En la capital mexicana se ha vuelto una tradición celebrar el Día de Muertos en el Centro Nacional de las Artes (Cenart). En este año se hizo con un llamado especial para el público infantil. Aluxes, chaneques y alebrijes luminosos son los encargados de encabezar la fiesta dirigida a los pequeños que, disfrazados para la ocasión, disfrutan de la Feria de las Calacas en los foros y jardines del complejo cultural.

Sentada en una carriola, una niña es maquillada como catrina con brillantina y parece disgustada por el emperifollado, pero su mamá le dice que pronto se va a encontrar con otros niños que sí se dejan arreglar. Su viaje está a punto de concluir, pues ya se acercan a la estación del Metro General Anaya, donde la gente baja y se enfila hacia el Cenart. Son casi las 13 horas y apenas comienza el jolgorio en honor a las almas que cruzaron el Mictlán.

Guillermina Pérez Suárez, coordinadora nacional de Desarrollo Cultural Infantil, comentó en entrevista que es muy emocionante hacer nuevamente la Feria de las Calacas, ahora en su edición 23. Eso quiere decir que prevalece a través de los años. La gente la busca, los niños y las familias. Para Alas y Raíces es la fiesta de la tradición, para que los niños puedan llevarse una experiencia significativa respecto a nuestra memoria e identidad.

Los niños no son los únicos que disfrutan la celebración: padres, madres y otros miembros de las familias también se disfrazaron. Hay muchos jóvenes entusiastas, una mujer de edad avanzada, empujada por su acompañante, muestra emocionada las figuritas de cartonería con la catrina, muñecas endiabladas, calaveras con coronas de flores y hasta gatos calaveras. En su regazo, desde una bolsa de papel se asoma un coqueto diablito cornudo.

Durante dos días la fiesta ancestral ocupará el espacio cultural de Río Churubusco y Tlalpan, de las 13 a las 20 horas, con actividades de cuentacuentos, teatro, música, talleres, venta gastronómica y de artesanías. Se prepararon 350 actividades dirigidas a público de la primera infancia y hasta los 17 años de edad, quienes llenaron de color y de vida los jardines y foros del Cenart. Además de las ofrendas, instaladas por instituciones como Radio Educación, los Ferrocarrileros y el Canal 22, hay algunas que provienen de otros estados con la intención de mostrar cómo recuerdan en sus entidades a los seres que ya no están.

Las áreas para la programación especial se ubican con los nombres de los personajes característicos de esta costumbre especial, que a la vez sirven para clasificar las edades de los que fueron convocados, como Ahuatotos, para bebés y niños de hasta 5 años; Sinsimitos para adolescentes; Aluxes para edades de 6 a 13 años; en tanto los Chaneques y El Petate son para toda la familia.

El concepto de animales fantásticos está implícito en toda la feria. Los artistas y narradores trabajaron con anticipación para que sus espectáculos estuvieran dirigidos a estas leyendas de nahuales, brujas, aluxes, alebrijes y cuentos que han oído en sus comunidades, indicó Pérez Suárez.

Donación de juguetes para comunidades de Guerrero

Entre los puestos que venden artesanías, a un costado de la Escuela Superior de Música, se hace un llamado a donar juguetes, útiles escolares y cobijas nuevos o en buen estado que se entregarán en diciembre en distintas comunidades de Guerrero.

En esta edición, la temática que prepararon los talleres, por ejemplo para imprimir un grabado en una camiseta y narraciones orales, giran en torno a las transfiguraciones fantásticas del imaginario popular. El pasto se convierte en el escenario desde el que observan o simplemente se sientan a disfrutar de la música y el ambiente en un día soleado mientras degustan de un pan de muerto o algún antojito.

La Feria de las Calacas concluirá hoy a las 18:30 horas con la proyección de la película Santo y Blue Demon contra Los Monstruos (1970), musicalizada por el grupo El Santo Surf. A las 21 horas la banda Son Rompe Pera cerrará la noche con el concierto La muerte del amor, y a esa misma hora se hará un desfile de alebrijes iluminados por el camino rojo que se dirige por las áreas verdes hacia la nueva Cineteca Nacional.