i algo de cordura y decencia queda en la comunidad de naciones –cuya mayoría de integrantes permanece vergonzosamente postrada a los intereses estadunidenses–, la exigencia debe ser inmediata: cese al genocidio palestino ordenado por Benjamin Netanyahu, quien ayer decidió bombardear un hospital en Gaza, con un saldo no menor a 500 muertos, en una acción que sería, por mucho, la peor en las cinco guerras que ha peleado Israel contra Hamas desde 2008, de acuerdo con reportes de agencias informativas desde la zona del conflicto.

Es la barbarie en contra de un pueblo, el palestino, que tiene el derecho de contar con su propia patria, la cual, desde 1948, le ha sido sistemáticamente negada –agresión y expansionismo de por medio– por el gobierno israelita, con el descarado apoyo de Estados Unidos. Resulta ignominioso, pero es tal la colusión de prácticamente todas las naciones, que el mundo parece empeñado en observar en silencio la masacre, y no de ahora, sino desde hace siete décadas.

Ante el horror, la mayoría de los gobiernos de esa comunidad ha decidió voltear para otro lado y son los ciudadanos de a pie de diversos países quienes han salido a exigir ¡ya basta, y a protestar y manifestar pública y masivamente su dolor y estupefacción ante la barbarie encabezada por Benjamin Netanyahu, a quien antes de esta etapa se le catalogaba como halcón, pero que a partir de ahora simple y llanamente se le conoce como genocida.

De acuerdo con las agencias noticiosas Rusia Today y Sputnik, el vocero de la Defensa Civil de Palestina, Mahmoud Basal, declaró: hemos presenciado tragedias en guerras y en días pasados, pero lo que tuvo lugar esta noche (el ataque al hospital) es equivalente a un genocidio. El presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, declaró tres días de luto por las víctimas. Ha transcurrido más de una semana después de que estallara con nueva fuerza el conflicto palestino-israelí y las hostilidades han causado hasta la fecha más de 3 mil víctimas fatales y 10 mil heridos, según las autoridades médicas de ambos países.

Sputnik subraya que la ONU ha pedido al gobierno israelí que detenga su orden de desalojar en 24 horas a 1.1 millones de personas del norte de Gaza para bombardearlo, debido a que el desplazamiento forzoso podría acarrear consecuencias humanitarias devastadoras. La Organización Mundial para la Salud exhortó a Israel a revocar dicha orden por existir 22 hospitales con más de 2 mil pacientes en el norte de la franja de Gaza, alertando que mantenerla equivale a una sentencia de muerte para enfermos y heridos. Y la atenta respuesta israelí fue bombardear un hospital.

El presidente ruso, Vladimir Putin, junto con los emiratos Árabes Unidos, solicitó una reunión abierta y urgente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para analizar y pronunciarse sobre el bárbaro ataque israelí (que ahora intenta negar), así como para declarar de inmediato una tregua humanitaria que permita a los palestinos el acceso a alimentos, agua, electricidad y demás bienes básicos cancelados por el gobierno de Netanyahu.

Sin embargo, confiar en el Consejo de Seguridad y en la ONU (el gran florero de la comunidad de naciones) para resolver un conflicto que acumula más de siete décadas (y cuya solución ha sido reiteradamente ignorada por Israel, con el veto de Estados Unidos) es pedir demasiado. Cómo estará el ambiente, que al presidente Joe Biden se le olvidó que la propuesta que hoy presenta es la misma de 1948 (tierra para israelitas y palestinos), sin mencionar, desde luego, que nada dice sobre el expansionismo de Israel a costillas del territorio de Palestina.

La Jornada lo reseñó así: “a los hospitales de Gaza les quedan pocas horas de combustible para generadores, en tanto el agua y otras provisiones se han agotado o lo harán en el curso de 24 horas, de acuerdo con Naciones Unidas. Egipto advierte que la ayuda para la franja sitiada está atorada en la frontera, porque Israel no coopera. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos comentó a The Independent que algunos civiles han recurrido a beber agua de mar y agua sucia al agotarse por completo la provisión de líquido potable; la cuota mortal de la embestida es tan alta que Gaza se está quedando sin bolsas para cadáveres. La Organización Mundial de la Salud dijo que Gaza está a menos de 24 horas de una verdadera catástrofe”.

Las rebanadas del pastel

En fin, en el mundo civilizado nadie parece interesado en acabar con la barbarie y evitar el genocidio palestino.

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