a principal misión, al conducir la política nacional de salud, consiste en garantizar el equilibrio entre la prevención perdurable y la curación resolutiva. Establecer un nuevo régimen sanitario en 2024-2030 exige fortalecer este equilibrio con innovación en atención primaria a la salud (APS) y mejora simultánea de la atención clínica.
En el marco de la fragmentación sectorial y el desfinanciamiento crónico, el cambio sobre el saldo neoliberal ha resultado complejo. Preservarlo, atendiendo las precisas demandas ciudadanas reclama estrategias alternativas que consoliden un mejor estado de salud poblacional, mejora efectiva en todos los servicios y gobernanza sectorial.
Finalizando la primera etapa 4T, la prioridad primero los pobres
generó un efecto sectorial desigual. Nació la federalización para brindar atención médica a la población sin seguridad social, pero no hubo mejora en los servicios médicos de la que cuenta con seguridad social. Este desenlace debe ser atendido inmediatamente por el gobierno entrante.
La federalización 2022-24 improvisó más atención médica sin detonar las potencialidades de la atención primaria. Tarea urgente del nuevo gobierno es activarla y seguir dotando de servicios médicos a la población sin seguridad social, pero mejorando ¡ya! la atención clínica de los grupos cubiertos, garantizando equipos bien remunerados, abasto e insumos. El gobierno entrante debe depurar y profundizar esa primera improvisación proyectándola, con innovación, hacia un auténtico nuevo régimen sanitario de atención primaria para desinflar la demanda de servicios y elevar la calidad de su atención.
Con información del Inegi (Cuenta Satélite 2021), se confirma que el nuevo gobierno debe mantener la prioridad de incrementar el financiamiento sectorial, pues de él depende mejorar efectivamente la prestación de servicios; también, reforzar el gasto en administración pública de la salud
, porque, bajo adecuada rectoría se traduce en más inversión pública alejando el gasto de las familias en servicios privados poco regulados.
El modelo de atención MAS-Bienestar (publicado en 2022) es un documento ecléctico, más del salubrismo clásico y la salud colectiva que de atención primaria a la salud, que ordena difusamente los diferentes tramos de responsabilidad político/administrativas y que queda lejos del desafío de la federalización.
Por su impacto en la misión de la política de salud, es evidente que el nuevo gobierno debe reabrir el debate sobre el modelo necesario para ampliar cobertura en poblaciones semiurbanas y urbanas para así integrar adecuadamente la atención primaria en este aspecto, conformando –con acción comunitaria– comités sanitarios para elaborar diagnósticos locales, detonando la promoción/prevención de la salud para operar sobre el primer nivel de atención, diseñando distritos y redes integradas de servicios.
Ese modelo necesario también debe mejorar el corazón de la atención clínica moderna, la relación médico-paciente, y fortalecer el humanitarismo en la malla curricular de la enseñanza médica, vinculándose con el modelo de formación de recursos (Universidad Benito Juárez y Universidad de la Salud).
Toda vez que la prioridad es la ausencia de enfermedad, no sólo su atención –que también debe ser siempre debidamente brindada, para materializar toda esta mejora–, es indispensable contar con documentos-propuesta en cuatro áreas que determinan esa mejor atención: política farmaceútica, abasto de medicamentos/dispositivos médicos, vacunas; sector asegurador y sistemas de información en salud. El desafío es ofrecer un servicio de calidad para todos, especialmente para los que menos tienen.
Gran pendiente del nuevo gobierno es el capítulo laboral de la federalización. ¿Cuánto se ahorró el Estado ubicando a los trabajadores del OPD-IMSS-B en el Apartado B del artículo 123 constitucional? Con esa localización, al culminar el sexenio quedarán en el escalón salarial comparativo más bajo del sector, con pérdidas netas de entre 13 y 36 por ciento respecto de los profesionales de la secretaría del ramo. El lugar estratégico de los equipos en el proceso de producción del servicio aguarda que el nuevo gobierno llegue con una visión sustancialmente diferente y se ocupe del gran pendiente de manera inmediata.
Ese nuevo gobierno deberá también diseñar un esquema equilibrado para consolidar la participación complementaria bien regulada del sector privado en la prestación de servicios que, con innovación, preserve la rectoría del Estado y beneficie a todas de las grandes instituciones nacionales: Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores del Estado, Secretaría de Salud, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina, Instituto de Salud para el Bienestar, e instituciones estatales de salud y seguridad social.
El gran desafío sectorial para el gobierno entrante consiste en establecer los cómos de esta agenda con la participación de todos los actores involucrados.
* UAM-X