Las manos de José Raúl Rangel estaban inquietas. Parecían, por momentos, las extremidades de un muñeco de ventrílocuo que se negaban a permanecer rígidas. El joven portero nacido en Zapotlán El Grande, Jalisco, jugó su primer partido en la Liga Mx con la tarea titánica de detener al Toluca. Aunque empezó nervioso, sus atajadas sirvieron de mucho para que Chivas lograra el empate 1-1 en el estadio Nemesio Díez, cuando parecía una misión imposible.

Formado en las fuerzas básicas, Rangel recibió con sorpresa la noticia de que sería titular. El técnico Veljko Paunovic se lo comunicó horas antes y no tuvo tiempo más que para ponerse los guantes. Ante la confianza minada de Miguel Jiménez, el serbio quiso revitalizar con nuevos nombres la moral de su equipo, afectado por una crisis de derrotas y decepciones. Con el joven de 23 años, la visita al infierno fue un poco más dulce.

Todos los ataques de los Diablos pasaron por las manos de Rangel: tiros de larga distancia de Marcel Ruiz, jugadas de Jean Meneses y Maxi Araujo que crecieron por las bandas y un remate milimétrico del brasileño Pedro Raúl, a unos metros de la línea de gol. En un equipo que sufre para competir, el ex del Tapatío mostró el alcance de sus capacidades. El segundo tiempo sus defensas no le ayudaron.

Pese a estar más cerca de la pelota en un pase de Marcel Ruiz, Jesús Chiquete Orozco y Gilberto Sepúlveda perdieron la marca de Édgar López y el delantero de los Diablos abrió el marcador (62), anticipándose a la salida del guardameta. La presión empezó a pasar factura.

Sin los estelares Víctor Guzmán y Alexis Vega, quien entró en el tiempo agregado, el Rebaño encontró en Alan Mozo cómo crear espacios donde era un bosque de piernas.

En uno de sus intentos por la banda derecha, Mozo ajustó la precisión con un centro peligroso y, ante el descuido de Andrés Mosquera, habilitó a Ricardo Marín para marcar el empate con un potente cabezazo (69). Aunque el Rebaño llegó a cinco fechas sin ganar, la actuación de Rangel fue misión cumplida.