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Hamlin entrena sin límites tras paro respiratorio
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de agosto de 2023, p. a12

Nueva York., De las miles de emociones que atravesaron la mente de Damar Hamlin mientras se ponía las hombreras para practicar por primera vez en el campo de entrenamiento, la que finalmente ganó fue la alegría.

El defensivo de 25 años, egresado de la Universidad de Pittsburgh, regresó a los entrenamientos sin restricciones con los Bills de Búffalo, luego de sufrir el 2 de enero pasado un paro respiratorio después de conectar una tacleada con el receptor abierto de los Bengalíes de Cincinnati, Tee Higgings.

Posterior a eso, el profundo con el dorsal número 3 se levantó, dio pasos tambaleantes y se desvaneció en el campo.

Los médicos tuvieron que darle atención de urgencia sobre el terreno de juego para poder resucitarlo, después fue trasladado al hospital donde permaneció intubado y con respirador artificial, reportado en estado crítico, de acuerdo al cuerpo médico. El pasado 9 de enero fue dado de alta y emprendió un largo proceso de recuperación.

Ayer, en una de las historias que paralizaron el mundo del deporte, el joven atleta regresó entre ovaciones a disfrutar del futbol americano.

Tomé la decisión de jugar, pero estoy procesando mil emociones. Mientras tu fe sea más fuerte que tu miedo, puedes superar cualquier cosa. Ese es el mensaje que quiero transmitir al mundo, mencionó Hamlin durante la práctica con su equipo.

Aunque al profundo de los Bills se le autorizó comenzar a entrenar a mediados de abril, lo hizo con un casco y pantalones cortos en la sesión de primavera con sus compañeros, y en los primeros cuatro días del campamento de entrenamiento, sin recibir tacleadas ni derribos durante las sesiones.

Pero la magnitud de lo que significa que Hamlin se ponga las hombreras no pasó inadvertida, dado que fue la primera vez que portó el uniforme desde lo ocurrido en Cincinnati.

En su regreso, el mayor contacto de Hamlin se produjo en la jugada final de la sesión, cuando evitó un bloqueo para abrirse camino y ayudar a un compañero a detener al ala cerrada, Quintin Morris, quien se perfilaba a anotar.

Ese primer pequeño momento de contacto sólo me hizo sentirme vivo. La sensación fue inigualable, dijo con una amplia sonrisa.