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De la otra ciudad

Su gran reto, en la Feria del Mole de Atocpan

El hielo, camarada de José en su niñez, ahora lo acompaña en su fábrica

Si el agua deja ganancias, en estado sólido aún más, asevera este milpaltense que lo reparte en su pueblo

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▲ Juan Carlos Chavira y su mamá Guadalupe Cervantes, integrantes de la Cooperativa Fábrica de Hielo Milpa Alta, que se dedica a producirlo en diversas presentaciones, muestran cómo envasan y almacenan su producto en su local ubicado en San Pedro Atocpan, Milpa Alta.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de septiembre de 2023, p. 29

José Carlos Chavira Cervantes recuerda que en su infancia cayó una fuerte nevada en el monte de Villa Milpa Alta, andaba con su primo y regresaron a casa con unas grandes bolas de hielo en las manos, “las tenía entumidas y por maldad me dice: ‘échate sal, con eso se te quita’”, así lo hizo y sintió cómo se le helaban.

Tendría entonces siete años y, por suerte, por aquella maldad de su primo no tuvo quemaduras en sus manos, por lo que 28 años después haría de la producción de hielo su negocio.

Ahora, en su empresa cooperativa Fábrica de Hielo Milpa Alta, en el pueblo de San Pedro Atocpan, fabrica al día unas 25 bolsas de cubos tipo gourmet y comercial que vende en tiendas, cafés y restaurantes del poblado, aunque durante las oleadas de calor en junio pasado llegó a duplicar el volumen, como salían se iban.

Sin embargo, será a fin de mes cuando José Carlos y sus asociados enfrentarán su primer desafío como empresa, al entrar como proveedora a la tradicional Feria del Mole de San Pedro Atocpan, que se realizará del 30 de septiembre al 22 de octubre.

Espera abastecer al menos a una decena de restaurantes y otro tanto igual de cantinas para tener un ingreso suficiente que le permita pasar a la siguiente etapa de su proyecto: entrar con congeladores a las tiendas, con capacidad para almacenar 30 bolsas, en lugar de hacer repartos cotidianos.

Cuenta que el negocio lo empezó en 2016 con una purificadora de agua que emprendió junto a su esposa, con la que lograron distribuir a centros de desarrollo infantil por la calidad de su producto.

Dos años después decidió invertir parte de las ganancias en el reparto de hielo que iba a comprar al pueblo de Santiago Tulyehualco, en la vecina Xochimilco, el cual repartía con viajes en bicicleta.

Si la venta de agua purificada es buen negocio, en estado sólido es mejor, más rentable, y llegó un momento en que ya no se daba abasto, por lo que decidió buscar financiamiento para producir ellos mismos el hielo.

Con la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo del gobierno capitalino obtuvieron asesoría para formalizar el negocio, con un apoyo del programa social de Fomento, Constitución y Fortalecimiento de Empresas Sociales y Solidarias, con el que pagaron los gastos notariales para constituir la cooperativa junto con su madre, Guadalupe Cervantes, su hermano Alejandro, Juan Adrián Alba Pérez y Alejandro Chavira Sevilla, y completaron para adquirir una máquina que produce cinco bolsas de cinco kilogramos de hielo tipo gourmet al día. Se independizaron de la purificadora y se establecieron en un local distinto en San Pedro Atocpan, en la calle Axayácatl.

Conocedor del elemento

Explica que el hielo gourmet, más que en forma de cubo es cilíndrico, parecido a un tapón de corcho de las botellas de champaña; es ideal para coctelería porque no es hueco, es macizo y se derrite más lento en la bebida.

Con un segundo apoyo oficial, el año pasado adquirieron una máquina que produce hasta 25 bolsas de hielo comercial al día. Este tipo es el adecuado para enfriar el agua de sabor o el refresco y en los cafés se utiliza para preparar frappé, porque al ser hueco no desgasta tanto las aspas de la licuadora.

El hielo, eso que otro José, Arcadio Buendía –personaje de Gabriel García Márquez en Cien años de soledad– describió como el gran invento de nuestro tiempo, es para él un producto noble en su fabricación, la automatización de las máquinas le permite dedicar tiempo a sus otras ocupaciones, la equinoterapía, el herraje de caballos y la jardinería, pero sobre todo a la familia y hasta para el descanso, lo que se ajusta a un principio que adoptó de hacer que el dinero trabaje, más que trabajar para el dinero.

José Carlos se asume como orgulloso descendiente de una familia con arraigo en la demarcación, su abuelo, Francisco Chavira Olivos, médico e historiador y cronista de Milpa Alta, fue el último delegado designado en la hoy alcaldía por el primer jefe de Gobierno electo de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas, en 1997.

A su producto buscó también imprimirle identidad milpaltense, con el emblema de la cooperativa que él mismo diseñó: la imagen del volcán Teuhtli encerrado en un círculo y la Luna llena que asciende por uno de sus costados.