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Gobiernos vs ciudadanos // Todos contra Palestina // Todos somos Palestina

C

ada día más alejados de las demandas y el sentir de la ciudadanía que los eligió para ejercer los cargos públicos que ocupan –si es que en realidad alguna vez estuvieron cerca de ellas–, los gobiernos del llamado mundo civilizado mansamente se postran ante las directrices guerreras de Estados Unidos y se niegan a acatar el tajante rechazo de sus respectivas sociedades, que les ordenan detener y condenar el genocidio israelí en Palestina, y actuar en consecuencia.

Numerosas, multitudinarias y contundentes son las manifestaciones públicas en diferentes ciudades de ese mundo civilizado que decidieron tomar las calles para exigir a sus gobiernos cesar el apoyo a las políticas guerreristas de Estados Unidos, detener la masacre israelí en Palestina y encontrar salidas pacíficas a un sangriento conflicto que se remonta a 1948 con la fundación del Estado de Israel. Pero ninguna de ellas ha sido atendida (salvo por el elemento represor) por esos gobiernos que dicen representar a los ciudadanos que los llevaron al poder.

En su edición dominical, La Jornada lo reseñó así: cientos de miles de manifestantes a favor de Palestina marcharon ayer en varias ciudades del mundo (Londres, Roma, Washington, Madrid, Barcelona, San Sebastián, Berlín, Atenas, París, Belfast, Dublín, Nueva York, Toronto, Estocolmo, Ámsterdam y muchas más) para exigir que Israel deje de bombardear Gaza. El mismo día que la ayuda humanitaria empezó a entrar a cuentagotas en Gaza, manifestantes se concentraron bajo la lluvia para marchar al distrito de los edificios del gobierno, con el propósito de reclamar el fin de la guerra en Gaza y apoyar a los palestinos. Y en Tel Aviv cientos de manifestantes tomaron las calles para exigir la renuncia del primer ministro israelí, el carnicero Benjamin Netanyahu, y el rescate de rehenes.

De inmediato llegó la orden del gobierno de Joe Biden, por medio de su secretario de Defensa, Lloyd Austin: Estados Unidos no dudará en actuar militarmente contra cualquier organización o país que esté tentado en ampliar el conflicto entre Israel y Hamas; para aquellos que lo intenten, nuestro consejo es: no lo hagan, porque no dudaremos en tomar las medidas adecuadas. Conservamos nuestro derecho a defendernos; de hecho, lo que estamos viendo es la perspectiva de una escalada significativa de ataques contra nuestras tropas y nuestros nacionales en la región. Haremos lo que sea necesario para garantizar que nuestras tropas estén bien posicionadas, protegidas y que tengamos la capacidad de responder. Se trata de reforzar los esfuerzos regionales de disuasión y contribuir a la defensa de Israel. Y sin chistar, de inmediato los gobiernos del mundo civilizado acataron la instrucción estadunidense: todo, a punta de bala.

El cinismo de Biden es brutal: el liderazgo estadunidense es lo que mantiene unido al mundo, dice, y para demostrarlo anunció que solicitará al Congreso de su país 105 mil millones de dólares adicionales para financiar el terrorismo israelí y los gastos de defensa de Ucrania, gran parte de los cuales repondrían los arsenales de Estados Unidos, y eventualmente destinaría miajas a labores humanitarias (Afp, Ap y Reuters). Eso sí, viéndose al espejo, afirma que cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, causan más caos, muerte y destrucción.

Una vergüenza, aderezada por otro impresentable, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant (el mismo que anunció el asedio total a la franja de Gaza: ni electricidad, comida, agua, ni gas; todo cerrado, porque estamos combatiendo contra animales y actuamos en consecuencia), quien advirtió: ésta tiene que ser la última maniobra, por la sencilla razón de que después de ella no habrá Hamas. Llevará un mes, dos, tres; será atacado (los palestinos, en realidad) con bombas de la fuerza aérea; ustedes saben cómo hacerlo de forma letal, precisa y de muy alta calidad, como se ha demostrado hasta ahora (agencia RT). Y los gobiernos del mundo civilizado se agachan y aplauden como focas, mientras sus presuntos representados les exigen exactamente lo contrario.

Dos semanas después del inicio del genocidio ningún gobierno civilizado ha movido un dedo, con la ONU como florero. Entonces, Estados Unidos ordena y el mundo civilizado acata (todos contra Palestina), pero el grito ciudadano es claro: todos somos Palestina.

Las rebanadas del pastel

Falta el balotaje, pero todo apunta a que, felizmente, el pueblo argentino recapacitó y el esperpento Javier Milei deberá irse a donde corresponde.

Twitter: @cafevega