Jueves 21 de septiembre de 2023, p. 22
Madrid. Ante la pérdida de hegemonía e influencia económica y política en la región, la Unión Europea (UE) está ultimando su gran plan de inversión en América Latina, en el que está de manera destacada México. Con el objetivo de invertir en la llamada economía verde
, la UE pretende, además de fomentar proyectos de desarrollo humano y social, catapultar en la región a las grandes corporaciones energéticas del viejo continente, que tienen la tecnología para desarrollar esos proyectos, además de un enorme interés en controlar y administrar los recursos naturales que la hacen posible, como el hidrógeno verde o el litio.
Llegarán 810 mil mdp
La reciente reunión informal de los ministros de Finanzas de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la que también estuvo presente México, culminó con una declaración final en la que se anunció que se invertirán a lo largo de los próximos cuatro años hasta 45 mil millones de euros (810 mil millones de pesos) en América Latina. Desde Europa se pretende así consolidar su presencia y contrarrestar su pérdida de influencia y hegemonía frente a los dos grandes referentes de la economía mundial, China y Estados Unidos.
El plan ya está en marcha y fue diseñado en colaboración con algunos de los organismos financieros internacionales más importantes, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y la CFI del Banco Mundial, entre otros.
El objetivo es que entre todos estos organismos, en una especie de multilateralismo financiero
, se inviertan en proyectos específicos en la región los 45 mil millones de euros hasta el año 2027, cuando supuestamente se renovará con un plan similar basado en los mismos tres ejes: la transformación verde, digital y social.
Los organismos financieros aspiran a transformar las entrañas del sistema productivo, comercial y financiero en América Latina y el Caribe, que además es una región crucial para la lucha contra el cambio climático por sus reservas naturales y su todavía baja emisión de gases de efecto invernadero si se compara con las que expulsan los países ricos o más desarrollados, como Estados Unidos.
En cualquier caso, la UE pretende invertir en propuestas que contemplan llevar conectividad a Colombia; la producción de hidrógeno verde en Chile y Uruguay; la movilidad sostenible en San José, Quito, Bogotá, Montevideo y Sao Paulo; la masificación de la energía renovable en Jamaica, y proyectos de agua y saneamiento para combatir la malnutrición infantil crónica en todo Ecuador, entre otras. El interés de Europa en desarrollar el hidrógeno verde en América Latina, sobre todo en países con grandes reservas como Brasil, Argentina, Chile y Uruguay, se debe en gran medida a que las grandes corporaciones energéticas europeas aspiran a controlar este mercado y a importar hasta 10 millones de toneladas cada año a partir del 2030, cuando se consumará según lo previsto la gran revolución verde
.
Plan Sonora, prioridad
En el caso de México, la inversión se enfocará en temas de transición energética, bonos verdes y manejo de cuencas. Pero sin duda el gran eje de la inversión europea en México es el Plan Sonora, por su desarrollo de las llamadas energías limpias
y que dará impulso a plantas fotovoltaicas y a la producción de litio. Uno de los grandes objetivos es culminar la generación de energías renovables con la construcción de una planta de energía solar en Puerto Peñasco, Sonora, que permitirá generar mil megavatios de energía solar para la Comisión Federal de Electricidad. Los países europeos más interesados y con inversión directa en estos proyectos en México son España, Italia, Dinamarca, Francia y Alemania.
En la cumbre financiera de la UE y Celac, que se clausuró el 15 de septiembre en Santiago de Compostela, los representantes europeos no ocultaron que detrás de estas inversiones aspiran a fortalecer su influencia en la región por encima de China, pero sobre todo en controlar el oro verde
de nuestra era: los recursos naturales que hacen posible que la economía verde
sea posible.