París. No hay torneo en el que Novak Djokovic no haga gala de su majestuosidad, incluso si está disminuido. Un virus en el estómago lo persiguió todo la semana, y ni eso fue impedimento para que el serbio incrementara su legado en el tenis.

Sin el sufrimiento de las rondas anteriores, la leyenda Novak Djokovic sometió ayer al búlgaro Grigor Dimitrov (6-4 y 6-3) para llevar a siete su récord de títulos en París y ampliar a 40 trofeos su marca sin precedentes en la categoría Masters 1000.

Es genial, pero está ya detrás de mí. Claro que estoy muy orgulloso de este logro, pero ya estoy pasando la página. Afortunadamente esto es lo que funciona para mí. Mientras siga jugando, quiero continuar ganando y jugando al más alto nivel, dijo Nole al término del juego.

Novak extendió además su racha a 18 triunfos, implacable desde que perdiera ante Carlos Alcaraz en la mítica final de Wimbledon en julio pasado. Desde entonces sólo han sido trofeos: Cincinnati, Abierto de Estados Unidos y París.

Djokovic, ganador de otros dos Grand Slams este año –Australia y Roland Garros–, da un paso de gigante para ser el primer jugador que supera las 400 semanas en la primera plaza mundial y acabar en el puesto de honor por octava vez en su carrera.

Afectado por virus estomacal

Fiel a la versión que ha mostrado esta semana, donde volvía a jugar luego de un mes y medio de pausa, lastrado por un virus estomacal, el serbio estaba lejos del jugador intratable en otros torneos.

Fueron días agotadores. Especialmente fuera de la cancha, con esta enfermedad en el estómago que me ha quitado mucha energía. Aún así fui capaz de encontrar este extra de energía que necesitaba, sobre todo jueves, viernes y sábado, cuando estuve más cerca de perder. Con lo que ha pasado, es uno de mis títulos más especiales, comentó. El serbio Djokovic se mantuvo en control desde el inicio, mientras que Dimitrov se vio temeroso.

▲ A pesar de algunos problemas de salud, el serbio asegura que es uno de los títulos más especiales.Foto Afp

Con un Djokovic solvente y un Dimitrov errático, el resultado era evidente.

El serbio, quien acumulaba tres batallas de casi tres horas seguidas, no necesitó pisar el acelerador.

Los 15 mil espectadores del recinto parisino se volcaron con Dimitrov en busca de un duelo épico que contar, mientras Djokovic entretenía el juego pidiendo más ruido y gritos en su contra.

El búlgaro de 32 años intentó cambiar la dinámica tras el primer set, pero el serbio no tenía tiempo que perder. La tarde no tuvo mucha más historia. Como casi siempre Djokovic levantó los brazos y a Dimitrov sólo le quedó tapar su cara con la toalla.

En la misma competencia, el mexicano Santiago González conquistó el torneo de dobles junto a su compañero francés Édouard Roger-Vasselin, sin haber cedido un solo set en la capital francesa.

Roger-Vasselin y González, que ya ganaron juntos en Miami este año, se apuntaron su segundo Masters 1000 de la temporada al derrotar a la pareja formada por el indio Rohan Bopanna y el australiano Matthew Ebden 6-2, 5-7, 10-7.

Las últimas dos semanas han sido increíbles, acabamos bien el año antes de ir a Turín con confianza, declaró González, de 40 años y duodécimo en el ranking mundial de dobles.

En Cancún, por otra parte, la polaca Iga Swiatek buscará el título en la WTA Final tras imponerse a la bielorrusa Aryna Sabalenka (6-2 y 6-1)

Swiatek recuperará el primer lugar del ranking mundial cuando hoy enfrente en la final del torneo a la estadunidense Jessica Pegula.

El partido se aplazó ayer por la lluvia y viento, provocados por un frente frío sobre el Caribe mexicano. La interrupción se dio el sábado cuando Swiatek vencía 2-1 a Sabalenka en el primer set. Tras más de una hora, la WTA decidió que la semifinal se reanudara ayer.