Editorial
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Desconfiar de la DEA
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ohn Costanzo Jr y Manny Recio, dos veteranos supervisores de la DEA, fueron declarados culpables de filtrar información confidencial a abogados defensores como parte de una conspiración de sobornos que, según los fiscales, puso en peligro casos destacados y la vida de informantes ubicados en el extranjero. Durante el juicio de dos semanas de duración, salió a la luz la manera en que la agencia antinarcóticos maneja secretos oficiales, incluido el testimonio sobre una filtración tan delicada que el juez cerró la sala para evitar lo que consideró podrían ser graves repercusiones diplomáticas. Dado que México es el principal centro de operaciones de la DEA fuera de Estados Unidos, es obligado preguntarse si el incidente al que aludió el juez implica actos violatorios a la soberanía nacional o que hayan costado vidas de uniformados y civiles mexicanos.

Según salió a relucir en el proceso, en la trama corrupta participaron varios intermediarios, entre ellos, el padre de Costanzo, agente jubilado y condecorado de la DEA, lo cual refuerza la percepción de que los elementos juzgados son apenas un botón de muestra de la podredumbre generalizada que cunde en esa instancia. Múltiples casos apuntan en este mismo sentido. La directora de la agencia, Anne Milgram, es investigada por adjudicar sin licitación contratos millonarios a personas con quienes mantuvo relaciones laborales en sus puestos anteriores. De acuerdo con las revelaciones, Milgram autorizó el pago de sumas exorbitadas por trabajos que suelen desempeñar los 9 mil empleados de la propia DEA.

El subdirector Louis Milione renunció a su cargo en junio, luego de que una investigación periodística sacó a la luz que trabajó de consultor de empresas farmacéuticas vinculadas a la crisis de sobredosis de analgésicos opioides, el mayor problema de salud pública de ese país. De acuerdo con las revelaciones, Milione hizo carrera en la DEA durante 21 años, pero en 2017 se convirtió en consultor privado, periodo en el cual testificó a favor de una gran distribuidora acusada de no reportar miles de pedidos de opiáceos. El ex funcionario también cobró 600 dólares la hora por asesorar a Purdue Pharma en varias demandas judiciales que la señalan como una de las compañías que se enriquecieron con la venta sin control de estas sustancias, antecedente de la epidemia de drogas como el fentanilo. Purdue es considerada la principal responsable de poner en marcha la actual crisis con su producto estrella, OxyContin, el cual fue publicitado como si se tratase de un fármaco inocuo. El año pasado, llegó a un acuerdo que la obliga a pagar 6 mil millones de dólares y a ofrecer una disculpa pública por el dolor que ha causado.

El ex director regional en México Nicholas Palmeri fue abruptamente transferido a las oficinas centrales en Washington en mayo de 2021, y renunció en marzo de 2022. Al principio se intentó mantener el secreto, pero finalmente se supo que este individuo socializaba e incluso vacacionaba con abogados de Miami que defienden a capos latinoamericanos. Las relaciones indebidas entre miembros de la DEA y los muy cuestionables despachos jurídicos que se especializan en la defensa de narcotraficantes son un punto en común entre Palmeri, Costanzo y Recio, lo cual levanta suspicacias acerca de por qué las investigaciones se han limitado a los funcionarios públicos, dejando intactos e impunes a los litigantes que los corrompieron.

Los casos referidos y otros que sería imposible reseñar en este espacio dejan claro que la DEA, al igual que la infame CIA y la ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), son organismos afectados por la corrupción, por lo que resultan los menos indicados para establecer políticas de colaboración en materia de combate al narcotráfico, el lavado de dinero, el trasiego de armas, la violencia criminal y otros males compartidos por México y Estados Unidos. Por ello, en las pláticas para la cooperación bilateral en materia de seguridad, combate a la delincuencia y lucha contra las drogas ilícitas, es necesario que la parte mexicana exija a Washington que emprenda una limpieza a fondo de sus viciadas instituciones.