"La Jornada del Campo"
Número 191 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Agrotóxicos que matan...

Hopelchén, territorio maya devastado por la agroindustria transnacional

Octavio Gaspar Ramírez Investigador Jesús Magdiel García Díaz estudiante de Doctorado Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, A.C. Subsede Noreste

Hopelchén (significado maya: “lugar de los cinco pozos”), municipio ubicado al oriente del Estado de Campeche; territorio dominado por los agronegocios que han introducido los monocultivos transgénicos, especialmente la soja, lo cual ha llevado a una deforestación interminable y sin precedentes. En los últimos 20 años Campeche ha sufrido la deforestación de más de 410 mil ha, el estado más deforestado de México, siendo Hopelchén el municipio más afectado, con una pérdida aproximada de 153 mil ha de cobertura arbórea https://snmf.cnf.gob.mx/deforestacion/, superficie que representa tres veces el territorio de la isla Cozumel. Los principales anfitriones de esta devastación han sido los gobiernos locales y federales que han incentivado a la comunidad extranjera de los menonitas a imponer un modelo de negocio agroindustrial que implica la siembra de semillas no aptas para el tipo de suelo como sorgo y arroz, y los transgénicos maíz y soja (esta última su siembra está prohibida en México), que por consecuencia dan lugar a extensas áreas de monocultivos que exigen la aplicación intensiva e indiscriminada de plaguicidas como el glifosato, un herbicida clasificado como Plaguicida Altamente Peligroso (PAP).

La presencia ambiental de este herbicida ha sido documentada en el estudio realizado por Rendon-von Osten J Environ Res Public Health, 2017. 14 (6) : 595 en el que se reportan concentraciones considerables de glifosato en agua subterránea de comunidades agrícolas así como en agua embotellada extraída de los mismos mantos acuíferos, con valores que violan la normatividad europea para agua de consumo humano; más alarmante aún es que dicho estudio reporta residuos de glifosato en la orina de los pobladores. Las comunidades de Hopelchén han denunciado la perforación imparable e ilegal de pozos de absorción, los cuales constituyen una ruta de contaminación acuática y de exposición crónica a plaguicidas para las personas.

El problema de contaminación no es exclusivo de glifosato, tras un análisis exploratorio de residuos plaguicidas en alimentos de consumo y producción local (papaya, sandía, chile, tomate y maíz nativo) encabezado por los colectivos de comunidades Mayas de los Chenes y Muuch Kambal, denuncian la presencia de hasta 35 residuos de plaguicidas, algunos organofosforados, piretroides, neonicotinoides, pirezoles y otros; siendo papaya, chile y tomate los productos más contaminados (hasta 16 residuos en una muestra); violando estándares internacionales de inocuidad y mas preocupante aun, el 53% de los residuos son Plaguicidas Altamente Peligrosos (datos aun sin publicar). Es de interés particular que entre los residuos encontrados se encuentran los neonicotinoides y el fipronil, también clasificados como PAP, son extremadamente tóxicos para las abejas y son responsables de su mortandad en territorio nacional. La mortandad masiva de abejas es otro problema que la agroindustria le suma a las comunidades indígenas mayas que por decenas de años han convivido con la apicultura. Los apicultores señalan que, hasta hace 14 años, con 20 a 25 colmenas recolectaban más de 200 L de miel, ahora no es posible juntar ni la mitad. Especialmente, la meliponicultura es una práctica cultural, económica y social desarrollada por los mayas antes de la colonización y que ahora está en vías de desaparición (Pat 2018. Estudios de cultura maya LII: 227-254).

Por otro lado, carecemos de datos epidemio-toxicológicos que definan la situación de salud pública en Hopelchén. Lo reportado en este artículo es de la poca información que encontramos públicamente, sin embargo, basta con recorrer presencialmente este municipio para sentar testimonio propio de lo violentado que ha sido nuestro territorio maya, los daños a la salud humana, la pérdida de la soberanía y la seguridad alimentaria, también las prácticas ancestrales y armónicas con la naturaleza, la economía local, los saberes medicinales, la biodiversidad de flora y fauna, las áreas naturales protegidas, la riqueza biocultural, y en especial, la pérdida de la identidad, de ser un territorio maya a ser un territorio menonita donde imperan las grandes transnacionales de transgénicos y plaguicidas. Un territorio olvidado por los gobiernos, pero en el que la lucha y la resistencia comunitaria cada vez cobra más fuerza bajo la esperanza que algún día habrá justicia en beneficio de las comunidades severamente afectadas.

Los autores reconocen y agradecen la colaboración del Colectivo Maya de los Chenes y Muuch Kambal en la elaboración de este manuscrito. •