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Rumbo a la Rectoría / IV
Soy apolítico; uno tiene que ver por el bien común y saber dialogar

Hay que incrementar la matrícula, no necesariamente en CU

El profesor de asignatura en Contaduría, Derecho e Ingeniería tiene experiencia en alta dirección de empresas multinacionales y veo que hay áreas de oportunidad // Quien quede al frente de la universidad debe ser alguien que no esté polarizado

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▲ El profesor Daniel Trejo Medina, el martes en la explanada de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de septiembre de 2023, p. 17

En los últimos 15 años, Daniel Trejo Medina ha sido profesor de asignatura en las facultades de Contaduría y Administración, así como de Derecho e Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es uno de los 28 mil docentes que sólo cobran por las horas frente a grupo y desde esta trinchera hoy compite por la rectoría junto con otros 16 candidatos.

Está consciente de que no cuenta con la estructura administrativa que favorece a otros aspirantes que son funcionarios o investigadores de la universidad, pero asegura que este proceso no es un concurso de popularidad; sus conocimientos en ingeniería, negocios y administración le permiten –afirma– contender para ser el próximo rector.

Originario de un barrio de El Pedregal, cerca de Ciudad Universitaria, el académico, que imparte 20 horas de clases a la semana, asevera que sus logros como empresario y académico se los debe a la UNAM. Yo soy lo que soy gracias a la universidad. Yo sin ella no soy nada.

En una banca del aula B-003 de la Facultad de Contaduría y Administración en Ciudad Universitaria conversó con La Jornada sobre sus propuestas, acerca del peso político que tiene el jefe nato de la universidad, de la relación con el gobierno federal y de las acciones que emprendería si es designado rector.

–¿Ser profesor de asignatura lo coloca en desventaja frente a los demás aspirantes?

–No me pone en desventaja. Yo estoy todo el día dando clase, entonces estoy muy próximo al sentir de los alumnos, de los maestros de asignatura y de los empleados. Los otros aspirantes son personas con una trayectoria muy buena desde una posición de dirección y eso les da cierta ventaja de una estructura; pueden mover salones, censurar lo que les incomoda, decir qué se puede hacer o no en sus escuelas e incluso destinar auditorios a su conveniencia.

Mi propuesta la trabajé con varios profesores de asignatura y varios administrativos de licenciatura y posgrado, y me dijeron que desde estos sectores de la universidad no suele haber quién se atreva a ser la voz que los represente. Yo lo estoy haciendo y sé que es un tema político ser rector y hay que ser muy centrado, no ser extremista.

–¿Por qué quiere ser rector y no mejor estar en un cargo en la iniciativa privada?

–Tengo 25 años siendo empresario y una de mis empresas ha becado a alumnos de la UNAM. Procuro apoyarlos. Tuve la oportunidad de estar en cargos públicos en dependencias federales de sexenios anteriores, pero no me sentía cómodo, no comulgaba con algunos aspectos.

“Como rector puedo aportar lo que sé, porque tengo experiencia en alta dirección de empresas multinacionales y veo que hay áreas de oportunidad. Hay que cambiar las cosas desde dentro. He visto alumnos que son acosados, denuncian y su queja no procede. Administrativos que hacen mal uso de los recursos y es evidente que se denuncia, pero el órgano interno de control dice que no pasa nada.

Además, soy apolítico, porque no quería que me pintaran de azul o de rojo o de guinda. Uno tiene que ser agnóstico, tiene que ver por el bien común; saber dialogar y exigir lo que es exigible.

Vivir de dar clases

–¿Cómo resolvería el asunto de los salarios de los maestros de asignatura?

–Hay muchos profesores que viven de dar clases. El rector Enrique Graue ha hecho buenos esfuerzos. Cambiar las cosas de manera inmediata sería ilógico y no se puede, pero sí es posible incrementar los sueldos poco a poco o dar apoyos distintos, como capacitación, diplomados o que su familia tenga acceso a deportes y cultura.

Hay que incrementar la matrícula y no necesariamente en CU, tenemos muchas entidades donde podemos crecer. En mi propuesta hablo de un crecimiento mixto: presencial y virtual, ampliar los alumnos en ambos sentidos, porque hay cosas que se pueden hacer a distancia y presencial; lo demostró la pandemia.

Nadie los defiende

–¿Y la violencia de género?

–Este tema es muy importante y hay un área que se dedica a ello, pero 28 por ciento de la población de estudiantes de la universidad que son menores de edad y son acosados o violentados no saben a quién recurrir. Nadie los defiende, no existe un protocolo en la UNAM que atienda el interés superior de la niñez, y eso es una propuesta que tengo.

Los jóvenes de prepa y CCH no saben cómo acercarse a la defensoría; nadie les enseña ni explica; no hay cultura de denuncia verdadera; no es sólo acusar. El proceso legislativo de la universidad se tiene que mejorar. A veces los denunciados tienen contactos en el Tribunal Universitario y mueven todo lo necesario para que no les hagan nada.

Tener operadores

–¿Cómo mejoraría la relación con la 4T?

–Podemos criticar lo que sea, pero el Presidente de México tiene mucha presión y hay que dialogar. Es un tema político. La posición de rector es política más que administrativa y es un diálogo, un acuerdo y tener operadores.

“En la universidad hay muchos grupos de poder, aunque no lo quieran decir. Es necesario hablar con ellos y saber qué es lo que buscan. Muchos de los problemas es falta de diálogo. No encuentran un punto intermedio. No se trata de que tú ganes y yo pierda, sino que los dos ganemos o los dos busquemos una mejor solución, es un tema de diálogo. No hay que polarizar; quien quede como rector debe ser alguien que no esté polarizado.

Hay gente muy capaz, pero para su mala suerte son identificados con un grupo u otro y eso no conviene a la universidad.

–¿Usted no se considera de ningún grupo?

–Yo no soy de ningún grupo, cuando tuve la oportunidad de estar con un partido decidí no hacerlo, hay que ser apolítico.

Injerencias y autonomía

–¿Existen injerencias externas que ponen en riesgo la autonomía?

–Toda la vida ha habido injerencias; de hecho, se tienen detectadas, se sabe quiénes son los grupos, pero la autonomía siempre la vamos a defender, es una parte inherente de la universidad. Su autogobierno se tiene que respetar. No entiendo una universidad sin autonomía, aunque no es una patente para violar derechos humanos.

Hay muchas presiones. Cuando están dentro de un poder en la universidad no hacen ni dicen nada, pero cuando lo pierden critican todo y entonces es una lucha de concertacesiones. Desde Barros Sierra tenemos esas presiones.

El proceso, correcto

–¿Los procesos en la UNAM son democráticos?

–Considero que el proceso es el que dictó nuestra autonomía y hay que respetarlo, pero hay gente que dice que al rector hay que ponerlo a mano alzada, pero si se hace de esta manera hay quienes no cuentan con una infraestructura de una facultad y entonces no pintan para el proceso y no puede ser elegible.

Por eso es que los 15 notables de la Junta de Gobierno son respetables y traen una trayectoria impecable en la academia. Debemos confiar en ellos. Considero que el proceso es el correcto y hay que entender que hay cosas que no son por una democracia de mano alzada.