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Cómo construir un mundo de paz perpetua
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odos los partícipes en la reciente sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas hablaron sobre la paz y la guerra. Como dijo muchas veces el presidente chino, Xi Jinping, debemos esforzarnos más para construir una comunidad global de futuro compartido para la humanidad.

En primer lugar, debe fortalecerse el papel central de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en los asuntos internacionales. Debe ser un defensor de la equidad y la justicia, no un espectador de la hegemonía y el acoso; debería convertirse en un gran escenario para practicar el multilateralismo, en lugar de un escenario para juegos entre grandes potencias y debe responder a los desafíos de una manera activa, en lugar de como una tertulia.

Estados Unidos, que se considera a sí mismo un defensor del derecho internacional, a menudo viola descaradamente la Carta de la ONU. China sostiene que la soberanía y la integridad territorial de todos los países deben ser respetadas y protegidas y que los propósitos y principios de la Carta deben respetarse con toda seriedad.

En segundo lugar, debe establecerse un nuevo tipo de relaciones entre los grandes países basadas en el respeto mutuo y la cooperación. En su reunión con el presidente estadunidense Barack Obama, en junio de 2013, el presidente Xi Jinping propuso establecer un nuevo tipo de relaciones entre grandes países como China y Estados Unidos.

Sin embargo, Estados Unidos no está dispuesto a aceptar este tipo de relaciones. En los últimos años ha intensificado sus esfuerzos para contener o incluso desea desacoplarse de China.

En tercer lugar, debemos oponernos enérgicamente al hegemonismo, que puede significar una posición ideológica o un acto de política exterior. Al abogar por la ley de la selva y el unilateralismo, el hegemonismo ignora la soberanía de otros países, con frecuencia maneja el palo de las sanciones por la llamada jurisdicción de brazo largo, e incluso no duda en usar la fuerza para implementar el cambio de régimen en otros países.

Desde que se convirtió en una superpotencia después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha confiado con frecuencia en su poderosa superioridad militar y fuerza económica para implementar políticas hegemónicas e incluso librar numerosas guerras contra sus oponentes.

En un discurso de abril de 2019, el ex presidente estadunidense Jimmy Carter señaló que Estados Unidos no había librado una guerra durante sólo 16 de sus más de 240 años de historia, lo que lo convierte en el país más belicoso en la historia del mundo.

En cuarto lugar, la seguridad de un país no debe lograrse a expensas de otros. No cabe duda de que sólo mediante el logro de la seguridad podemos garantizar que la soberanía y la integridad territorial de un país estén protegidas de la agresión externa. Con este fin, algunos países han formado alianzas militares a través de tratados y otras formas.

Pero hay alianzas militares que son injustas. Por ejemplo, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), controlada por Estados Unidos, no sólo ha utilizado repetidamente la fuerza ilegal contra otros países, sino que también se ha expandido continuamente bajo la influencia de la mentalidad de la guerra fría y la teoría realista de las relaciones internacionales. Hasta ahora, la OTAN se ha expandido hacia el este cinco veces, aumentando su membresía de 16 a 30, avanzando más de mil kilómetros hacia la frontera rusa.

Para disuadir militarmente a Rusia, la OTAN incluso intentó de todas las formas posibles ofrecer la membresía a Ucrania. Esto enfureció a Rusia. El 24 de febrero de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció en un discurso televisado que Rusia lanzaría una operación militar especial en la región ucrania de Donbás. A estas alturas nadie puede predecir cuándo y cómo terminará la crisis.

La OTAN incluso señala con el dedo a China. Altos funcionarios de la OTAN, como su secretario general, Jens Stoltenberg, afirmaron que China representa un desafío para los intereses, la seguridad y los valores de la OTAN, y que los miembros de la OTAN deben trabajar juntos para abordar los desafíos sistémicos de China. Esto es una tontería total.

En conclusión, si queremos construir un mundo de paz perpetua, debemos defender el papel central de Naciones Unidas en los asuntos internacionales, crear un nuevo tipo de relaciones entre los principales países basadas en el respeto mutuo y la cooperación, oponernos enérgicamente al hegemonismo y asegurarnos de que la seguridad de un país no se logre a expensas de otros.

*Profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan.

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