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México SA

Gringos avientan la papa // Medio millón de muertos // Chantaje, no colaboración

S

ea porque está en temporada electoral (AMLO dixit) o sólo por lavarse las manos, en su añeja práctica de achacar a terceros las causas de sus problemas internos, el gobierno estadunidense insiste en responsabilizar a México de la crisis que vive por el creciente consumo de drogas y las cien mil muertes anuales, y contando, por sobredosis de estupefacientes, las cuales se han duplicado en apenas seis años.

Duro que dale, el gobierno estadunidense, más no pocos legisladores, insiste en que nuestro país es el causante del imparable consumo de fentanilo en aquellas tierras y, por añadidura, el creciente número de muertes, sin asumir que mientras exista demanda habrá oferta, y si no es de una droga en específico será de otra, porque allá no tienen llenadera.

Desde hace tiempo, Estados Unidos puso la mesa para que, sin mayores consecuencias, convivieran narcotráfico y consumidores. En los años 80 del siglo pasado fue el boom de la cocaína, a la que siguieron otros siempre relacionadas con el estupefaciente de moda: de la mariguana al fentanilo, pasando por los demás. Y la solución de ese gobierno –cualquiera que haya sido su inquilino temporal– siempre ha sido achacar la responsabilidad a los productores, nunca a los consumidores y mucho menos a la laxa cuan inoperante respuesta institucional.

Lo cierto es que la guerra contra las drogas declarada por el gobierno estadunidense (con Nixon en la Casa Blanca, más el refuerzo de Reagan en 1986) desde hace cuando menos medio siglo ha sido un sonado fracaso, pues no sólo el consumo interno ha crecido de forma exponencial, sino que la ha usado para meterse en los asuntos propios de terceros países so pretexto de tal lucha, al tiempo que la ha utilizado, en contubernio con el narco, para financiar ilegalmente movimientos contrarrevolucionarios como en el caso de Nicaragua. Y mucho más.

Para el gobierno de Estados Unidos, ¿cuál es el saldo de esa guerra contra las drogas? Una sociedad cada día más dependiente de la amplia canasta de estupefacientes que ni de lejos ha podido controlar, al tiempo que crecen los decesos por sobredosis (la información es del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de aquel país). Para dar una idea, sólo entre 2015 y 2021 en aquella nación oficialmente se registraron alrededor de medio millón de muertes por esa causa, cifra similar a la pérdida en vidas registrada durante la participación estadunidense en la Segunda Guerra Mundial y casi 10 veces superior por la intervención gringa en Vietnam, por sólo utilizar estos comparativos. Pero otros son los responsables, según dice.

No es la primera ni será la última vez que el gobierno estadunidense y sus legisladores intenten chantajear con el tema de las drogas. De hecho, una delegación de funcionarios de aquel país se reunió ayer con el presidente López Obrador para hablar sobre temas de la cooperación bilateral, con del fentanilo en primer lugar, con todo y que el gobierno mexicano ha sido reiterativo que hace todo lo humanamente posible para combatir el tráfico de esa droga.

Pero como para los gringos lo anterior es lo de menos, porque el chantaje es lo importante, en la mañanera de ayer López Obrador reiteró: “como hay elecciones en Estados Unidos estos temas los utilizan para propaganda, ya sea un partido u otro, quienes más están utilizando ahora el tema migratorio y el del fentanilo para acusar a México son republicanos. Pero no creo que les funcione, porque cada vez hay más información en el pueblo estadunidense, y saben muy bien que nosotros estamos haciendo un esfuerzo, ayudando a resolver el problema en Estados Unidos que estos políticos falsarios no han resuelto, el grave problema del consumo del fentanilo, por el que pierden la vida 100 mil jóvenes cada año. Entonces, son tan chuecos que lo único que hacen es voltear hacia México y culparnos a nosotros. Son expertos, especialistas en ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Políticos sin principios, sin ideales, deshonestos, oportunistas, no son capaces de la autocrítica y de ir también a las causas”.

Así pues, el gobierno estadunidense debe hacer algo más que aventar la papa caliente.

Las rebanadas del pastel

Se le acabaron las fichas al depredador sexual Andrés Roemer y se tramita su extradición, pero a quien ni de lejos se le agotan es al torturador Tomás Zerón que cuenta con la protección del gobierno de Israel.

Twitter: @cafevega