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El excepcional trabajo de Joy Laville debe ser reconocido y apreciado

El MAM dedica a la pintora de origen británico la retrospectiva El silencio y la eternidad, en su centenario natal // Concluye en octubre

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Mujer reclinada con selva.Foto cortesía del recinto
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de agosto de 2023, p. 3

Joy Laville, como muchos migrantes en el mundo, llegó a México con casi nada, pero con sus propios sueños; tenía la intención de estudiar arte y hacerse pintora, recordó Trevor Rowe, hijo de la artista a la que el Museo de Arte Moderno (MAM) dedica la exposición El silencio y la eternidad con motivo del centenario de su natalicio.

Mujeres en reposo, la envolvente presencia del mar, desnudos femeninos y vasijas con flores habitan sus lienzos de tonos malvas, azules, verdes y rosados que caracterizaron su paleta.

En su exploración de lo figurativo hizo un cuestionamiento de corte existencial e introspectivo; sus desnudos parecen deshacer y construir el mundo al mismo tiempo, con espacios de aparente serenidad que generan inquietud y atmósferas de sentimientos de nostalgia, señaló la curadora Brenda Caro en un recorrido guiado por la exhibición.

Agrupadas en cuatro ejes temáticos, se exhiben 89 piezas de pintura, grabado y escultura que abarcan 59 años de trabajo. En la muestra, con cocuraduría de Carlos Segoviano y Lucía Peñalosa, 37 de las obras son inéditas. La vista de los jardines del Bosque de Chapultepec y el Monumento a los Niños Héroes desde los ventanales de la sala se unen a los paisajes de tonalidades pastel. Un tanto peculiar en el colorido destaca el cuadro Tres desnudos y escalera, en rojos y grises, con el que ganó un premio en la exposición Confrontación 66, obra que forma parte del acervo del MAM.

Una persona cesa de existir hasta que la gente ya no piensa en uno, alguna vez dijo a su hijo la pintora, escultora y grabadora, quien después de un siglo de su nacimiento en el Reino Unido, y al inaugurarse ayer la muestra retrospectiva, sigue existiendo, afirmó en la ceremonia de apertura. En su vida profesional no sólo se valió de su talento, sino de su disciplina casi de fierro, pintaba cada día, mañana y tarde. El resultado es este legado.

Rowe recordó que aquellos primeros años, después de llegar a nuestro país en 1956, no fueron fáciles. Los domingos venían en autobús desde San Miguel Allende para que su madre pusiera en el parque Sullivan su puestito de pintura para tratar de vender su obra. Nacida el 8 de septiembre en 1923 en la Isla de Wight, en el sur de Inglaterra, fue en México donde encontró su vida emocional y profesional, además de conocer a su futuro marido, el escritor Jorge Ibargüengoitia.

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▲ Dos visitantes del MAM observan una de las pinturas que forman parte de la exposición.Foto José Antonio López

Aviones sobrevuelan en algunas de las pinturas, naves que se volvieron recurrentes después del accidente en el que murió el autor de Los relámpagos de agosto, en 1983, con quien compartió su vida y a quien conoció en San Miguel de Allende a mediados de los años 60. La pintura fue un acto para transformar su duelo.

Natalia Pollak, directora del museo, detalló que la anterior exposición individual de la artista fue una amplia retrospectiva en 2004, hace 19 años. Ella aún pudo presenciarla, pues falleció el 13 de abril de 2018, en Cuernavaca, Morelos. Su excepcional trabajo en el contexto nacional merece ser reconocido y apreciado, destacó.

En el contexto de su centenario de nacimiento se podrá apreciar la singularidad de su trabajo en la exposición sin orden cronológico, que se centra en la compleja carga existencialista de su pintura y en sus espacios silenciosos, que revelan una reflexión sobre la condición humana.

Lucina Jiménez, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), afirmó que Laville se inspiró en el paisaje nacional y fue capaz de encontrar una sutileza en la forma y el color: Le debemos haberse vuelto mexicana. Adelantó que las conmemoraciones del centenario, que se cumple el 8 de septiembre, serán motivo de actividades en el Museo de la Estampa, el Estudio Diego Rivera y en el Ex Teresa Arte Actual, para hacer que renazca con las posibilidades de enriquecer nuestras miradas y maneras de vibrar.

Enseguida, Marina Núñez, subsecretaria de Cultura federal, hizo la declaratoria inaugural de Joy Laville: El silencio y la eternidad. Ella no sólo nos muestra siluetas de color; también nos trae un ambiente muy especial de tranquilidad, quizás un poco nostálgico, expresó.

La muestra en la sala Gamboa del MAM (Paseo de la Reforma y Gandhi) concluirá el 29 de octubre.