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El docente debe romper esquemas y saber escuchar la diversidad

Lo más importante ahora es trabajar en aceptar al otro, asevera

La también historiadora lamenta que los medios estén educando a los niños y los jóvenes, a quienes les pintan un mundo fácil donde el valor de las personas radica en cuánto tienes, frente a lo que sugiere que los maestros les enseñen a tener una lectura crítica del mundo

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▲ En los años 90 la profesora Ana María Prieto, junto con colegas de la UPN, ganó un concurso convocado por la Secretaría de Educación Pública para renovar los libros de texto luego de que unos materiales que había preparado el historiador Enrique Florescano fueron muy criticados y proscritos.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de octubre de 2023, p. 12

La figura del maestro en el mundo contemporáneo ha cambiado no sólo en México, sino en países que, entre otros retos, enfrentan fenómenos como la migración y la cada vez más avasalladora presencia de medios masivos de comunicación cuyos contenidos influyen de manera importante en niños y jóvenes.

Por eso, el docente hoy día debe ser un sujeto que rompa esquemas, que entienda que el mundo ya no gira de una sola manera, que tenga una mente abierta, dispuesto a escuchar la diversidad, dijo la antropóloga y pedagoga Ana María Prieto Hernández.

En entrevista con La Jornada, la también historiadora explicó que hace apenas unas cuantas décadas en las sociedades endogámicas, cerradas, si bien existía la migración rural a las grandes urbes, se mantenían ciertos núcleos consistentes que ahora se han complejizado.

Por eso, reiteró, en la actualidad “el maestro se debe asumir con un sujeto construyéndose. No llegar a las aulas y decir: ‘ya, soy un profesor’, sino tener la disposición para ir aprendiendo con los otros, para cambiar con las circunstancias y no sentirse infalible. Un maestro debe escuchar incluso a quienes le señalan que hizo o dijo algo que no era correcto o claro”.

En este aspecto, la maestra recordó una anécdota que le sucedió en los años 60 con un alumno de su clase que lloró cuando ella mostró una caricatura de la época en la que aparecían granaderos dibujados como gorilas. El padre del niño era granadero y para mí fue un golpe duro haber hecho sentir mal al pequeño.

Un maestro, continuó la especialista, “debe tener claro que lo debe ser para todos, no para unos cuantos. Entender que cada niño es diferente, al igual que cada contexto. Porque ahora lo más importante es trabajar en aceptar al otro, sea de donde sea. Comprender y hacer comprender a los alumnos la responsabilidad social.

Es decir, quien tiene la fortuna de estar entero del cuerpo, o de tener una cabecita con una mejor capacidad intelectual, o quien tiene una situación económica más holgada, tienen una cierta responsabilidad social, porque de lo que ahora se trata es de crear comunidad, esto quiere decir, generar aceptación a la diversidad en una búsqueda del bien común.

Esas ideas son las que desde hace décadas han regido la labor de la maestra Ana María Prieto, quien en los años 90 ganó un concurso convocado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), junto con colegas de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), para la renovación de los libros de texto luego de que unos materiales que había preparado el historiador Enrique Florescano fueron muy criticados y proscritos.

La historiadora recuerda que aquellos textos “provenían de plumas interesantes y buenas, pero tenían un defecto: no incorporaron la voz del maestro ni la didáctica, acabaron siendo un libro que rompía con los mitos oficiales, lo cual no sé si sea bueno o malo, pero hay que decirlo a los niños, ampliarles el panorama de quiénes son los sujetos de la historia.

“Se habló del 68 con mayor particularidad, lo que molestó a algunos sectores del Ejército porque se les responsabilizaba de la represión. De esos libros de Florescano no gustó que se eliminara la historia de bronce, la cual se hizo de lado porque no era una historia académica. Al desecharse estos libros se convocó a un concurso abierto para elaborar nuevos libros de texto. Varios grupos de la UPN nos incorporamos a este reto y ganamos para hacer el de historia para cuarto, quinto y sexto de primaria. Uno de éstos se editó, los otros no. Arguyeron varias razones, nos dejaron avanzar, nos felicitaron por el enfoque, pero a la mera hora, a los ojos del anterior grupo que había sido sacado de la jugada, se dijo: ‘Si aquéllos no salen, éstos tampoco’. No creo que haya habido una razón realmente política, porque no eran malos libros, quizá un poco lúdicos, rompían con la visión tradicional de la historia, trabajaban mucho la parte metodológica de la historia, tenían innovaciones.

“El dinero del premio, que era bastante, una parte la doné a la UPN para que hicieran la primera sala de cómputo y la otra parte la usamos para editar el libro, siquiera para que lo conocieran los profesores y tuvieran material de apoyo. Muchos maestros conocieron esos libros gracias a que los editamos de manera independiente.

Para la SEP todo terminó en que ellos decidieron elaborar sus propios textos, anónimos, no sabemos ni quién ni cómo los hicieron, y esos libros se usaron durante muchísimo tiempo, con la desventaja de que tenían una estructura muy chistosa: en el de cuarto año se refería desde el origen del hombre americano hasta el virreinato, luego se rompía el tema y metían historia universal, y hasta sexto recuperaban de nuevo la historia de México, de la Independencia a nuestros días.

Diálogo entre el presente y el pasado

A finales de 2021, la maestra Prieto adaptó el libro de casi 500 páginas México, grandeza y diversidad que hizo la Secretaría de Cultura federal a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia para conmemorar el bicentenario de la Independencia, con el fin de elaborar 10 fascículos breves que fueron distribuidos en varias escuelas del país (los cuales se pueden consultar en mexicograndezaydiversidad.inah.gob.mx/ fasciculos.html)

Ese material forma parte ahora del paquete de libros de texto de la llamada Nueva Escuela Mexicana para estudiantes de cuarto, quinto y sexto de primaria, como libro de consulta para los alumnos, las familias y la comunidad.

La especialista reiteró que estos materiales proponen que “en la interacción de todos los miembros de la escuela se puede establecer un diálogo vivo entre el presente y el pasado para proyectar el futuro. Esto permite que los estudiantes se asuman como sujetos históricos, y que el aprendizaje se relacione con el desarrollo de los niños y adolescentes desde una perspectiva histórica vinculada con el mundo.

“Es preocupante que los niños de ahora se encuentren inmersos en un contexto de influencia de los medios; es impresionante. Se atreven a criticar a cualquiera, pero no saben mirarse a sí mismos. Los pequeños están enterados de todo lo que tiene qué ver con las drogas porque sale en las series, con las que se informan de esto y lo promueven como algo muy padre, donde le dicen a alguien ‘looser’ o ‘ teto’, y el problema es que son actitudes yformas de hablar que se repiten en el salón.

“Desafortunadamente, quien de verdad está educando a niños y jóvenes son los medios, y son éstos los que les pintan un mundo fácil donde el valor de las personas radica en cuánto tienes. Por eso, el maestro también debe enseñarles a tener una lectura crítica de los medios y del mundo en general. Es un trabajo muy complejo por las características de nuestra sociedad actual. Por eso la nueva escuela debe ser un lugar de creación, reconstrucción y aplicación del conocimiento social e históricamente construido, que propicie la formación de un espíritu creador, crítico y científico.

Hay que elevar el nivel de la discusión y comenzar por conocer los cimientos sobre los que se edificó la nueva propuesta educativa.