Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de noviembre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
En busca de r*
D

e modo convencional, en términos de la macroeconomía se propone que la tasa de interés es el instrumento idóneo de la política monetaria para incidir en las condiciones de la producción y, así, conseguir los objetivos fijados de crecimiento del PIB y del nivel de la inflación. Es, pues, un medio clave para conformar un escenario de estabilidad económica; no el único, por cierto, ya que la política fiscal, que comprende el presupuesto de gastos e ingresos del gobierno, es la otra hoja de la tijera.

En cuanto a las tasas de interés que rigen en los distintos mercados, la dinámica está guiada en buena medida por las decisiones de endeudamiento del Tesoro de Estados Unidos, el país más endeudado del mundo, con alrededor de 33 trillones de dólares (billones, según medimos aquí).

La tasa de referencia de los Fondos Federales se fija en las ocho reuniones anuales regulares del Comité Federal de Mercado Abierto y es la que sirve de guía en los mercados de deuda de esa economía. Pero también es una referencia para otros países, como es el caso de México, en donde, según ha ocurrido en los meses recientes, el banco central replica aquellos movimientos en los niveles respectivos de nuestra economía.

La tasa de interés es el costo de la deuda y por ello repercute en las condiciones de la actividad económica y de los precios. La FED ha aumentado la tasa de los Fondos Federales desde marzo de 2022 como medida para abatir las presiones de la inflación. En la más reciente reunión, el pasado primero de noviembre, se mantuvo el nivel entre 5.25 y 5.5 por ciento por segunda vez consecutiva y se anunció que no se descartan otras subidas. La expectativa al imponer altas tasas era que se redujera el crecimiento de la economía y así contener el alza de los precios. La inflación se ha ido abatiendo, pero persisten condiciones que complican llevarla al objetivo deseado por las autoridades monetarias y se prevé que haya un nuevo repunte de los precios.

A pesar de los elevados intereses, la producción en Estados Unidos está creciendo; el indicador preliminar del tercer trimestre del año es de 4.9 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. Esto indica que la situación no se enmarca en los criterios convencionales de la política monetaria, es decir: tasas bajas para expandir la producción mediante el abaratamiento del crédito y altas para contener la expansión de la demanda y el alza de los precios.

El entorno macroeconómico no se ha destrabado por completo de las condiciones generadas durante la pandemia de 2020, agravadas por los efectos adversos en la oferta de las cadenas globales de suministros y que hoy están en proceso de redefinición. A esa situación ha seguido un fuerte movimiento de péndulo en las tasas de referencia de la FED, que pasaron de 0.08 por ciento en febrero de 2022 hasta 5.33 por ciento en octubre pasado. La distorsión que se provoca es muy grande en términos de los costos para financiar deuda, la pública y la privada. En México la tasa de interés objetivo fijada por Banxico en marzo de 2022 fue 5.5% y a principios de noviembre de 2023 es 11.25 por ciento. Aquí también se plantea sostener aún las altas tasas para contener un posible rebrote de los precios. Aún con esa elevada tasa, el PIB ha crecido durante los siete últimos trimestres y la inflación ha ido cediendo.

Queda todavía latente la repercusión que podrán tener los altos intereses en los niveles de endeudamiento de empresas, los consumidores, las hipotecas y el gobierno. La información oficial indica, por ejemplo, que en el país las instituciones financieras han acrecentado notablemente el número de tarjetas de crédito en circulación. Buena parte de ellas son de nuevos intermediarios que operan por la vía digital, lo que ha contribuido a incrementar los niveles de sobreendeudamiento. En la banca se considera que el riesgo de morosidad y de eventual aumento de la cartera vencida es bajo y que el crédito puede seguir creciendo. Al mismo tiempo, el presupuesto deficitario del gobierno para el año entrante implicará un alto costo de financiamiento del sector público.

Una pregunta que se hacen los macroeconomistas en circunstancias como estas es: ¿cuál es la tasa de interés que puede llevar a la economía a un nivel de producción cercano a su potencial y con la inflación cerca de su objetivo? Eso es lo que se conoce técnicamente como la tasa neutral de interés y se designa como r*. Es aquella que no estimula ni contrae la actividad económica una vez que los choques temporales se disipan. El caso es que los banqueros centrales no pueden influir en esa tasa y ni siquiera observarla, por lo que al parecer sólo quedaría adivinarla. Eso parece haber dicho el presidente de la FED, Jerome Powell, al anunciar la decisión más reciente sobre la tasa de interés: Estamos navegando mediante las estrellas y bajo cielos nublados.