De acuerdo a los primeros filósofos griegos, la catarsis se entiende como la expresión de las emociones al poder liberar sentimientos que se habían mantenido reprimidos, y que pueden llegar a verse como un despertar de las sentires individuales o colectivos. En el municipio de Lázaro Cárdenas tenemos un despertar de la gente del campo.
El Programa Sembrando Vida (PSV) inició en un momento crucial donde los embates económicos globales, así como el abandono del campo, aunado a la mayor incidencia y severidad de los fenómenos climáticos atípicos, habían llevado a tasas de emigración cada vez más altas hacia la Riviera Maya, sobre todo a las ciudades de Cancún y Playa del Carmen. Gente que otrora fuera campesina, ahora, de manera forzada, dejaban sus pueblos para trabajar en la rama turística y, con ello, poder conseguir el ingreso familiar. Las consecuencias del fenómeno migratorio, en muchos casos, familias desintegradas, nuevas generaciones sin conocer el trabajo de campo, así como pérdida de conocimientos, historia y tradiciones.
Implementar este programa en Lázaro Cárdenas no fue fácil, al inicio había una gran desconfianza debido en parte a que éramos un equipo de trabajo joven y fue mayor el desafío para ganar la confianza y reconocimiento de la gente de las localidades. Existía también mucha incertidumbre entre quienes se registraron como beneficiarios de si realmente era posible que se implementara y llevara a cabo un programa tan bueno para el campo, con acompañamiento técnico permanente y, además, con un pago mensual a los beneficiarios.
Las primeras acciones notorias que se desarrollaron fueron la formación de 40 grupos de trabajo (comunidades de aprendizaje campesino o “CACS”) de alrededor de 25 personas cada uno; en las reuniones de CACS se canalizaron principalmente trabajos productivos. Sin embargo, en cada una de las acciones desarrolladas estuvo el quehacer social: reuniones para toma de acuerdos, encuentros entre CACS, ferias, tianguis e intercambios de experiencias, eventos deportivos, y más recientemente, el proceso asambleario estatal. Se han dejado vestigios que son radiografías de pies y manos que ya no se pueden borrar, que ahora son parte de una historia individual y colectiva que escriben los mismos actores desde los pueblos rurales. Quedan las huellas del trabajo desarrollado en campo, en parques, viveros y biofábricas, así como en los hogares y, en conjunto hemos conformado la familia Sembrando Vida.
Actualmente, en Lázaro Cárdenas se perciben grupos de trabajo con integrantes empoderados, que manejan 30 viveros y biofábricas, así como alrededor de 2,400 hectáreas de sistemas agroforestales que ya están establecidos. Existen iniciativas que surgieron gracias a la emoción de las realidades alcanzadas, mismas que apenas hace un par de años fueron sueños. Se cuenta con más de dos millones de plantas vivas en campo, a las que se les da un manejo agroecológico para asegurar la producción de frutos saludables. Se siente un ambiente de fuerza colectiva que está guiándose hacia planteamientos que permitan construir desde lo que ahora tienen en campo, en las unidades de producción que prosperan con un potencial de cosecha de productos como piña, achiote, plátano, chaya, nopal, yuca, camote, ciruela, guanábana y mango, solo por mencionar algunos que desde años anteriores comenzaron a dar frutos. Adicionalmente, cada año se ha realizado la siembra de milpas tradicionales que han permitido a los beneficiarios cosechar productos de la canasta básica para llevar a sus hogares.
Se posicionan y echan raíz formas colectivas de organización que estaban aletargadas, tal es el caso de las fajinas, las ceremonias en las milpas, así como la preparación de comidas y bebidas típicas y ancestrales que son parte de la cosmovisión de la Gran Cultura Maya en la región Península de Yucatán.
Como parte del trabajo técnico que realiza el equipo operativo de Lázaro Cárdenas y, para poder atender las nuevas necesidades que tienen los sembradores en lo referente a temas productivos y sociales, a inicios de este ciclo 2023 se desarrolló de manera colectiva un programa de intercambios de experiencias municipales con periodicidad mensual. Los temas fueron propuestos desde el reconocimiento de las necesidades que sembradores y sembradoras habían estado expresando en campo, en los viveros, en las reuniones de CACS. Entre los temas desarrollados están: las preparaciones de insumos orgánicos como ácido acético a partir de piña para control de hierbas, empanizado de semillas, preparación de pasta de achiote y, los próximos, manejo de acahual, podas, parcelas demostrativas con aplicación de bioinsumos producidos en las biofábricas, uso de herramientas especiales para podas, injertación, cajas de ahorro, entre otros temas relevantes para la gente.
Para asegurar que se realicen las réplicas al interior de los 40 grupos de trabajo con los más de 900 beneficiarios de Lázaro Cárdenas, en cada evento de intercambio, cada CAC manda a un comisionado/a para que sea responsable de participar de manera activa, consultar dudas y llevar su registro para que posteriormente en un periodo máximo de dos semanas pueda replicar lo aprendido con el resto de su CAC con acompañamiento de los dos técnicos a cargo de su grupo.
El resultado del programa de intercambios ha detonado nuevas iniciativas y amistades, así como el reconocimiento de los trabajos y saberes de los demás pueblos y, homologar criterios de actividades en el municipio. Algunos grupos ahora tienen propuestas de elaboración y venta de compostas --adicionalmente a lo que están produciendo y utilizando en sus viveros y parcelas--, elaboración de pasta de achiote y otras conservas para aprovechar las cosechas, pero sobre todo, se están generando lazos de empatía y unión en un programa que ha demandado gran trabajo, pero que también está dando grandes frutos de acuerdo a las vocaciones personales o por el tipo de condición del suelo.
En Lázaro Cárdenas todo el equipo (Becarios, sembradores, técnicos y facilitador) estamos desarrollando un trabajo con amor y corazón, y seguiremos en la lucha de un mejor futuro. Sabemos que estamos en el lugar correcto porque aquí es donde late más fuerte el corazón.
¡Con fuerza y corazón, seguimos Sembrando Vida! •