Moscú. El Cáucaso del sur devino este martes en un nuevo escenario de guerra en el espacio postsoviético cuando el deterioro de la situación del enclave de Nagorno-Karabaj llevó a Azerbaiyán a iniciar acciones antiterroristas de carácter local, eufemismo que usa Bakú por bombardeos masivos y operaciones militares en la disputada región de población de mayoría armenia.

Con el propósito de asegurar que se cumpla lo estipulado en la declaración trilateral (que con la mediación de Rusia selló la derrota de Armenia tras 44 días de guerra en toda regla con Azerbaiyán hace tres años); impedir las amplias provocaciones en la región económica de Karabaj; desarmar y expulsar de nuestro territorio a las formaciones militares de Armenia; neutralizar su infraestructura bélica; garantizar la seguridad de la población civil, que regresó a los territorios liberados de la ocupación, de los funcionarios civiles encargados de las obras de reconstrucción y de nuestros militares, así como de restaurar el orden constitucional de Azerbaiyán, en la región comenzaron acciones antiterroristas de carácter local, informó el ministerio azerí de Defensa en un comunicado emitido a primera hora de ayer.

Los bombardeos y combates a lo largo del día dejaron al menos 25 muertos y 138 heridos, de acuerdo con Arman Tatoyan, antiguo comisionado para los derechos humanos en Armenia. El ex primer ministro de la república no reconocida Ruben Vardanian pidió al gobierno de Armenia reconocer Artsaj (nombre armenio de Nagorno-Karabaj) y sumarse a la defensa de sus ciudadanos. ¡Todos tenemos que defender la patria!, publicó en Telegram.

La cancillería rusa, mediante su vocera, María Zajarova, exhortó a armenios y azeríes a detener el derramamiento de sangre y volver a la mesa de negociaciones, al tiempo que dijo que Azerbaiyán no avisó de ninguna acción antiterrorista al contingente de pacificación que Rusia desplegó en la zona. El ministerio ruso de Defensa, de su lado, respondió a las críticas armenias de por qué no intervenían los militares rusos, señalando que a lo largo del día están registrando las numerosas violaciones del régimen de cese el fuego y vigilan la situación las 24 horas.

La disputa por Nagorno-Karabaj ya ha costado 35 mil muertos, sin contar los miles de desaparecidos y de desplazados, resultado de dos guerras, la primera de 1988 a 1994 y la segunda, que duró 44 días y concluyó el 10 de noviembre de 2020 con la firma del acuerdo trilateral entre Armenia, Azerbaiyán y Rusia.

Este acuerdo permitió a Bakú establecer su control sobre muchos distritos del Karabaj, así como la antigua capital Susha, lo que la oposición armenia interpretó como derrota política del presidente Nikol Pashinian, que sin embargo sobrevivió a las exigencias de que dimitiera.

De nueva cuenta, las calles del centro de la capital armenia volvieron a llenarse de una multitud indignada, que intentó –según la transmisión satelital del canal de televisión armenio 24News– tomar por asalto la sede del gobierno, enfrentándose a la policía que frenó la embestida con granadas lacrimógenas.

Desde diciembre del año pasado empezó a crecer la tensión a partir de que un grupo de activistas azeríes cortó el acceso al desfiladero de Lachín, que es el único puente virtual para acceder por tierra a Nagorno-Karabaj desde Armenia, lo cual generó frecuentes enfrentamientos y que Yereván y Bakú se acusaran de incumplir lo pactado.