Chilpancingo, Gro., Al calor de la lucha zapatista, en 1994, los pueblos originarios de Guerrero constituyeron en esta ciudad la Comunidad Indígena Emperador Cuauhtémoc, con una visión comunitaria de convivencia.

En este espacio, ubicado en el sur de la capital del estado, fraternizan todas las culturas originarias de la entidad: ñuu savi (mixtecos), me’ phaá (tlapanecos), ñomndaa (amuzgos), nahuas y afromexicanos, así como mestizos.

Cuando se hicieron gestiones en el ayuntamiento, nos decían que éramos colonia o fraccionamiento, que no había de otra. Nosotros les dijimos que nos considerábamos una comunidad, explicó uno de los fundadores de la localidad, Hugo Juárez Ocampo, originario del municipio de Ixcateopan.

Recordó que el predio donde habita es producto de un esfuerzo colectivo de los pueblos indígenas, que se logró gracias a la fuerza que tomó en su momento el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, cuando el movimiento indígena de Guerrero se sumó con simpatía y apoyo a esa lucha.

Apuntó que, previendo esta situación, la administración que encabezaba el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari otorgó a pueblos originarios guerrerenses algunas prerrogativas, como servicio de electricidad y caminos.

De acuerdo con Juárez Ocampo, el predio se consiguió en 1994, pero en 2005 se retomó el proyecto, porque hubo un momento en que algunos compañeros del Consejo Guerrerense de Resistencia Indígena lo quisieron vender al Sindicato del DIF (Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia) y a algunos sectores de la Universidad Autónoma de Guerrero.

Anotó que líderes de origen étnico, entre ellos el finado Cirino Plácido Valerio, líder de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), y Amador Cortés, retomaron las tierras para exigir la presentación con vida de Gregorio Alfonso Alvarado López, fundador de la comunidad desaparecido el 26 de septiembre de 1996.

Hugo Juárez comentó que durante los últimos 18 años él y sus compañeros “hemos buscado mantener la herencia de nuestras culturas originarias, los usos y costumbres, la salud, la vida colectiva, lo que ha hecho fuerte a los pueblos indígenas en estos más de 500 años de resistencia, retomando la consigna de Cuauhtémoc: ‘el Anáhuac debe resurgir’”.

Expuso que, por ejemplo, “aquí se lleva a cabo la quema de leña me’phaá, que en ningún lado se realiza; la pedida de la novia, como se hace en la zona norte de la entidad. Once compañeros impulsan la medicina tradicional; tenemos un temazcal femenino mesoamericano, que va hermanado con la herbolaria, al que llega gente de los municipios (guerrerenses) de Chilapa, Tlapa, Tierra Colorada y las colonias de la capital; es un lugar de sanación”.

En su localidad, agregó Juárez Ocampo, prescolar y primaria son bilingües, como una forma de mantener viva la lengua originaria; se hacen honores a la bandera en los dos idiomas.

Destacó que en la Comunidad Indígena Emperador Cuauhtémoc se lleva una vida apartidista, y no porque nos espante la vida electoral, sino porque vemos que el problema no son los partidos, es el sistema capitalista; estamos hermanados con otras organizaciones en el país.

Entrega desmedida de bastones de mando

Durante un acto cultural para conmemorar los 18 años de la comunidad, este fin de semana se ofreció la conferencia La filosofía del abuelo Cuauhtémoc en el Anáhuac, a cargo de Isabel Quevedo Plascencia y Juan Santiago Montero, fundadores del grupo teatral Los Mascarones, procedentes de Morelos, durante la cual se hizo una crítica a la reciente entrega desmedida de bastones de mando.

Quevedo Plascencia consideró que “hoy están muy de moda los bastones de mando, con lo que yo no estoy muy de acuerdo. Un gobernante indígena de Huitzuco (Guerrero), de nombre Juan Cerón, cuando escuchó hablar a (José María) Morelos le dijo: ‘Cura Morelos, ten este bastón, este macuahuitl, esta vara de poder’.

“Morelos la recibió y, conmocionado, anunció: ‘Realizaremos el Congreso de Anáhuac en Chilpancingo’. Eso es parte de lo que antecedió a ese trabajo espectacular del generalísimo. También este gobernante indígena dijo a Morelos que su abuelo le contó que cuando escuchara hablar a alguien como Cuauhtémoc, le entregara el macuahuitl. Quiere decir que 300 años después de la invasión europea, todavía se tenía la firme idea de quién había sido ese joven Cuauhtémoc”.