Entrevista con Kawabata Makoto, guitarrista del grupo, captador de ondas de radio de lugares desconocidos
Miércoles 4 de octubre de 2023, p. 9
El grupo de rock sicodélico Acid Mothers Temple regresa a México para una gira que abarcará Querétaro (Cervecería Hércules, 5/10), Ciudad de México (Foro Indie Rocks, 6/10), Ensenada (Bloodlust, un bar de vinos con la forma de un ajo, 7/10) y Tijuana (Diablitos 8/10). Vuelve bajo el lema: Haz lo que quieras, no hagas lo que quieras.
Hay pistas sobre las influencias musicales de Acid Mothers Temple, aunque podría decirse que parte de su misión desde sus comienzos en 1995 es evitar ser descritos con un término simplificador, no son sólo un grupo de rock sicodélico ni uno experimental ni uno que absorbe influencias de otras latitudes y las devuelve bajo otra forma. Una marca fuerte en AMT es el rock espacial hecho en Alemania, colaboraron con Gong y Guru Guru, pero nunca intentaron imitar el estilo de batería de Neu! en la canción Hallogallo, sino que la influencia alemana más amplia, el krautrock, marcó un precedente de cómo otros países toman elementos de la cultura de Estados Unidos y le dan una impronta diferente. Otra influencia sónica sería Boredoms y la escena de música extrema que se desarrolló en Japón en paralelo a su carrera.
No entrevistas a un músico como Kawabata Makoto para entender lo que quiere decir. Puede ser que la gracia del guitarrista fundador de Acid Mothers Temple esté en cierto enigma que rodea a sus respuestas.
En 2017 tuve la oportunidad de estar en sus conciertos en Argentina. Kawabata se había accidentado de una pierna, nunca quedó claro si un tropiezo lo provocó. Uno de los integrantes más jóvenes del grupo improvisó un bastón con una vara de madera que encontró en un parque. Makoto temía no tocar la guitarra como siempre, no apretar a tiempo sus pedales, pero cuando llegó la hora del show tocó como en un héroe de la guitarra, sí, y también como lo explica en la siguiente entrevista: como una especie de captador de ondas de radio de lugares desconocidos
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Una cultura antisocial
Sin importar cuánto avanzó la sociedad japonesa entre los años 60 y los 70, cuando el rock comenzó a ser considerado más un negocio que un elemento dañino para la juventud, ser un rockero marcó un quiebre en la vida de Kawabata Makoto: Los 60 fueron la época en que el rock era considerado una cultura antisocial. Ese rechazo simbólico se materializó cuando The Beatles visitaron Japón y en las escuelas prohibieron a los estudiantes asistir a su concierto. Nací en 1965; para los comienzos de mi carrera, en 1978, la música rock ya era una industria generadora de dinero, y ese reconocimiento antisocial se había esfumado. Mi madre, una señora conservadora y de costumbres antiguas, se opuso vehementemente a mi música al comienzo, denominándola antisocial: creía que las guitarras eléctricas y el pelo largo simbolizaban estas actitudes y lo siguió creyendo hasta bien comenzado el siglo XXI. Sin embargo, en la época de la new wave todo estaba más asociado al entretenimiento. ¿No fue así también en Occidente?
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Trascendiendo periodos
La juventud de Makoto coincidió con el acceso masivo a música de lugares fuera de Japón: Para los japoneses de nuestra generación, la música de Occidente, especialmente el rock, jazz, la música étnica y contemporánea, era simplemente cultura importada, y pudimos escuchar esa variedad de música sin preconceptos y sin discriminar, trascendiendo los periodos temporales y estilos, ignorando el contexto histórico y social de la música. Creo que nuestro proceso es mezclar esto y sublimar aquello
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Makoto en la montaña
Cuando no está de gira cumpliendo como con 30 recitales en un mes, Makoto lleva una existencia alejada del ruido: Vivo en la cima de una montaña; la ciudad, el mar o el desierto son lugares muy diferentes a mi hogar. En mi pueblo sólo viven seis personas mayores, aparte de mí; una gran ciudad con mucha gente joven es el lugar más diferente en el que puedo estar
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Kawabata, el omnívoro
En uno de los videos de la disquera Amoeba, Makoto muestra discos que va a llevarse del enorme recinto de Los Ángeles, cada uno corresponde a un lugar y un periodo diferentes: Tengo la curiosidad de escuchar música que no escuché antes y el deseo de encontrar una que me parezca cool, sin importar de qué estilo. La música que toco no está influenciada por lo que llamaré tentativamente cosmos, pero procuro atrapar el sonido que viene constantemente de ese otro lugar, como un receptor de ondas de radio, e intento reproducirlo de forma pura para que otros puedan escucharlo. Cuanto más sabe uno sobre diferentes tipos de música, la imagen sonora proveniente del cosmos tiende a ser más clara, así que es mejor saber que no saber
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Si todos los grupos llevaran la velocidad de Makoto para grabar y editar discos, la población mundial de música sería infinitamente superior: Muy pocas veces en mi vida me sentí aburrido. La música es parte de mi vida, pero no lo es todo. El único momento en que me aburro es cuando mis acciones son reguladas por poderes superiores
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Improvisación y afirmación
Los conciertos de Acid Mothers Temple tienen una forma, como un recipiente sobre el cual se desarrollan improvisaciones con resultados inesperados: Los contratos en el mundo son un certificado que muestra la desconfianza hacia la otra parte. Los ensayos en la música son, de la misma manera, una forma de cubrir la falta de entendimiento con otros músicos. Si te concentras en entender, lo sabrás desde el primer acorde. Ensayando una y otra vez, la gente busca un sentido de seguridad y de armonías esperadas. Así, pueden cerrar sus oídos y ser cada vez más y más egoístas
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Algunos de los mejores discos de Acid Mothers Temple salieron muchas décadas después de la etapa inicial del rock sicodélico y antes de su resurgimiento más popular. Uno de esos elepés se llama La novia: Es un cover de una canción tradicional de la región Occitania del sur de Francia. Me gusta mucho la música medieval, y creo que la de Occitania es su raíz y se encuentra muy viva en la actualidad
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Las manzanas plateadas
El mes pasado, Makoto sacó dos discos, uno de ellos con el tecladista de Silver Apples, Simeon Coxe, fallecido en 2020: Me sorprendió mucho que Simeon me pidiera que colaboráramos. Admiro a los Silver Apples por ser un grupo innovador, me quedé de piedra cuando oí por primera vez lo que hacían en los años 60. Durante la grabación, Simeon me contó la historia de Silver Apples y cómo nació el simeon, el equipo que utiliza; fue un episodio muy interesante
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El otro disco de Makoto, Infinite Mirrors: The Lost Latin American Tapes, Vol. 1&2 (2023), editado de forma digital por Otono discos, fue grabado en Oaxaca en 2015 y tiene entre sus integrantes a Gabriel Lauber, Rodrigo Ambriz, Natalia Perez Turner, Alexander Bruck, Bárbara Lázara, Wilfrido Terrazas, Martín López, Javier Lara y Hernani Villenior: En México, estuvimos metidos en el estudio casi un día entero, tocando uno tras otro sin descanso, como en una batalla campal, con muchos músicos mexicanos allí instalados; al final estábamos realmente agotados, tanto física como mentalmente. Fue un día interesante que no se vive a menudo. Cuando terminaron todas las actuaciones, tenía mucha hambre y pensé que por fin podría comer, pero era demasiado tarde y la mayoría de los restaurantes ya estaban cerrados. Maldije la crueldad de los dioses de la música
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