on la seguridad de que la soberanía energética es el soporte para la industria nacional, podemos decir que el regreso de los trenes es garantía para la recuperación del sistema de transporte y, en general, del incremento del comercio nacional e internacional.
La necesidad de acortar distancias y de agilizar el comercio motivó a las tropas invasoras europeas, desde 1500, a encontrar una ruta para conectar a los océanos divididos por el continente americano. Exploradores de la antigua población local conocían senderos posibles a través de los istmos de Panamá, Nicaragua y Tehuantepec, tres caminos que favorecerían el tránsito de mercancías por estrechos de poco kilometraje.
Siglos después reapareció la necesidad de agilizar el transporte de mercancías de un océano a otro en territorio nacional. Por lo tanto, la posibilidad de realizar una obra que materialice la propuesta presentada como proyecto del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) es considerada en el presupuesto federal.
Los beneficios que trae el uso de los ferrocarriles no se reconocen por parte de la oligarquía nacional. Las agrupaciones de derecha intentan desmentir las afirmaciones del Presidente de la República. Para estos grupos no importa nada que tenga que ver con el avance del país a través de una propuesta de gobierno como el de la 4T.
El beneficio –aunque el transporte de pasajeros no se incluyó como prioridad en el plan inicial– también se reflejará en la movilidad de la población local. Con ello, el dinero circulará, generando un despunte importante para el comercio. Lo que sí queda claro es el beneficio económico para todo el país y, por supuesto, para los estados del sur, específicamente, Oaxaca y Veracruz.
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), además de ser parte de las promesas de campaña, está reactivando la oferta y la demanda de mercancías y se irán aumentando las fuentes de trabajo directamente en las empresas ferrocarrileras, así como en el comercio formal, pero también en el tradicional o informal, como se le quiera llamar.
Los beneficios no son reconocidos por la oposición a la 4T. Las agrupaciones de la derecha intentan desmentir las afirmaciones del Ejecutivo federal en cuanto a la proyección que tendrá el sur del país. Para estos grupos cualquier logro es un invento del gobierno; no obstante, las obras terminadas evidencian su falsedad.
Y, como ya se ha repetido en diversas ocasiones en las conferencias mañaneras, por las redes sociales y en documentos oficiales, la pobreza disminuye porque existen nuevas fuentes de trabajo.
Los más de 100 mil empleos que se han generado con el CIIT potenciarán la industria relacionada con el turismo, la investigación en diversas áreas científicas y otras más. El ambientalismo tendrá un impresionante escenario para ejecutar sus proyectos de estudio.
Con estos proyectos estructurales, como se les ha llamado, la población y la oferta de trabajo ya están creciendo a lo largo de los 200 kilómetros de la zona del istmo. Se beneficiarán, aún más, productores y consumidores desde América del Norte hasta el lejano oriente.
Mientras la crítica neoliberal expone falsos criterios acerca de la obsolescencia del sistema ferroviario, los proyectos del Tren Maya (Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo), del interoceánico de Tehuantepec (Oaxaca y Veracruz) y del Tren Interurbano (CDMX-Toluca) avanzaron de acuerdo con los planes, tanto en su construcción como en la reconstrucción del ferrocarril original de esa zona.
Los resultados pronto se observarán en la economía sana de la región del sur-sureste, si bien se han creado grandes expectativas para la población; de hecho, las fuentes de trabajo ya han beneficiado a más de 100 mil familias.
Las redes ferroviarias se multiplicarán a lo largo de la República para el transporte de pasajeros, ya que son una opción para beneficiarse del bajo costo, de un transporte menos contaminante y más seguro.
El regreso de los trenes a partir del sexenio 2018-2024 es una realidad en el sur del país, por lo pronto.
Twitter: @AntonioGershens