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De la otra ciudad

También manufactura uniformes para vigilantes

En la cooperativa Lilith todo empezó con faldas y dobladillos; hoy visten a miles de estudiantes

Su labor se ha facilitado con el apoyo oficial para emprendedores que ha recibido desde 2019

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▲ La pasión por la costura y la responsabilidad heredadas de su madre han hecho que Norma Amezquita tenga clientes en todos lados y dé empleo a otras 7 personas.Foto Roberto García
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de agosto de 2023, p. 29

El pequeño taller de costura que abrió hace 50 años en una casita de la colonia Segunda Ampliación Santiago Acahualtepec, Iztapalapa, en la que sólo se hacían dobladillos y se confeccionaban faldas escolares de tablitas, se transformó en una fábrica en la que se elaboran uniformes completos, ropa esport y trajes para empresas de seguridad privada, relata Norma Yareli Amezquita, quien es la representante de la cooperativa Surtidos en Confección Lilith.

Desde la talla 2 hasta la 48 se diseñan pantalones, faldas, jumpers, camisas, playeras tipo polo, suéteres, corbatas, moños, blusas y conjuntos deportivos que constan de pants, short, playera cuello redondo y chamarra; al empezar cada ciclo escolar se producen al menos 15 mil uniformes completos para unas 20 instituciones de educación básica y media superior, a las que se suma el trabajo que realizan para algunas guarderías.

En medio del sonido de las máquinas de coser que generan siete integrantes de la cooperativa para sacar los pedidos, Norma explica que es la dedicación, seriedad y puntualidad en la entrega, pero sobre todo la calidad, el servicio al cliente y la innovación en los diseños de los uniformes lo que les ha permitido mantenerse en el mercado y crecer.

Los diseños que confeccionan llegan a escuelas ubicadas en Iztapalapa, Álvaro Obregón, Azcapotzalco, y Cuauhtémoc, además de que se venden en establecimientos de algunos mercados y tianguis.

Este tipo de vestimenta escolar completa se ofrece a los clientes desde 400 y hasta 550 pesos, aunque no se niegan las composturas, como un dobladillo por 10 pesos o un cambio de cierre de pantalón en 25, porque es con lo que empezó el negocio que impulsó su madre.

Lo que se busca es tener relación con la composición de las telas y la calidad, porque actualmente es novedad la prenda deportiva que a la vista es brillante en el exterior, con felpa en interior, que se utiliza en la elaboración de los pants, que en promedio realiza al día 30 juegos conformado por 120 prendas y 150 jumpers, entre otros.

En 2019, Norma tuvo oportunidad de asistir a un curso de economía social y solidaria que la motivó a conformar la cooperativa y tener oportunidad de recibir apoyo de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo del Gobierno de la Ciudad de México por 148 mil pesos.

De las guerreras a las máquinas modernas

Dos años después logró acceder al segundo recurso de fortalecimiento por 120 mil pesos, con lo que creció la fábrica al adquirir una máquina multiagujas, que es una maravilla porque facilita el trabajo, al detallar que permite en un solo proceso la colocación de tres franjas en el pantalón deportivo, por lo que ya no se hace una por una, lo que nos da la posibilidad de hacer más uniformes en un día, pues se ahorra tiempo.

La casa se habilitó como fábrica con el área de corte, costura, serigrafía, secado y empacado, por lo que el reto a corto plazo es realizar el bordado de los escudos que llevan los uniformes y abrir un segundo establecimiento.

Norma aún posee las primeras máquinas de coser que adquirió su madre a crédito hace medio siglo, a las que definió como guerreras, que a pesar de la antigüedad no se desajustan con facilidad y son parte fundamental para sacar el trabajo de las prendas que deben entregar.

La mayor satisfacción de los integrantes de la cooperativa es cuando ven a un niño e identifican que lleva puesto un uniforme de Lilith.

En los próximos días, Norma y su equipo se prepararán para diseñar sudaderas, chamarras, chalecos, bufandas y gorros para la temporada de fin de año.