente puede recibir lo que necesita de manera más urgente: comida, agua, que alguien los escuche, que alguien los atienda, que pueda descansar un rato, recibir un buen trato, mencionó Morales Gutiérrez, quien participa diariamente en reuniones con párrocos, empresarios, autoridades y feligreses para atender a la comunidad que llega en busca de apoyo.

En el comedor diariamente se forman cientos de personas. La mayoría saben que deben llevar sus recipientes para que los alimentos les sean servidos por Elia Ortiz Contreras, encargada de la cocina comunitaria y sus compañeros, que en su mayoría son feligreses.

Félix, quien vivía en la colonia Hermenegildo Galeana y perdió todos sus bienes por Otis, es el único cocinero varón. Trabajó durante 18 años en un restaurante, pero el negocio cerró, y como necesitaba comer y dónde dormir, estoy aquí, colaborando en lo que sé, y atendemos un aproximado de 900 personas lo largo del día.

Además de que hay comensales que llevan sus recipientes y piden raciones para cuatro o cinco familiares, hay quienes consumen los alimentos junto a sus cobijas y pequeñas maletas con ropa que se encuentran en la parroquia, ya que allí se encuentra su refugio.