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Vamos por las fuentes de energía limpia
E

l cuidado del ambiente se reflejará cuando se utilice la cantidad necesaria de energía para las necesidades vitales. Aumenta cada día más la urgencia por encontrar esas fuentes de energía limpia que no generen, a la larga, otros contaminantes peores o difíciles de controlar.

En el ámbito científico está claro que los avances ambientalistas tienen que ver con las políticas públicas de cada gobierno para resolver el abastecimiento energético, también que el ambientalismo no se ha visto favorecido en los regímenes neoliberales.

La correlación de fuerzas se mide en dinero y si algún proyecto deja superganancias, tendrá prioridad sobre el riesgo de destrucción ambiental. Y en caso de que el proyecto sea conveniente para la restauración ambiental, pero no produzca riqueza, entonces la decisión neoliberal será no llevarlo a cabo.

Mientras surgen nuevas propuestas para limpiar el ambiente, se vislumbra un panorama nuevamente consumista con relación a las fuentes de energía limpia. Las empresas buscan la competencia, la comercialización más exitosa por encima del beneficio ambiental.

Volver a la vida lo más natural posible es una de las propuestas más frecuentes en una sociedad consciente de los límites de la naturaleza. Por lo tanto, el enemigo a vencer es la política destructiva de los regímenes depredadores de las fuentes de energía limpia.

En el imaginario de la población ambientalista se incluye la disminución de lo que es artificial, o industrializado, donde la vida moderna no renuncie a la tecnología útil para la sobrevivencia.

Las civilizaciones se han desarrollado debido a una acelerada transformación irracional de la materia. Podríamos decir que, en la búsqueda de la supervivencia, la gran mayoría de las civilizaciones fueron convirtiéndose en las mayores depredadoras de los recursos naturales.

El ambientalismo busca, entre otras metas, revertir el daño por el uso abusivo de los energéticos, lograrlo es, tal vez, una utopía; sin embargo, no una iniciativa imposible. El proyecto neoliberal consumista ha crecido bajo una lógica de tener más para crecer y desarrollarse más y mejor.

Por ahora, seguimos en la búsqueda de una pronta soberanía energética. Las autoridades gubernamentales de la próxima legislatura tendrán que dar continuidad a los pasos que ya se han dado en la actual y acelerar la innovación de programas de educación ambiental y la masificación de éstos.

Sin educación, será difícil la ejecución de cualquier solución. El prototipo de proyecto para la regeneración ambiental más efectivo debe considerar que estará dirigido a una sociedad depauperada en conocimientos ambientales.

Lo importante en materia de innovación energética es aprovechar lo ya avanzado en fuentes de energía limpia accesibles en su aplicación y perfectibles en cualquier circunstancia. Este será el móvil de cualquier sociedad. Ya no consumismo ni industrialización como fuente de enriquecimiento fácil. Lo importante es preservar las fuentes de energía limpia que nos darán lo necesario para sobrevivir.

La energía solar la tenemos a cualquier hora en diferentes puntos del planeta, compartirla y optimizarla será una nueva forma de enriquecer la interacción y solidaridad humana.

Es necesario profundizar en el conocimiento de las soluciones que, dentro de la propia naturaleza, han encontrado las diferentes culturas.

Tenemos la energía que se obtiene a partir del viento, el agua, los elementos minerales, los hidrocarburos (satanizados y despilfarrados), así como del mundo microbiano y de la tierra, por ejemplo, a través de la termodinámica.

Las nuevas soluciones para conseguir energía tendrán que ser prioritarias para los próximos gobiernos, no sólo de México, sino del mundo entero, así como la garantía de la limpieza de sus fuentes.

Tenemos como materia pendiente la disminución del bióxido de carbono (CO2) y de sus dañinos gases de efecto invernadero.

El pleito de las empresas privadas con las medidas que ha tomado el actual gobierno de la 4T tendrá que pasar a un tercer plano. Lo importante es que se respeten las disposiciones de las autoridades de energía nacionales.

Las decisiones oficiales que no favorecen a los proyectos de explotación energética de empresas privadas no son medidas ilógicas ni caprichosas, están basadas en la experiencia de su explotación irracional, el deterioro ambiental y la pérdida de ganancias para el país.

Twitter: @AntonioGershens